Matamoros se sincera como nunca sobre sus hijos y dice de Irene: “Espero que algún día me perdone en la medida de lo posible”

Diego Matamoros cargó una vez más contra Makoke y contra su padre y Kiko ha intentado tomárselo con ironía: "No me gusta cómo viste, parece mentira que sea hijo mío", ha dicho el colaborador. Pero el sarcasmo se ha acabado pronto y, ante las llamadas de la audiencia, Kiko ha confesado cuánto le afecta: “Que tu hijo te clave puñales, que haga negocio de pisotearte… no sé si la gente lo creerá pero he sufrido con esto lo que no está escrito, no ha habido día que no me haya ido a la cama sin pensar en la situación con mis hijos”, ha dicho y se ha callado cuando estaba a punto de romperse.

Y es que no solo es difícil la relación con Diego sino que también tuvo conflictos mediáticos con Laura y un distanciamiento con sus otras dos hijas fuera de cámaras, sobre todo con Irene, ya que cuando se separó de su primera mujer ella era bebé. Para él, esto es una "herida casi cicatrizada" pero que tendrá "toda la vida" y este es "el peor recuerdo que puedes tener".

Pero ¿En qué punto está su relación con los cuatro? Kiko ve "absolutamente imposible" una reconciliación con Diego porque cree que no tiene voluntad para que las cosas se arreglen, pero cuenta que su relación con Laura es "excelente" y le hace muy feliz estar con su nieto Matías.

Además, nos ha confesado que ha habido un acercamiento con su hija mayor y su gesto tierno lo decía todo: "Tendré que llegar a entenderme con ella porque es tan burra como yo, bueno bastante más, en el fondo nos echamos los dos de menos".

Parece que más difícil es con Irene, dado que no ha convivido con ella. Reconoce que tiene mucha responsabilidad en el hecho de no haberla visto crecer de cerca y ahora tiene 20 años, pero espera que llegue el día en que puedan hablar honestamente: "No es que vayamos a recuperar el tiempo perdido porque es imposible, pero espero que por los menos intentemos reconocernos y, en la medida de lo posible, que me perdone", ha dicho a punto de llorar.