La boda entre Guillermo y Catalina bate récords con más de un millón reunido en Londres

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 29/04/2011 19:07

Si las cifras habían preparado ya terreno en las jornadas previas al enlace, para el que se preveía una audiencia de más de 2.000 millones de espectadores en todo el mundo, su desarrollo no defraudó ni a los miles que acamparon a lo largo de la ruta por la que circuló el cortejo real, ni a los millones que la siguieron, tanto en las 5.500 fiestas organizadas expresamente en las islas, como a los 1.900 asistentes en la Abadía de Westminster y a los millones que la siguieron a lo largo del planeta.

La empatía que la pareja había logrado establecer desde el anuncio de su compromiso el 16 de noviembre se hizo patente en un país donde un inamovible 80 por ciento de la población está de acuerdo con la institución de la Monarquía. Como consecuencia, una expectación que era máxima desbordó todas las previsiones oficiales sin que, por ello, se produjesen incidentes, gracias a la actuación de más de 5.000 agentes de Policía, 900 de ellos en la ruta real.

Poco más de un centenar de personas fueron detenidas por altercados menores y el veredicto generalizado en una era de globalización, en la que las nuevas tecnologías someten a escrutinio hasta el último detalle, se dio el aprobado con nota al evento. Kate Middleton, que pasa a ser conocida popularmente como la Princesa Catherine, a pesar de que su título oficial, por competencia directa de la Reina, es el de Duquesa de Cambridge, era la máxima atracción de la jornada antes incluso de abandonar el exclusivo hotel londinense de Goring, desde el que partió del brazo de su padre para pasar a formar parte del exclusivo círculo de la realeza europea.

Sin embargo, su aparición con un traje de Alexander McQueen, diseñado por la directora creativa de la firma, Sarah Burton, tras la muerte del diseñador, elevó a la calificación máxima un evento en el que todo estuvo medido al milímetro, con la supervisión constante de la pareja. La novia contaba con todos los detalles, incluyendo una tiara de Cartier que data de 1936, prestada especialmente por la Reina para la ocasión, mientras que su marido optó por el uniforme militar del máximo rango que ostenta, el de coronel de las Guardias Irlandesas. RSO