Los manifestantes toman un edificio público, desde la calle llega una ráfaga de disparos y estalla el pánico. Una mujer está tendida en el suelo, inmóvil. Ha resultado gravemente herida en la cabeza. Otros opositores también han sido alcanzados. Ha ocurrido en el centro del país. Mientras tanto, en Kiev, se organizan para otra noche de guerra con cócteles molotov y adoquines arrancados del suelo. Las llamas no se apagan en Maidan, la devastación es total con miles de manifestantes y antidisturbios preparados para el cuerpo a cuerpo. Una cadena de fuego ha separado a ambos bandos durante toda la madrugada, hasta los tanques que han intentado atravesarla han terminado abrasados. El intento de desalojo ha terminado en un baño de sangre, el peor en la historia reciente de Ucrania, con al menos 26 muertos y cientos de heridos. Un manifestante es alcanzado por un disparo de origen incierto y cae abatido, otra víctima más. El país se desangra sin que haya diálogo entre gobierno y oposición. Sin que nadie parezca capaz de detener esta espiral violenta.