En verano nuestras hormonas se disparan

telecinco.es 23/07/2021 18:06

Las hormonas cumplen cientos de funciones en nuestro organismo: regulan nuestro metabolismo, deseo sexual, estado de ánimo e incluso intervienen en el desarrollo físico. Cuando las hormonas están equilibradas todo funciona correctamente, pero cuando no lo están podemos incluso llegar a enfermar.

He tenido el placer de contar con el prestigioso Ginecólogo y director médico de Centro Bmum Madrid, Jackie Calleja, para que nos explique por qué nuestras hormonas se revolucionan con la llegada del calor y qué cuidados son necesarios para que nuestra zona íntima esté protegida.

“Hay cambios hormonales en primavera y en verano, pero en realidad no son tan estacionales, sino que con el aumento del calor y la subida de temperatura corporal las hormonas juegan también un papel de termostato, incluso algunos ciclos de menstruaciones pueden verse afectados. Cambian los ciclos biológicos, hay más horas de luz, el descanso se puede ver alterado y esto puede llevar a esos pequeños cambios hormonales que pueden afectar a la menstruación, con alteraciones de la temperatura corporal y las mujeres que estén iniciando la menopausia pueden verse afectadas con palpitaciones o sudoración. También hay chicas que dejan de tomar en esta época de verano anticonceptivos para evitar que les salgan manchas del sol y pueden aparecer desajustes hormonales, cambios transitorios en su mayoría que no tienen relevancia a nivel médico, que pueden aparecer más frecuentemente en los meses de primavera y verano y que no ocurren en todas las mujeres”, afirma el Dr. Jackie Calleja.

Con la llegada de las vacaciones nos sentimos más contentos y seductores. El verano es la época más propicia para los encuentros apasionados. Existen razones psicológicas y fisiológicas que explican ese incremento general de la libido. Existen enzimas y hormonas que reaccionan a la luz y a los colores más intensos, generando alteraciones positivas en el estado de ánimo y disminuyendo el estrés. Se podría decir, por tanto, que las horas de sol que ganamos en estos meses nos ponen de buen humor.

Hay estudios que demuestran que con la luz solar y las temperaturas altas el cerebro eleva el nivel de oxitocina, dopamina, prolactina y noradrenalina, hormonas que se relacionan con la sensación de bienestar, que nos llenan de energía, nos impulsan a ser más sociables y despiertan el deseo sexual.

“Como se suele decir - ¡Ya está aquí el verano! – y la revolución de las hormonas se refleja en el efecto opiáceo de las endorfinas que se liberan y de hormonas como la oxitocina, prolactina o cortisol que nos activan un poco y que nos crean esa sensación de bienestar y de placer. La luz solar también influye, las alteraciones de algunos ritmos biológicos. Y luego también la interacción social que se vuelve más activa y todo esto hace que estemos un poco más revueltos en esta época del año.”

Y, sobre todo, es en el mes de agosto cuando se produce un cambio en nuestro biorritmo y las hormonas se revolucionan. Parece ser que todo tiene una explicación científica en la que intervienen varios factores:

Factores biológicos: Con la entrada del sol y las vacaciones de verano aumenta el nivel de testosterona, serotonina y endorfinas, responsable del deseo sexual y placer. España es uno de los países con más horas de luz en verano y la luz es la encargada de estimular la hipófisis, la glándula encargada de regular el funcionamiento de nuestras hormonas. Cuanta más actividad tiene la hipófisis, más liberación de las hormonas del deseo sexual.

Factores psicosociales: Cuando sufrimos estrés, el organismo aumenta la producción de la hormona corticotropina (CRH), la cual altera el estado de ánimo y nos hace sentir más deprimidos de lo normal. En verano nos relajamos y reducimos los niveles de estrés y cansancio con actividades que aumentan nuestra energía.

También la sensación de tiempo libre crea la ilusión de mayor libertad y estimula la atracción por el sexo opuesto, así como la libido. En verano nuestras hormonas se ponen en modo on, de ahí que las vacaciones sean tan estimulantes.

Pero no todo son hormonas revolucionadas, la libido sube, pero también la necesidad de cuidar nuestra zona íntima. Calor, sudor, humedad, ropa ajustada, playa, piscina, viajes… durante el verano la zona íntima femenina es más vulnerable de lo normal y corre más riesgo de sufrir alguna molestia: irritación, picor, e incluso una infección vaginal como la candidiasis vaginal.

“En esta época hay más infecciones vaginales de lo habitual y esto se debe en mayor parte a que pasamos mucho tiempo con el bañador mojado y lo tenemos puesto continuamente. El bañador hay que cambiarlo enseguida, sobre todo las mujeres con factores que puedan facilitar la aparición de infecciones urinarias, o mujeres que tengan tendencia a sufrir infecciones vaginales como por ejemplo con hongos, que pueden aparecer por el mantenimiento de relaciones sexuales con más frecuencia durante el verano o por el efecto del bañador mojado, cambios del ph vaginal… Tienen que tener especial cuidado las mujeres propensas a contraer este tipo de infecciones vaginales tan recurrentes en verano.”

Por eso es importante reforzar en verano los cuidados íntimos tomando algunas precauciones:

- No quedarnos durante mucho tiempo con el bikini o el bañador mojado para evitar la humedad prolongada

- Evitar el uso de ropa íntima sintética y ajustada. Las fibras naturales son más adecuadas para una correcta transpiración.

- Cambiar frecuentemente tampones y compresas.

- El cloro y la suciedad de algunas piscinas puede afectar a nuestra piel y zona vaginal. Siempre que acudamos a una piscina hay que ducharse después para eliminar excesos de cloro y suciedad.

- Depilación de la zona íntima: una buena higiene en el momento de la depilación es clave, así como evitar un rasurado excesivo. Hay que tener en cuenta que el vello cumple una función de protección.

- Evitar sentarse directamente sobre la arena ya que puede contener gérmenes que producen infecciones. Es mejor sentarse sobre la toalla.

- Evitar las duchas vaginales para no eliminar la microbiota vaginal, que es nuestra barrera protectora frente a las infecciones.

“Las duchas vaginales provocan una alteración en la mucosa y pueden favorecer la entrada de patógenos como los hongos y crear infecciones. Hay que ser comedidas con la higiene íntima y en este caso solo realizarlas en caso de infecciones o de disconfort en la zona vaginal, porque practicarlo en exceso destruye todo el ecosistema de lactobacillus que protege la vagina y mantiene a raya e impide la entrada de posibles patógenos.”

“Mis recomendaciones son básicamente una buena higiene íntima diaria, el lavado con un gel íntimo con ph neutro, que sea inodoro y que no reseque ni altere la mucosa, no permanecer con el bañador mojado mucho tiempo igual que las prendas deportivas sudadas, mantener relaciones sexuales con normalidad y muchas veces hacer pis tras las relaciones sexuales favorece que evitemos infecciones vaginales o urinarias.”

Las vacaciones ya están aquí y el verano está para disfrutarlo ¡qué vivan las hormonas!