Para Carmen Borrego, la noche de su reaparición tras someterse a un cambio estético radical fue “muy dura”. Salió toda la tensión acumulada en los 14 días de esperar para ver su nueva cara y sufrió una especie de ataque de pánico: “me dio una crisis nerviosa, estaba en una sala con un calor terrible y el doctor me dijo que no podía sudar, llegó un momento en que perdí la cabeza”.