Parolin quiere una diplomacia vaticana "humana" y centra su prioridad en la transformación misionaria de la Iglesia

EUROPA PRESS 17/01/2014 15:08

Parolin, en el cargo desde septiembre de 2013 en sustitución de Tarcisio Bertone, ha reflexionado sobre la nueva misión de la diplomacia vaticana en el contexto internacional. "Me doy cuenta --ha afirmado-- de que se trata de un servicio muy comprometido, muy exigente y lleno de responsabilidad".

Por otro lado, el secretario de Estado Vaticano, que será creado cardenal en el consistorio del próximo 22 de abril, ha dicho que, aunque "a veces puede parecer que los llamamientos del Papa no encuentren una respuesta inmediata, en realidad, hay una gran deseo de bien, y una gran esfuerzo por construir la paz en el mundo".

Parolin se ha referido a los principios fundamentales que tienen que estar en la base de toda diplomacia. En este sentido ha subrayado que tiene que ser "humana" y "poner al centro a la persona".

"El Papa Francisco nos empuja a considerar esta centralidad de la persona humana no de manera abstracta, sino en cada persona en concreto, que tiene que estar en el centro de nuestra acción, especialmente los pobres, los marginados, los débiles, aquellos que son más vulnerables, las personas que no tienen voz", ha señalado.

Para el secretario de Estado del Vaticano, la diplomacia es "diálogo" y debe estar "orientada al encuentro". Además del encuentro, Parolin ha destacado que la "solidaridad" y la "preocupación por el sufrimiento de los demás" son también dos cualidades propias del ejercicio diplomático.

Así, ha indicado que el Papa sigue denunciando la "cultura de la indiferencia" que "no tiene en cuenta el sufrimiento ajeno". "El principio de la diplomacia es el amor humano, es la atención a la persona, el amor a todo ser humano", ha agregado.

Respecto al papel específico de la diplomacia pontifica, el Secretario de Estado ha destacado que es su "deber". Para Parolin, uno de los principales desafíos hoy en día es que "las diferencias, ya sean políticas, culturales o religiosas, no se conviertan en motivo de conflicto y lucha, sino de enriquecimiento mutuo". Por eso, ha dicho que la principal la tarea de la diplomacia "es encontrar la manera de enriquecerse de cada singular diversidad".