'Ser cabeza de turco': este es el origen medieval (y muy injusto) de esta expresión que usamos frecuentemente

A veces usamos expresiones que sabemos lo que quieren decir, pero no tenemos ni idea de su origen
De dónde viene la expresión 'poner los cuernos'
MadridResulta curioso como en ocasiones nos encontramos definiendo una expresión de la que no estamos seguros del origen con otra que también empleamos habitualmente y de la que tampoco tenemos del todo claro de dónde viene. Es lo que sucede con ‘ser cabeza de turco’, muy empleada en español y que normalmente equiparamos a otras como ‘ser chivo expiatorio’.
Esta semejanza puede ser suficiente para muchas personas, quienes no conocen una expresión pueden encontrar sus respuestas en la otra, sobre todo si es una que sí que emplean habitualmente. No obstante, por si existen dudas, ‘ser cabeza de turco’ se emplea, tal y como recoge la Real Academia Española, para hablar de una “persona a quien se achacan todas las culpas para eximir a otras”.
Esto no quiere decir que la persona que reciba las culpas sea inocente y esté siendo culpado injustamente, sino que al rehacer toda la responsabilidad sobre él o ella, el resto pueden quedarse tranquilos, se dejan de buscar responsables porque ya existe esta persona, este ‘cabeza de turco’.
Es una expresión que empleamos habitualmente, la usamos al hablar y también la vemos en textos, novelas o noticias de actualidad, incluso, sin embargo, son pocas las ocasiones en las que nos paramos a analizar el origen de la misma y por qué se habla de cabezas y de turcos en concreto, una referencia que, si nos paramos a pensar y analizar con una mirada más actual, no parece ser demasiado adecuado hacer.
'Ser cabeza de turco': este es el origen medieval de esta expresión
El origen de esta expresión lo encontramos en la historia pasada de nuestro país, en concreto con la relación que tenía con el Imperio Otomano. “La cristiandad de los países ribereños del Mediterráneo vivió durante casi tres siglos aterrorizada por la amenaza militar del Imperio otomano, que en España e Italia era conocido precisamente como 'el turco'”, explica el doctor en Historia Antigua Nicanor Gómez Villegas en un artículo del Instituto Cervantes, tal y como recogen en El Mundo.
Era un enemigo al que acabaron achacando todas las culpas, desgracias y males que ocurrían y por eso la expresión se emplea para designar a ese inocente (en la mayoría de los casos) que carga con la culpa de lo que sucede. Además, recuerda una antigua tradición, la de lancear un muñeco de madera con una cabeza que representaba al sultán de Constantinopla, algo que se considera más una leyenda, pues el doctor recuerda que no hay pruebas suficientes para probar su veracidad.
No es la única explicación, Alberto Buitrago en el Diccionario de dichos y frases hechas, aporta también su teoría, basada en los conflictos entre europeos y turcos en los siglos XIV y XVII. “Era frecuente que, cuando se capturaban prisioneros turcos, se les cortaran las cabezas y se ensartaran en lanzas o se colgaran en los palos de los barcos para increparlas y someterlas a todo tipo de humillaciones”, una explicación que recogen también en el citado medio.

