Caso Juana Rivas

Las prohibiciones que la jueza ha puesto a Juana Rivas y Francesco Arcuri en la entrega de su hijo menor el próximo viernes

Las prohibiciones que la jueza ha puesto a Juana Rivas y Francesco Arcuri. Informativos Telecinco
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Ante el caos que supuso la entrega del hijo menor de Juana Rivas a su padre, finalmente se pospuso ayer hasta el próximo viernes. Este miércoles, los abogados de ambas partes, han estado con la jueza que ha cambiado la forma en la que el niño va a ser entregado a su padre para intentar proteger al menor.

La entrega sigue adelante, aunque la abogada de Juan Rivas pone, de alguna manera, en duda que se vaya a producir Patricia Vázquez ha explicado desde el punto donde se produjo el intercambio, más detalles sobre la decisión de la jueza.

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"Los abogados de Juana Rivas mantienen la esperanza de que la jueza escuche al menor, quien ya ayer expresaba su deseo de no volver a Italia junto a su padre. Por eso apelan a ese informe que la jueza deberá mandarles en las próximas horas sobre lo ocurrido ayer dentro del punto de encuentro familiar. En cualquier caso, en la reunión mantenida esta mañana, la jueza les ha prohibido expresamente a ambas partes, hacer público los detalles sobre la hora y el lugar en el que tendrá lugar esa esa entrega que deberá realizarse en un lugar privado, alejado de la atención mediática para proteger la intimidad del menor".

Bajo la cámara, los abogados de Juana siguen peleando para que se escuche a su hijo ganar tiempo antes del juicio en el que es testigo y víctima: "Si el menor se niega, la jueza ha dicho claramente que no se puede ni utilizar la violencia ni las coacciones para llevárselo", explica María Martos, abogada de la madre. Ponen en duda la entrega que está fijada, pero será blindada y ni los abogados saben lugar y hora.

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Un encuentro sin seguridad y con la calle colapsada

"Quien esté en la entrega van a ser las personas que tienen que estar, no los que estuvieron", dice el abogado del padre del menor. Porque ayer, la entrega estaba avisada y publicitada en un auto público. Sin dispositivo de seguridad, los medios colapsaron la calle y la policía local la cortó por protección de los periodistas.

Nadie protegió la llegada de Daniel con su madre y su hermano junto con la comitiva de acompañantes. Un alarmante espectáculo de 150 metros hasta la puerta del punto de encuentro. Daniel, sin maleta ni pasaporte. Durante 10 minutos escenifican la negativa del pequeño, quien lloraba abrazado de su madre y cogido de la mano con su hermano mayor, mientras pedía que no le llevasen con su padre: "Me va a matar como vuelva, no puedo. Hace muchos años que intento estar aquí, no me deja en paz", decía.

Al final entraron y el padre vio a su hijo cinco minutos, le enseñó unas fotografías y sólo pudo darle un abrazo. La psicóloga del padre, presente durante tres horas, intentaron convencerle. Nunca debía haber ocurrido. El punto de encuentro, tenía que haber emitido un informe rápido de no entrega ante la negativa del niño.