Una de las pruebas que presentó la defensa es un correo electrónico de la mujer que imprimió el hombre, y que posteriormente olvidó en la farmacia que regenta, según indica Heraldo. Además, los correspondientes análisis informáticos revelaron que el condenado accedió a la cuenta desde varios dispositivos, de los que era dueño.
Esta no es la primera ocasión en la que un tribunal condena a este farmacéutico. El pasado marzo, la Audiencia Provincial de Zaragoza le impuso una pena de cinco años y medio de cárcel y una multa de 1.800 euros por malgastar a conciencia las ganancias procedentes de su farmacia, para arruinar a su por entonces mujer.
De la misma forma le obligó a indemnizar a su suegro con 150.207 euros por no devolver un préstamo, así como pagar 82.161 euros a un banco por vender un coche de leasing del que no pagó las cuotas.