Un guardia civil siguió al presunto delincuente: “La placa delantera (del vehículo) no se veía bien; estaba borrosa. Observé que la trasera también la llevaba tapada o pintada de color blanco”, relata ahora el agente, David Montblanc, contando qué fue lo que le llevó a permanecer agazapado, observando al sospechoso en una gasolinera. “Llevaba una gorra gris, ropa oscura, llevaba el cuello subido… y la verdad es que hacía bastante calor”.

Cuando el delincuente está repostando sus movimientos terminaron por delatarle: “Cogió un objeto negro, se lo guardó y lo escondió”. “En ese momento no sabía si era una pistola, un arma de fuego…” cuenta, indicando que el individuo volvió a entrar en el establecimiento.

En ese momento estaba a punto de intentar el robo a punta de cuchillo, pero la intuición del agente no falló: “Vi muy claro que podía cometer el atraco e intenté evitarlo a toda costa. Le abrí yo la chaqueta incluso para que el no pudiese tocarlo, y soy yo el que le sacó el arma dejándola fuera”.

Era un cuchillo carnicero de 30 centímetros, y además “llevaba un par de bridas de color negro para maniatar al tendero”.