Las avispas asiáticas o velutinas están generando un estado de alerta en los últimos años en diversas zonas de España, ya que se han producido muertes debido a su picadura y además causan serios problemas medioambientales, suponiendo un verdadero quebradero de cabeza para los apicultores.
La picadura de la avispa asiática no es más peligrosa que la de las especies autóctonas, si bien el problema llega cuando la persona es alérgica. Para saber diferenciarla de las avispas normales la Guardia Civil ha publicado en Twitter una infografía elaborada por el Ayuntamiento de Gijón muy ilustrativa.
Aunque su aspecto es similar, la principal diferencia está en su tamaño. La velutina puede llegar a los 3 centímetros de largo en las obreras y los 4,5 en las reinas, lo que supone entre uno y dos centímetros más que la avispa común. Asimismo, la avispa asiática tiene un color más oscuro. De hecho, su abdomen es marrón en vez de amarillo y su tórax es completamente negro, a diferencia del de la avispa común (amarillo y negro) y del avispón (negro con una franja marrón).
La franja situada en los dos primeros segmentos de abdomen, que marca el final del tórax, es la pista definitiva para identificarla, pues la asiática tiene una franja delgada y amarilla. Las seis patas de la velutina son oscuras, pero poseen una terminación amarilla que las diferencia de otras especies. Son completamente amarillas en las avispas comunes y marrones o rojizas en el avispón europeo.
Si vemos una avispa asiática, lo más recomendable es mantener la calma y no hacer movimientos bruscos. Aunque esta especie no es agresiva a más de cinco metros del nido, su picadura es muy dolorosa debido al tamaño de su aguijón, acorde a su envergadura. Sus avisperos son de color blanquecino y del tamaño de una naranja. Si encontramos uno debemos llamar al servicio de emergencias #112 para su eliminación.