El volcán de La Palma entra en una fase de estabilidad aunque los científicos no creen que anuncie su final

La erupción del volcán de La Palma cumple hoy 52 días de actividad ininterrumpida mientras los científicos discuten si las señales que emiten indican un final próximo. Los datos de emisiones de lava, cenizas y gases apuntan a cambios en su proceso eruptivo, algo a lo que hay que sumar la disminución del tremor volcánico y la sismicidad, pero los especialistas creen que no es posible afirmar que la erupción esté llegando a su fin.

Los palmeros miran con inquietud al volcán con la esperanza de que se apague pronto y puedan empezar a recuperar su isla y su vida. Delante de ellos está la imponente montaña de lava que en algunos puntos supera los 40 metros de altura y que ha modificado ya para siempre el perfil de La Palma.

Los científicos no ven signos de que el volcán de La Palma vaya a apagarse

Pero los especialistas avisan de que no es posible saber en qué momento el volcán de Cumbre Vieja se apagará porque los indicios de que esto pueda pasar en poco tiempo no son consistentes.

Informaciones sobre la procedencia más o menos profunda de la lava o la disminución de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera son indicativos de que algo está cambiando en el interior del volcán, pero no de que la erupción esté llegando a su fin.

Tampoco convence a los especialistas la disminución del tremor volcánico o el descenso en el número de terremotos en capas profundas de la isla. Desde el Pevolca o el Instituto Geográfico Nacional aseguran que estos son elementos en contínuo cambio y que no es posible deducir de ellos un final próximo para la erupción.