Así se ha pronunciado en una audiencia con los prelados nombrados recientemente que participan en el congreso promovido por la Congregación para los Obispos y por la Congregación para las Iglesias Orientales.
Por otro lado, les ha pedido que estén "atentos" para no caer en el espíritu del "carrerismo" ni en una "psicología de príncipes". Por el contrario, según ha indicado, los obispos deben realizar su servicio con humildad, austeridad y esencialidad.
Asimismo, les ha exhortado a ser "maestros y educadores" del pueblo, sobre todo "con el testimonio concreto de vida" ya que el anuncio de la fe implica "adecuar la vida a lo que se enseña" de forma que "misión y vida son inseparables".
En esta línea, ha citado las palabras de San Pedro --"alimentar el rebaño de Dios que os ha sido confiado"-- y ha recordado su llamada a ser pastores no de sí mismos sino del Señor para "servirlo hasta dar la vida como Cristo".
De este modo, les ha pedido que acojan "con generosidad" a todos los hombres y mujeres que encontrarán en las parroquias y en cada comunidad, y que compartan con los fieles sus "alegrías y esperanzas, dificultades y sufrimientos, como hermanos y amigos, pero aún más como padres que son capaces de escuchar, comprender, ayudar y orientar".
Finalmente, Francisco ha recordado que los sacerdotes "son los más cercanos al obispo, indispensables colaboradores" a los que se puede solicitar consejo y ayuda y ha destacado "que una de las primeras tareas que tienen es el cuidado espiritual del presbiterio" pero sin olvidarse de las necesidades humanas de ningún sacerdote, sobre todo en los momentos más delicados e importantes.