Pensiones

Errores frecuentes al calcular la pensión por tu cuenta en 2025 (y cómo evitarlos)

Tras la jubilación. Unsplash
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En un sistema de pensiones cada vez más complejo, calcular por cuenta propia la cuantía de la jubilación puede ser una trampa sutil. Algo que podría atisbarse como aparentemente sencillo gracias a los simuladores online de la Seguridad Social, en realidad esconde un ejercicio técnico encierra matices legales, administrativos y personales que, si se pasan por alto, pueden suponer una merma económica significativa durante el resto de la vida. Y en 2025, con reformas las ya vigentes y las que están por venir, el riesgo de cometer un error es más alto que nunca.

Detalles a tener en cuenta para el cálculo

Uno de los fallos más extendidos es confiar en el informe de vida laboral como fuente única y definitiva. Según ha explicado Alfonso Muñoz, funcionario del Instituto Nacional de la Seguridad Social, este documento "no refleja con exactitud todas las cotizaciones que computan para la pensión". Es el caso, por ejemplo, de quienes han percibido subsidios por desempleo, trabajado a tiempo parcial o cotizado a mutualidades como Muface. Esos periodos pueden no figurar en el informe, pero sí contar para el cálculo oficial. Confiar ciegamente en lo que aparece, o no, en ese listado ha llevado a muchos ciudadanos a creer, erróneamente, que no alcanzan los años mínimos de cotización o que su base es inferior a la real.

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Tampoco lo pone fácil la herramienta de simulación digital de la Seguridad Social, diseñada para proporcionar un cálculo orientativo. Su alcance, sin embargo, es limitado. Como reconoce la propia plataforma, no contempla situaciones particulares como haber trabajado bajo regímenes especiales (artistas, representantes o funcionarios de clases pasivas) ni permite modificar manualmente las bases cotizadas. El resultado es una cifra aproximada que puede inducir a decisiones precipitadas si no se contrasta con los datos reales en poder de la administración.

Desde el 1 de agosto de 2025, además, entra en vigor una medida que penaliza las deudas o lagunas en las cotizaciones. Los trabajadores con pagos pendientes pueden ver excluidos los años pendientes del cómputo para su jubilación. El caso real de un contribuyente que pasó de 34 a 32 años cotizados por este motivo, con una reducción mensual de 200 euros en su pensión, ilustra el impacto de este tipo de errores administrativos.

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A estas variables se suman los límites máximos legales. En 2025, la pensión contributiva no puede superar los 3.267,60 euros al mes, o 45.746,40 al año, según el tope fijado por el Gobierno en los Presupuestos Generales del Estado. Sin embargo, algunos jubilados ignoran este techo al hacer sus propios cálculos, lo que puede generar expectativas irreales, especialmente si han cotizado por bases muy altas.

Elige bien el mes para jubilarte

La planificación financiera a largo plazo es otro terreno donde se cometen errores frecuentes. Muchos trabajadores anticipan su jubilación sin tener en cuenta los coeficientes reductores por edad, ni tampoco las nuevas exigencias para cobrar el 100% de la pensión. También se corre el riesgo de no tener en cuenta que el gasto en esta etapa puede no reducirse, sino mantenerse o incluso aumentar. Belén Lazcano, asesora financiera, advierte que "la jubilación no siempre implica menos gastos: hay más tiempo libre, más cuidados de salud y, en algunos casos, más consumo".

Incluso el mes elegido para jubilarse puede alterar el resultado final. En 2025, expertos recomiendan planificar la salida del mercado laboral en enero, ya que ese mes permite incluir tanto la revalorización de pensiones como posibles mejoras salariales acumuladas durante el ejercicio anterior. Por otra parte, jubilarse en diciembre puede suponer, paradójicamente, perder cientos de euros al año.

A la hora de afrontar el cálculo de la pensión, conviene, por tanto, dejar a un lado las suposiciones, revisar en detalle todos los documentos, concertar cita previa con la Seguridad Social y, si es necesario, recurrir al asesoramiento profesional. Porque los errores no solo se pagan con tiempo y frustración: también se traducen en una merma económica que puede acompañar al ciudadano durante décadas.