Lydia Lozano, a Rosa Benito: "¿Por una risa soy tan mala compañera?"

telecinco.es 27/09/2013 18:31

Todo empezó con una carcajada, la de Lydia Lozano cuando Mariñas decía: “De quien estamos hasta el gorro es de Chayo”. Rosa Benito veía estas imágenes desde plató y no podía evitar su enfado, afirmaba que tendría que dar la razón a quienes la califican como “mala compañera” y explicaba que, en su risa veía “mala leche y mucha maldad”. Pero no fue la única, Kiko Hernández reprochaba a Lydia que cierto día en el Deluxe, alguien le pilló diciendo a un invitado lo que tenía que decirle a Kiko para darle caña, algo que para él es “una cerdada”. También Mila Ximénez, que recordaba que, cada vez que ha vneido un nuevo compañero a atacarle, nunca ha recibido la defensa de su compañera.

24 horas después, Lydia Lozano regresaba al plató. El programa ponía las imágenes de los reproches de sus compañeros y ellos mismos, durante el sumario, decían a Lydia lo que tenían pendiente. Ella, desde esa misma sala, respondía dando gracias a todos los que le apoyaron a través de Twitter.

Minutos después, Paz pidió que los colaboradores abandonaran el plató para que Lydia Lozano entrara. Dos sillas rojas, una para la presentadora y otra para la colaboradora, esperaban y, frente a ellas, cuatro vacías para cada uno de los colaboradores. Lydia llegaba y decía estar tranquila y relajada, había salido la noche anterior y encontró mucho apoyo: “Da gusto encontrarte a compañeros de toda la vida y me dijeron que yo era muy buena compañera y me dio subidón”.

Lydia Lozano se enfrenta a Rosa Benito

“No voy a pedir perdón porque la risa fue por cómo lo dijo, que no por lo que dijo”, comenzaba a decir Lydia Lozano. Reiteraba que cuando Mariñas pronunció ese comentario le preguntó. “¿Se te ha ido la olla?”, porque coincidirían en ‘¡Qué tiempo tan feliz!’: “¿Por una risa soy tan mala compañera? ¡Por Dios! Creo que no puede tener ninguna queja de mí, precisamente Rosa no”.

Poco después, entraba Rosa Benito a plató y le espetaba: “Yo aquí he sufrido mucho por todo lo que se dice de mis hijos, cuando dijo Jesús eso me dolió la risa tuya y es lo que dije yo, vi la misma risa que cuando te dicen lo de la negra”. Las colaboradoras se vieron de repente inmersas en un cruce de palabras sobre sus respectivos maridos: “La diferencia entre que tu marido es personaje y mi marido no es que no ha pasado por la puerta de Telecinco”, le espetaba a Rosa.

Kiko Hernández, a Lydia: “Eso no se hace con un amigo”

Anes de que kiko Hernández entrara en plató, Lydia Lozano quería explicar sus palabras. Kiko le acusaba de incitar a un invitado a darle caña y ella explicaba en qué términos se produjo esa conversación afirmando que era cierto, pero con un matiz: “A Pepe Ortega le conozco hace mucho tiempo, cuando vino a plató, toda la información se la pasa a Kiko (cosa que me parece fenomenal pero siempre digo si se la pasas a un compañero no me la pases a mí). Pepe le pasa toda la información y me dice: ‘¡Jo Kiko que ha dicho no sé qué!’; y le digo: “a mí me lo va a contar, díselo a la cara ¿No le has pasado toda la información? Pues dale caña a Kiko tú. Eso fue”.

Kiko entraba entonces a plató y la matización de Lydia no hacía sino reafirmarle. El colaborador le explicaba que a pesar de sus enfrentamientos, siempre le ha apoyado tanto en público como en privado: “Tú incitas, animas, oye vamos a tener espectáculo, eso no se hace con un amigo, eso me parece de una cerdada… no tienes que hacer eso con un compañero".

Pero también le decía que, en el fondo, le tiene aprecio: “En el fondo te quiero, en el fondo te aprecio ¿Que me parece una cerdada lo que has hecho? Pero…”; “Me llamaste cerda”, le interrumpía Lydia; “Y lo eres. En el fondo, muy en el fondo, después de once años ¿No puedo quererte?”

El cara a cara de Mila Ximénez

Mila entraba en plató y criticaba la actitud de su compañera: “Me he dado cuenta que tienes una vida hacia fuera, tu vida es el espectáculo, hoy no te puedes sentir una víctima porque te han preparado un espectáculo, eres la estrella invitada y vas a salir muy bien, nosotros los figurantes vamos a quedar como unos cerdos”, le decía. La colaboradora le pedía que tuviera el mismo comportamiento que tiene con sus compañeros como con los que vienen a atacarles. Lydia se defendía: “¿Qué digo? ¿Qué estuve llorando? Claro es que no paras de llorar, si a paz le digo que me quedé toda la noche en casa... Dices que hago esto por espectáculo, aquí falté un día y me llamasteis cobarde, que no paraba de llorar… anoche salí porque me apetecía. Que salgo porque salgo, si me quedo en mi casa estoy llorando, pues sí, estuve llorando”.

El cara a cara de Kiko Matamoros

El último en llegar fue Kiko Matamoros, estaba molesto porque Lydia Lozano, un día que él no estaba, le reprochó que él también lloró en un plató, entre otras cosas. “Me pareces una farsa de los pies a la cabeza”, empezaba a decirle; “Respeto tu opinión”, decía Lydia; “No la respetes, si pudiera decir lo que pienso de ti no te parecería respetable”, replicaba de nuevo Matamoros. Matamoros decía estar harto del modo de actuar de Lydia: “Estoy saturado por no decir otra cosa de tu doble juego, de tu mentira”. Por otro lado le pedía que tuviera “la dignidad” de decir públicamente lo que de sus compañeros dice “en privado” y añadía: “Me gustaría que tuvieras la dignidad y la decencia de contar tantas cosas que has tenido calladas que los demás hemos silenciado”. Y es que para él, las palabras de Lydia fueron una “coz” dada “de la manera más cobarde y más torpe” y le decía: “si me quieres de enemigo me vas a tener”.

Además, Matamoros citaba un ejemplo de lo que de él ha dicho: “Dijiste que tenía a mi madre abandonada en un chalet en la sierra, tuviste la indecencia de decir eso”; “si tu madre vivía al lado de mi casa”; replicaba Lydia; “en ningún caso ni abandonada ni nada. Me trae sin cuidado. Me lo han contado tres como me puedo creer muchas cosas que he vivido y no me las tiene que contar nadie”, decía de nuevo Kiko.

Sin embargo, Lydia lo desmentía todo: “Es mentira lo de su madre empezando por ahí”. Además, explicaba que si pasaba una mala tarde y luego se veía con sus amigos, hablaban de lo sucedido: “Cuando he pasado un tarde mala aquí, si yo voy a cenar y mis amigos me dicen que qué fuerte lo que ha pasado ¿Qué voy a decir? ¿Qué buenos sois? Pues yo me desahogo”.