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Lo que ocurrió la noche en la que Esther López despareció sigue siendo una incógnita. Continúa la investigación, mientras avanza el análisis de su cuerpo. Hasta ahora ha trascendido que tiene signos de violencia internos, que no son determinantes. Tampoco está claro si murió en la cuneta o fue trasladada hasta allí. Los forenses siguen trabajando para resolver si la muerte de la joven de Traspinedo fue homicida o accidental.
En Valladolid se siguen esperando nuevos datos de la autopsia al cuerpo de Esther López.
Los traumatismos que el forense no vio a simple vista son internos y los ha visto un TAC. Eso golpes no explicarían la muerte y habrá que esperar al resto de análisis toxicológicos para saber qué pasó y si fue una muerte violenta homicida o accidental.
El cuerpo de Esther López estaba boca abajo, helado como la hierba que lo rodeaba por las bajas temperaturas, con el abrigo puesto y la ropa sucia.
Analizan las fibras de la ropa por si pueden indicar que proceden, por ejemplo, del maletero de un coche.
Los vecinos creen que tuvieron que trasladar el cuerpo horas antes. Aunque es cierto que, las batidas se hicieron en dirección contraria, hacia el río no hacia el pueblo.
La aparición de la mochila de Esther López con el móvil hacen complicada la tesis de que un asesino dejara allí su cuerpo con tantas pistas. Gracias al teléfono de la joven de Traspinedo sabrán donde estuvo hasta las seis de la mañana que se apagó.
Los investigados, sus amigos Carlos y Óscar, dicen que estuvieron con ella hasta que se bajó del coche en La Maña, a 300 metros porque ellos se iban a dormir y viven cerca. Esther pudo caer camino de su casa pero también pudo morir antes y su cuerpo pudo ser abandonado para tener una coartada.