“Cuando cumplí de 18 decidí que quería saber un poco de mi origen, de mi padre, conocer todo”, explica José Daniel Arellán y narraba que fue al lugar de trabajo de Alfonso, padre de Carlos Baute: “No quería tratar el tema allí pero me invitó a su casa y yo encantado, tenía una ilusión increíble”.
Finalmente, el manager del cantante se habría puesto en contacto con él y le citaron en su apartamento. “Al llegar me registraron para ver si tenía una grabadora, me pareció humillante”, narraba José Daniel pero apuntaba que olvidó ese episodio. Explicaba que estuvo con Baute, charlaron, le preguntó por su pasado, por lo que quería hacer en el futuro y también por su madre: “Le dije que le había marcado mucho y que no había podido rehacer su vida”.
“Me puso una serie de condiciones, me dijo me iba a ayudar pero quería mantenerme fuera de los medios” y añadía que le pidió que no se dedicara a la música. “Yo rompí a llorar tenía un cúmulo de sentimientos, tenía pensado decirle cosas y no me salieron las palabras”, continuaba diciendo José Daniel y apuntaba que el cantante le abrazó y le dijo que le iba a ayudar, “pero eso se quedó ahí”.
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Jorge Javier Vázquez le preguntaba si era cierto que le ofreció 200.000 dólares y una casa en Caracas y Daniel asentía: “Fue por medio de un abogado, sí, pero eso se quedó allí. Acepté, pero con la condición de que mantuviésemos contacto”.
José Daniel afirma tener una sentencia en la que se dicta que el cantante es su padre. Afirma que él se sometió a una prueba de ADN pero no el cantante, al igual que habría sucedido cuando lo solicitó el tribunal. Ahora, le pide judicialmente una pensión de 900 euros mientras duren sus estudios de ingeniería informática así como 90.000 en concepto de daños morales.
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