Salud mental

'Waiting mode': qué le está pasando a tu hijo con TDAH cuando se desencadena, según los expertos

Niña con TDAH entra en 'waiting mode'
Niña con TDAH entra en 'waiting mode'. Getty Images
Compartir

En clase, en casa, en medio de una actividad… de repente, un niño que hasta ese momento respondía, participaba o jugaba, deja de hacerlo. No molesta, no se altera, pero tampoco parece estar allí. Es como si su mente se hubiese desconectado del entorno sin previo aviso. Este estado, que muchos padres y docentes reconocen haber visto de cerca, sin ni siquiera saber ponerle nombre, se conoce como ‘waiting mode’ o “modo espera”, y está empezando a ser objeto de atención por parte de expertos en neurodesarrollo.

Desde la Universitat Oberta de Catalunya han puesto palabras y contexto a este fenómeno frecuente en menores con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), autismo o dislexia. De esta forma, el “modo espera” aparece cuando el sistema cognitivo del niño colapsa por una sobrecarga, independientemente del origen de esta. Puede estar motivada por estrés emocional, exigencia mental, falta de recompensa o una percepción anticipada del fracaso. “Se produce una desconexión temporal en la que el niño no responde, no actúa ni verbaliza, como si su cerebro se hubiese apagado para protegerse”, explica Sylvie Pérez, psicopedagoga y profesora de la UOC.

PUEDE INTERESARTE

Lo más llamativo es que no hay estallido. No hay gritos, ni llanto, ni rabieta. Solo una ausencia sorda que llegar a puede durar varios minutos y pasar desapercibida si no se sabe reconocer en el momento.

Un fenómeno poco conocido, pero cada vez más frecuente

Los expertos coinciden en que este “apagón” es especialmente común entre niños con TDAH, un trastorno que, según cifras actuales, afecta a entre el 3% y el 7% de los menores en España. A escala global, la prevalencia se sitúa en torno al 5,29%, según estudios publicados en el British Journal of Psychiatry. El fenómeno también aparece en niños con trastorno del espectro autista, y en este caso afecta a uno de cada 36 menores en EE. UU., y al 1% de los niños españoles, según datos del CDC y el Ministerio de Sanidad, respectivamente.

PUEDE INTERESARTE
Un niño cansado, en clase

Lo relevante, sin embargo, no son solo las cifras, sino su superposición: hasta el 70% de los casos de autismo presentan también síntomas de TDAH, lo que complica aún más la detección de estados como el “waiting mode” del que estamos hablando.

En este contexto, lo que ocurre en la mente del niño durante estos episodios es una desconexión total: deja de atender lo que pasa a su alrededor, no responde a órdenes sencillas, pierde completamente el hilo de lo que estaba haciendo y entra en un estado de inercia del que no puede salir solo. No es que no quiera abandonar el “waiting mode”, aunque a veces se pudiera llegar a interpretar este extremo, sino que no puede. A esto se une que en muchas ocasiones, el menor tampoco sabe explicar qué le ha pasado tras sufrir este tipo de episodios.

Qué hacer (y qué no hacer) cuando tu hijo entra en “modo espera”

La primera clave, subrayan los especialistas, es reconocerlo a tiempo. Un niño que deja de participar de forma abrupta, que permanece callado y “ausente” tras un momento de estrés o exigencia, puede estar en modo espera. En este tipo de situaciones regañarlo, exigirle respuesta a nuestras demandas o presionarlo, solo sirve para alargar el episodio aún más. En muchas ocasiones el niño se autorregula, pero si el estado persiste, conviene ayudarle.

Los profesionales y expertos recomiendan intervenir desde la comprensión, con estrategias como dar tiempo, usar un tono calmado, reducir estímulos y, sobre todo, evitar que se acumulen nuevas tareas. Hay que comenzar con una instrucción clara y concreta, y seguir pequeños pasos. Se debe reconectar con el pequeño, dándole objetivos sencillos, ofreciendo opciones o introduciendo pausas con propósito.

Una niña fija mirando hacia el exterior

 El objetivo es ayudarle a reconectar progresivamente, no forzarlo a responder de inmediato. También se puede contribuir a que este ‘waiting mode’ aparecezca con menor frecuencia con ciertas estrategias preventivas: fraccionar las tareas en pasos cortos, establecer rutinas previsibles, ofrecer descansos, y proporcionar recompensas claras y motivadoras.

El gran reto es que estos episodios a menudo no son evidentes, y no se aprecian tanto como debería. Al fin y al cabo se trata de niños que, de repente, no interrumpen, no escandalizan, no llaman la atención. Pero están ahí. Y pueden afectar al rendimiento académico, la autoestima y la convivencia en el aula o en casa si no se gestionan con sensibilidad y herramientas adecuadas.

Al final, el “waiting mode” es una forma de decir basta. Es una protesta muda. Un grito silencioso que exige comprensión antes que corrección. Detectarlo, entenderlo y actuar con empatía puede marcar una diferencia real en la vida de muchos niños que hoy simplemente “se apagan” sin que nadie lo note.