Tras la polémica que ha acompañado su elección, ha recalcado este viernes que la "única motivación" que le ha impulsado es servir a Cataluña, y ahora quiere hacerlo desde el Senado, y se propone personalmente contribuir a su reforma para convertirla en una auténtica cámara territorial como la alemana.
Ha indicado que mantendrá su oficina de expresidente aunque reitera que va a renunciar a su nómina como exmandatario catalán.
Montilla ha indicado que debería ser normal que un expresidente pueda continuar su trayectoria política, y más teniendo en cuenta si no está en edad de jubilarse, como es su caso.
Así, ha indicado que en Italia, los expresidentes de la República pasan a ser senadores cuando se retiran, y ha recordado que en Francia, el expresidente de la República, Valéry Giscard d'Estaing, presidió luego un consejo regional y se presentó en unas primarias para ser alcalde de Clermont-Ferrand.
Ha asegurado que, en cualquier caso, va a seguir totalmente comprometido con Cataluña, con su "máximo nivel de autogobierno" y con la defensa de una España federal.
"Defiendo una reforma del Senado", y la va a tratar de impulsar, pese a que se oponga el PP, que tiene una amplísima mayoría en la cámara.
Ha indicado que no se ha planteado la posibilidad de ser portavoz del grupo de la Entesa en el Senado, ni tampoco ser miembro de la mesa de esta cámara, y también se ha puesto a disposición de la nueva dirección del partido, en la que no estará.
Según Montilla, desde su nueva posición, tratará de hacer "pedagogía" sobre la realidad catalana, y ha asegurado que, al dejar en dos semanas la primera secretaría del PSC, podrá ejercer aún más de expresidente de la Generalitat.
Al preguntársele sobre el congreso del partido y quién debe liderar el nuevo PSC, Montilla ha dicho que él tiene sus preferencias, pero que en cualquier caso, no las hará públicas, ya que "rompería el papel que un primer secretario saliente debe tener".