Tras ocho meses bajo el hielo, reabrimos las compuertas de nuestra base antártica

Hilo Moreno 29/12/2016 18:31

El momento de la apertura de la base, dormida tras ocho meses de invierno, es siempre un momento especial. Poner el pie en la playa de Bahía Sur y volver a dar vida a todos los módulos de la base Juan Carlos I es un momento clave en el que este pequeño rincón de la Antártida vuelve a bullir de actividad después de la soledad y oscuridad del frío invierno.

Tras desembarcar en Isla Livingston, archipiélago Shetland del Sur, los técnicos de la base nos dividimos en diferentes grupos y procedemos a abrir las distintas disposiciones. Las puertas han sido cubiertas por la nieve y el hielo durante el invierno y es necesario palear la nieve para entrar en los módulos. Estos han quedado igual que en el momento del cierre, hace ocho meses, y ahora hay que ventilarlos, ocuparlos y prepararlos para pasar en ellos el próximo verano austral.

Una vez abierta la base, con sus generadores de energía en marcha rompiendo el silencio de todo un invierno, se distribuyen las habitaciones donde dormiremos.

*Imagen: Hilo Moreno

La base ahora mismo se encuentra en un proceso de remodelación del que le queda poco para salir. Mientras tanto, habitamos una base provisional que será retirada cuando la nueva esté lista, al final de la campaña. Se trata de una serie de contenedores acondicionados para vivir en ellos y unos iglús de fibra que también se habitan, todos ellos con calefacción y acogedores para pasar la campaña con comodidad.

Los primeros días son siempre de adaptación, tienen el objetivo de crear un hogar adecuado para luego ponernos a trabajar. Una vez hecho esto se volverá a la rutina que perdimos hace ocho meses, cuando cerramos la base, a los horarios de las comidas y al trabajo de campo que nos tendrá ocupados toda la campaña.

*Imagen: Hilo Moreno