La tecnología ha revolucionado completamente la forma de comportarnos entre los individuos y en consecuencia, también en sociedad. Nuestra forma de pensar y ver el mundo difiere mucho de décadas atrás gracias a los avances tecnológicos en campos como la informática, la fotografía, la física, la química o la medicina entre otros.
Las tecnologías están presentes continuamente en nuestro día a día. Cuando cogemos el metro, o el tren para irnos a trabajar, al enviar un correo electrónico en nuestro puesto de trabajo o para poner el despertador en nuestros smartphones hacemos uso de distintas tecnologías. Por tanto, a pesar de que siempre existen riesgos en su uso y se deben emplear de manera responsable, el impacto de estas en nuestra vida cotidiana es muy positivo.
Otro factor que ha modificado nuestra vida cotidiana es la interconectividad. Se ha quebrantado el paradigma espacio-tiempo posibilitando la difusión de información e ideas de manera global. Somos capaces de comunicarnos con cualquier persona del mundo independientemente de donde se encuentre.
Los ordenadores, tablets, pizarras digitales, y en general, los dispositivos tecnológicos, han transformado la calidad de la educación, posibilitando un aprendizaje más sencillo y estimulante para los alumnos. En la sanidad los avances digitales permiten la observación digital de nuestro cuerpo y la reconstrucción 3D favoreciendo las intervenciones quirúrgicas.
Asimismo, el entretenimiento es un área que ha avanzado notablemente gracias a las tecnologías, videojuegos, realidad virtual y relojes tecnológicos fomentan el tiempo de desconexión y diversión. Todos estos dispositivos también benefician la cohesión familiar, de tal modo que padres e hijos pueden disfrutar conjuntamente de la tecnología y mejorar la comunicación entre los miembros de la familia.