Risto Mejide, ¿Ángel o Demonio?
Durante muchas ediciones del concurso musical por excelencia hemos asistido en directo al despellejamiento televisado de algunos concursantes de Operación Triunfo por varios miembros del jurado, y lo que en un principio se encargaba de hacer Noemí Galera -recordemos su fijación con Idaira en el primer OT de Telecinco-, ahora es Risto Mejide el que nos ayuda a entender quién puede o no puede ser un producto musical de cara a la galería.
Quizás a Idaira le sorprendió la saña y la inquina con la que Noemí valoraba todas y cada una de sus actuaciones, pues hasta esa edición jamás se había hecho eso con los concursantes, pero pasados algunos años y muchas galas televisadas a nadie le puede coger desprevenido que Risto pueda decir de un joven que tiene bailes epilépticos, o que se ha tragado una cabra, incluso que es un disminuido y no vocal precisamente.
Lo que llama la atención es que casi todas sus víctimas son homosexuales reconocidos dentro de la academia. Bien recordamos la manía persecutoria con Chipper, al que en cada valoración le decía de todo menos bonito, y todos dábamos gracias a dios de que el muchacho no entendiera nada de castellano. O el asco que le producía Iván Santos, asco reconocido por el jurado más popular de la televisión que no descansó hasta que le mandaron a su casa -y la verdad es que nos dejó un rato a gusto-. Y este año con Maxi, que ya en las primeras galas le dejó muy claro que no iba a descansar hasta que no abandonara la academia, llegando a aplaudir en el momento en el que le echó la audiencia.
Quizás sean imaginaciones mías, pero la sexualidad de cada concursante no creo que forme parte de la valoración de ningún jurado musical y debería, en vez de ridiculizar a estos pobres muchachos sin recursos a la hora de contestar y me imagino que temerosos por las posibles consecuencias de una mala contestación, ensalzar las virtudes de cada concursante o, simplemente, como en el caso de Elías, decirle que no sirve para esto por más que luche en conseguir un sueño inalcanzable, pues el único público que le escucharía el día de mañana sería el del karaoke de su pueblo.
El debate está en la calle y en cada programa de televisión que habla de Operación Triunfo pues,