Miles de niños sufren en su piel el acoso escolar: una exclusión silenciosa, una humillación constante y un terror invencible. La mitad asegura haber sido insultado y uno de cada cuatro ha sufrido golpes físicos, según datos de Save the Children. Es la historia de Mateo, un adolescente acosado durante meses reconvertido ahora en mediador como sus compañeras. Ejemplos de que cada vez se encuentran más valientes. Porque se ha pasado del pacto de silencio del chivato al valiente que denuncia a gritos una situación injusta. Compañeros, profesores y padres también deben ayudar a borrar de la escuela el miedo.