Ha perdido 15 kilos y está en tratamiento psicológico. La pesadilla de Christian como monitor de pilates comenzó al tiempo que su cambio de sexo. Explica que recibió "humillaciones, vejaciones" e insultos como "culo gordo". Dos alumnas no lo aceptaron aunque llevaba trabajando tres años.
La empresa le redujo el horario de 23 a 7 horas semanales y le trasladó. La empresa alega que no le han despedido y el ayuntamiento, que los cursos han finalizado. Pero todavía se impartían cuando a Christian le empeoraron sus condiciones.