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Blatter anuncia en 2010 se anuncia que Qatar celebrará el Mundial. La sorpresa es mayúscula. Y las sospechas se suceden. La batalla por la guerra por el liderazgo de la FIFA se vuelve insoportable desde entonces, pero en el momento clave, en mayo de 2011, Mohammed bin Hammam no opta acusado de sobornos. Él lo justifica señalando que no quiere ver a la FIFA arrastrada por el fango.
Las investigaciones de la Comisión Ética de la FIFA se suceden hasta que en 2013 decide que no hay nada imputable en las adjudicaciones de los Mundiales de 2018 y 2022. Este último, el de Qatar, en el centro de la diana. Parece que todo se ha calmado, pero no. En 2015, catorce funcionarios de la FIFA son arrestados por acusaciones de corrupción sistemática.
A Blatter se le insta a renunciar, a pesar de no estar implicado, pero es nuevamente reelegido como presidente de la FIFA en mayo de 2015. Pero un mes después renuncia incapaz de soportar la presión. Las investigaciones suizas no paran y señalan a Blatter y Platini. La unidad de investigaciones del comité de ética de la FIFA presenta el informe final del caso y solicita que el presidente de la UEFA, Michel Platini, esté vetado de por vida. Gianni Infantino se convirtió en el noveno presidente de la FIFA después de ser elegido en Zúrich y promete "restaurar una nueva era".
Platini renuncia a la presidencia de la UEFA. Y Gianni Infantino se convierte en el noveno presidente de la FIFA después de ser elegido en Zúrich y promete "restaurar una nueva era" al organismo rector del fútbol mundial. Y ahora ha sido detenido acusado de supuestas irregularidades en la concesión del Mundial a Qatar. Todo vuelve al inicio.
No ha habido en la historia un Mundial tan polémico como el de Qatar y a tenor de las operaciones a su alrededor motivos había para ello. “Si usted ve mi cara cuando abrí el sobre (por el que el país qatarí fue nombrado organizador del campeonato), reflejaba que yo no era el hombre más feliz al decir que era Qatar. Definitivamente no", llegó a declarar Blatter en una entrevista con el FT. En ella apuntaba a EEUU como la sombra tras las investigaciones en su contra.
La primera polémica se centró en celebrar un mundial en Qatar dadas las temperaturas. La salud de los propios jugadores estaba en entredicho. La solución fue celebrar un mundial en invierno. Todos los expertos consideraban que Qatar buscaba limpiar la imagen del país al celebrar un evento de esta magnitud, no en vano, la cultura futbolística es reciente. Los fichajes de estrellas de las ligas europeas fueron un paso más en esa dirección. La FIFA expresa su preocupación por el impacto del calor en los jugadores, ya que el clima de Qatar , desértico con temperaturas muy altas de entre 37 grados por la tarde y 31 a última hora. Podría ser perjudicial para los jugadores.
No solo las circunstancias ambientales suscitaron importantes críticas, también el modo en el que se estaban construyendo las infraestructuras. Para que las instalaciones estuvieron a punto para 2022 las condiciones de los trabajadores estaban siendo inhumanas. Es lo que destacaba Amnistía Internacional (AI) en un informe en el que denunciaba que los trabajadores inmigrantes que se ocupan de las obras del Estadio Internacional Jalifa, eran sometidos a "abusos sistemáticos", entre ellos "ser objeto de trabajos forzosos durante incontables horas", retención de pasaporte y "prohibición de abandonar el país".
El informe, 'El lado feo de un juego bonito: Explotación en una sede del Mundial de Qatar 2022', denunciaba el alojamiento precario de los obreros, el impago de sus salarios durante meses, su obligación de pagar tasas elevadas (entre 600 y 4000 euros al mes) y las amenazas a todo aquel que se atreviera a denunciar la situación. Qué hacía la FIFA ante semejante situación. El informe también contestaba a esa pregunta: la FIFA se está mostrando indiferente.
La International Trade Union Confederation (ITUC), destacaba que más de 1.500 obreros habían muerto ya en la construcción de las obras y pronosticaba que esa cifra podía llegar a los 4.000 antes de la inauguración del Mundial. Giano Infantino, presidente de la FIFA tras el adiós de un Blatter anegado por la corrupción tuvo que anunciar la puesta en marcha de un comité que controlara que las condiciones laborales fueran dignas. Hasta el gobierno qatarí impulsó el cambio de la legislación laboral. El presupuesto, dedicado a las canchas de fútbol y a las instalaciones, vale alrededor de seis billones de dólares.
Sunday Times metió el dedo en la llaga al destacar que los organizadores del torneo quebrantaron en 2010 la normativa de la FIFA con una campaña secreta de ‘operaciones negras’ para sabotear al resto de candidaturas para celebrar el Mundial. Según las informaciones desveladas por este medio, una firma de relaciones públicas y ex agentes de la CIA fueron contratados para crear falsa propaganda en Estados Unidos y Australia, candidatas al Mundial de 2022. Al estilo de lo que se produjo luego en distintas campañas electorales se propagó la idea de que la población no quería el Mundial en esos países.