Lo primero que ha dicho Adriana es que se siente “muy identificada” con el caso de la menor de Alicante, aunque está segura de que en el informe toxicológico “no habrá restos de escopolamina” (burundanga). “El positivo es irrefutable, pero el negativo no quiere decir que esa droga no haya estado ahí”, ha dicho con contundencia.
Ella, que ingirió esta sustancia engañada, nos ha contado la fatídica noche en la que un hombre marroquí – universitario y “con muy buen aspecto”- la agredió sexualmente sin que pudiera defenderse:
“Él nos llevó a una amiga y a mí a un lugar donde ponían copas “muy especiales”. Eso fue lo que dijo. Nos trajo las bebidas ya serviditas – luego supe que en ese bar se daba burundanga – y a los 30 segundos ya estaba sumisa, hace efecto inmediato. Al igual que la joven de Callosa, yo también pude hablar. Estaba inconsciente y luego consciente y recuerdo que le dije: “Para, por favor, que me haces daño”.
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