Proporciones e ingredientes: ¿cuáles son las diferencias entre gazpacho y el salmorejo?

  • Aunque sus ingredientes son similares, las recetas de gazpacho y salmorejo son muy distintas

  • La materia prima es clave: los ingredientes como el tomate o el aceite de oliva marcarán la diferencia

Nada mejor que un buen gazpacho o un delicioso salmorejo para combatir las altas temperaturas y mantenernos nutridos e hidratados este verano. En ambos casos, ingredientes como el tomate y el aceite de oliva marcarán diferencia entre un plato 'pasable' y un verdadero manjar que, pase lo que pase, siempre tendrá un lugar privilegiado en nuestras mesas.

Y es que ambas recetas, puramente mediterráneas, lo tienen todo: ingredientes frescos y saludables (servidos sin cocinar), un aporte de nutrientes enorme y equilibrado, un precio difícil de mejorar (algo clave en tiempos de inflación elevada) y un toque de ligereza para nuestros estómagos en tiempos en los que tendemos a abusar de fritos y elaboraciones pesadas, así como a consumir alguna copa de más. Si quieres mejorar tus dotes culinarias y regalarte las mejores versiones de ambas recetas este verano (y en cualquier momento del año), toma nota de las diferencias entre gazpacho y salmorejo.

Diferencias entre gazpacho y el salmorejo

Empecemos por el gazpacho, la opción más refrescante porque, para muchos, se convierte en un verdadero sustituto del agua durante los meses de calor. Su receta tradicional cuenta con pequeñas variaciones en función de la zona geográfica en la que lo preparemos, y a cada cuál le gusta darle su toque personal: a algunos no les gusta nada el sabor que le aporta el pepino, otros prefieren una menor o mayor dosis de pimiento o de ajo… Hay quienes añaden cebolla o pimiento rojo, aunque los más puristas rechazan utilizar estos ingredientes. En cualquier caso, la lista de ingredientes del gazpacho tradicional está relativamente clara:

  • Un kilo de tomate.
  • Un pimiento verde italiano
  • Un pepino.
  • Dos dientes de ajo.
  • 50 mililitros de aceite de oliva virgen extra.
  • 50 gramos de pan de hogaza duro.
  • 250 mililitros de agua (el equivalente a un vaso).
  • 5 gramos de sal 5.
  • 30 mililitros de vinagre de Jerez.

Para preparar tu gazpacho bastará con trocear todos los ingredientes y añadir el aceite de oliva, el agua y el vinagre, triturando todo a continuación en una batidora de vaso. Aunque hay quienes prefieren pelar los tomates y el pimiento antes de triturar la mezcla, otros aseguran que no es necesario, ya que luego se debe pasar el gazpacho por un colador.

Se calcula que son necesarios unos cuatro minutos de batidora para que la textura del gazpacho sea perfecta, una regla que también se aplica si utilizas un robot de cocina, aunque en este caso puedes seguir las indicaciones del fabricante para este tipo de plato. El siguiente paso, si queremos que quede lo más fino posible, consiste en pasar el gazpacho por un colador para eliminar todos los posibles restos de piel.

Además, es muy importante que el gazpacho se sirva bien frío: antes de consumirlo debe pasar al menos un par de horas en la nevera. Evita la tentación de utilizar hielo para enfriarlo: el resultado será aguar la mezcla y hacer que pierda su textura y sabor.

En cuanto a la receta del salmorejo, sus ingredientes principales son similares, pero el resultado final es muy distinto: se trata de una crema más espesa, que se sirve fría y que cuenta con una mayor proporción de pan, precisamente para espesarlo. Además, suele acompañarse con huevo duro y jamón serrano picado para darle el toque final. Para preparar un salmorejo cordobés tradicional necesitarás:

  • 1 kilo de tomate.
  • 200 gramos de pan de hogaza.
  • 150 mililitros de aceite de oliva virgen extra 
  • Un diente de ajo (opcional) 
  • Sal al gusto

Puedes prepararlo triturando todos los ingredientes de una vez y colando el resultado para evitar restos de piel de tomate o grumos que estropeen su textura, que debe ser fina y homogénea. Otra opción consiste en triturar primero los tomates (quitando sus partes duras) y cubrir el pan con esta mezcla para que se ablande. A continuación, tritura esta mezcla (junto con el diente de ajo, si te gusta) y, como toque final, añade el aceite y la sal, volviendo a triturarlo todo durante el tiempo necesario para que la textura sea perfecta. Si fuera necesario, puedes colar el salmorejo. Ya solo falta enfriarlo y servirlo acompañado del huevo y el jamón.