Sí, el otoño tiene la culpa de que tengas más sueño: te decimos por qué

Nica Cero 22/09/2017 15:50

Al igual que la primavera provoca una serie de alteraciones en nuestro cuerpo, el otoño, en menor medida, también nos exige una adaptación al cambio de estación. La bajada de temperaturas, el inicio de las lluvias y los días más cortos hacen que nos sintamos más cansados y con más sueño. Algo lógico ya que "la temperatura y la luz ambiental son factores decisorios en la calidad y cantidad de sueño", nos explica la doctora Sandra Giménez, miembro de la Sociedad Española de Sueño (SES).

Primer problema: hay una hora más de sueño

De hecho, se ha podido comprobar que nuestras necesidades de sueño dependen principalmente del fotoperiodo, es decir, del número de horas de oscuridad al que estamos expuestos. "Mientras en invierno (donde hay unas 14 horas de oscuridad) dormiríamos un promedio teórico de 8,5 horas, en verano, con 8 horas de oscuridad, dormiríamos una media de 7,5 horas", expone Giménez.

Sin embargo, no hay que olvidar que vivimos en un mundo condicionado por la luz eléctrica, que determina de manera decisiva las horas que dormimos, "ocasionando habitualmente una privación crónica del sueño", añade la doctora.

Segundo: dormimos más profundamente

En este sentido, no es de extrañar que "en otoño, con ambientes térmicos más suaves y con menor radiación solar, se alcancen mayores niveles de sueño profundo", revela la experta. Esta sería la razón por la que tendríamos más sueño durante esta estación, ya que nuestra temperatura corporal depende en gran medida de la temperatura ambiental, por lo que las temperaturas extremas, muy frías o muy calurosas, perturban nuestro sueño y no son las condiciones ideales para dormir.

Tercero: las temperaturas propician las ganitas de dormir

Además, ese gesto que nos da tanto 'gustito' en otoño como es arroparnos también nos ayuda a conciliar mejor el sueño. Según Sandra Giménez, "al arroparnos incrementamos nuestra temperatura periférica, por ejemplo en los pies, pero disminuye nuestra temperatura interna, proceso que facilita la conciliación y el mantenimiento del sueño".

Solución: descansa una media de 7-8 horas de sueño

Para sentirnos bien al despertar, "tendríamos que dormir lo necesario, sin que existieran grandes diferencias entre los días de la semana y el fin de semana", aconseja Giménez.

En horas, "la media se sitúa en torno a las 7-8 horas, pero existen variaciones de duración determinadas genéticamente, que hace que algunas personas necesiten más horas para estar bien y otras, con menos horas, estén recuperados", expresa.

Extra: elige dormir de noche (aunque sobra decirlo)

En cuanto a si es mejor dormir de noche o de día, la especialista lo tiene claro: la noche se hizo para dormir, y tiene una explicación científica. "Durante el sueño nocturno tenemos los ritmos de temperatura, neurotransmisores y de metabolismo óptimos para mantener funciones específicas imprescindibles para poder mantener una buena vigilia, que no pueden suceder durante un sueño diurno. Además, durante el día, existen otros factores externos como la luz solar o el ruido ambiental que interfieren para conciliar el sueño", concluye la doctora de la Sociedad Española de Sueño.

Así que aprovecha ahora que el otoño te ofrece las mejores condiciones para conseguir unos placenteros dulces sueños.