Cataluña se prepara para una nueva oleada de coronavirus y separará a los contagiados con los pacientes afectados con otras dolencia. El departamento catalán de Salud construirá, antes de fin de año, media docena de anexos en hospitales, entre ellos el Moisés Broggi de Sant Joan Despí, Pere Virgili de Barcelona, Arnau de Vilanova de Lleida, Can Ruti de Badalona y Bellvitge en L'Hospitalet, ante una previsible segunda ola de la COVID-19.
El director del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), Adrià Comella ha dicho que Salud ya ha invertido 1.300 millones de euros por la COVID y que a final de año la cifra será de unos 2.000 millones. Estos equipamientos junto a los hospitales también podrán utilizarse "para otros usos después", ha explicado Comella en en TV3.
En ese sentido, subrayó que ahora la sanidad pública catalana tiene camas de críticos, respiradores y EPI: "tenemos respiradores suficientes y material hasta que llegue la vacuna".
Comella recordó que 260 sanitarios se han ofrecido voluntarios para ayudar en el Segrià, ha señalado que el CatSalut debe ahora recuperar la actividad y espera que los casos más graves -cánceres y coronarios- ya estén actualizados en septiembre.
Ha señalado que están intentando que no se tenga que volver a confinar a toda la población para "mantener el delicado equilibrio entre sanidad y economía, pero si se ha de ir a un confinamiento total, porque se pierde el control pues no habrá más remedio que hacerlo, aunque hay herramientas para confinamientos más selectivos de personas más vulnerables".