En concreto, son once las regiones italianas que han pedido ya el reconocimiento de estado de emergencia debido a la situación en la que han quedado tras las inundaciones y los deslizamientos que han producido las fuertes lluvias. Por ello, el ministro también ha adelantado la posibilidad de presentar la petición de activación del Fondo de Solidaridad de la Unión Europea para las catástrofes naturales.
La borrasca ha azotado con especial crueldad Sicilia, donde el desbordamiento de un río se llevó por delante una vivienda con diez personas de la misma familia dentro, de los cuales nueve han fallecido. Entre las víctimas, dos niños de tres años, un pequeño de uno y un adolescente de 15. Otras tres personas perdieron la vida en la isla. A ellas, hay que sumar otras 18 en diversos puntos del país.
A esto hay que añadir los daños medioambientales, ya que se calcula que 14 millones de árboles han sido arrancados. Entre las consecuencias destaca que se necesitará un siglo para ver en pie hectáreas de coníferas en la región de Trentino y Veneto. Asimismo, los bosques en los Alpes Dolomitas han sufrido, según los expertos, los efectos de un terremoto.
“Harán falta cuatro o cinco años para limpiar los bosques de este desastre. Se habla de unos cuatro millones de ejemplares quebrados. Es un golpe mortal para el ecosistema, esto cambiará el clima local. Por no hablar de los daños económicos”, ha afirmado la teniente coronel de la Guardia Forestal, Paola Favero, a La Stampa. El pavimento, además, ha vivido un envejecimiento similar a unos 20 años.
El ministro italiano de Infraestructuras ya ha anunciado el nombramiento de un comisario extraordinario para gestionar la emergencia y la convocatoria para final de semana de un consejo de ministros extraordinario. Mientras tanto, el temporal no da tregua y la alerta roja se mantiene en el sur del país.