Estos son los riesgos de tomar agua fría después de hacer deporte

Hay pocos placeres mejores que tomar un buen trago de agua fría después de hacer una intensa actividad deportiva. Ese es el momento en el que la sed se apodera de nuestro organismo y este solicita a gritos beber e hidratarse. Y claro está, teniendo en cuenta la temperatura corporal y el sofoco, ingerir agua fría es mucho más agradable que tomarla templada.

Sin embargo, hay especialistas que consideran un peligro lanzarse con los brazos abiertos a beber agua muy fría, ya que eso puede suponer un riesgo para la salud.

¿Por qué puede ser peligroso?

Entre los argumentos de que beber agua fría después de hacer ejercicio es peligroso, hay que mencionar los siguientes: 

  • Posible corte de digestión. Dado el calor al que está sometido el cuerpo por el esfuerzo, sobre todo en los meses de verano cuando las temperaturas se disparan, el contraste podría provocar un descenso de las pulsaciones y, como consecuencia, provocar un corte de digestión. Este efecto es conocido como hidrocución y viene dado por la alteración del ritmo cardiaco. Es el mismo que se da cuando nos tiramos al agua fría y hace mucho calor en el exterior. No obstante, en el caso de beber agua las posibilidades de que ocurra son menores.
  • Menor efectividad. Aunque no sea un riesgo como tal, está comprobado que la ingesta de agua menos fría y en pequeños sorbos ayuda a tener una mejor hidratación, algo esencial cuando se ha realizado una intensa actividad deportiva. De hecho, durante la práctica es recomendable beber agua para que el cuerpo no se deshidrate y pierda efectividad. 
  • Se necesitan minerales. Como hemos visto, beber agua muy fría puede impedir una correcta hidratación e incluso un cierto malestar por culpa de un posible corte de digestión. Pero a eso hemos de unirle el hecho de que no aporta todas las sustancias que el cuerpo ha perdido haciendo deporte. Por lo tanto, es recomendable unir otras bebidas que proporcionen esos elementos que permitirán una correcta recuperación –de lo contrario se puede dar el caso de sufrir calambres e incluso mareos–.

No es peligroso

Por otro lado, también hay opiniones encontradas sobre los riesgos de beber agua fría después de hacer deporte o cuando tenemos mucho calor. Más allá de que no sea tan eficaz ingerir agua a temperaturas muy bajas por lo que ya hemos comentado, no debería suponer un peligro para nuestro organismo, más allá de que duela la garganta en ese momento debido a la frialdad.

De ser así, durante el verano, habría mucha gente acalorada que terminaría pasándolo realmente mal cuando tomara helados o bebidas muy frías. No obstante, a pesar de que no resulte peligroso para el organismo, conviene atender a las recomendaciones de los especialistas a la hora de hidratarse correctamente después de hacer un esfuerzo físico.

“La hidratación en el deporte realmente debe empezar 1 o 2 horas antes del ejercicio, tomando unos 500 ml. Luego, beber unos 100-200 cl. cada 15 o 20 minutos mientras hacemos ejercicio, y por último, unos 1,5 litros por cada kilo perdido después de haber acabado. Hay que tener cuidado al beber durante el ejercicio; lo más recomendable es tomar sorbos pequeños y regulares, pero no durante momentos de hiperventilación, porque justo en esos momentos el oxígeno es lo más importante para nuestro cuerpo”, explica Nicole Tauser en el artículo “La importancia de la hidratación en el deporte” publicado por la UNIR.