Busquen donde quieran. Sólo en España verán partidos de fútbol entre semana a las 22h30, sólo aquí se encuentra mesa en un restaurante a las 11h00. Ése, ése es nuestro modelo. Empezamos a ser así en el franquismo, tras la Guerra Civil. Para fomentar el pluriempleo cuando la mujer sólo trabajaba en casa, se inventó aquello de la jornada partida. Comida en casa con siesta y luego a seguir trabajando hasta muy tarde. Y ahí nos hemos quedado, pensando que es por culpa de un gen español. ¿Sabían, en fin, que dormimos 53 minutos menos que en el resto de Europa? ¿Y que eso afecta a la productividad, al estrés, al absentismo y al fracaso escolar? Pues podemos empezar a cambiar muy pronto: en marzo mismamente. No adelantando la hora. Y recuperando por fin nuestro huso horario, el británico.