Mareos, dolor de cabeza y frío extremo: las dificultades de hacer de cobaya humana a -27 ºC

eltiempohoy.es 26/06/2017 18:24

Uno de los experimentos científicos que estamos llevando a cabo durante la expedición Río de hielo Groenlandia 2017 a bordo de nuestro trineo de viento tiene lugar sobre nosotros mismos, en concreto sobre mí: me estoy convirtiendo en una especie de cobaya humana. Estamos realizando un estudio descriptivo para saber cómo actúa el frío en los expedicionarios. Para ello he de someterme a una serie de pruebas todos los días. He de medirme la tensión, el pulso, la saturación de oxígeno en sangre y otros parámetros. Esto puede resultar sencillo desde fuera, pero en estas condiciones no resulta tan fácil.

Por un lado, el instrumental se congela y ha de calentarse antes de ser usado. Encendemos el hornillo dentro de la tienda y voy dando pasadas por encima de él a los diversos instrumentos. Una vez que se activan correctamente comienzo a medirme los diferentes valores y anoto cuidadosamente los resultados. También llevo un termómetro pegado a la piel en contacto con la primera capa de ropa (¡en este viaje llego a llevar encima hasta 7 capas!). De esa manera, mi temperatura es registrada de continuó durante toda la expedición.

Otra de las pruebas a las que me someto es aquella que determina la glucemia capilar y, para obtener los resultados, he de pincharme en un dedo e introducir la gota de sangre en un pequeño aparato. Por suerte solo me hago esta prueba una vez a la semana.

El frío es cosa seria en estas expediciones. Para mantener la temperatura corporal hay que consumir muchas calorías y el cuerpo pierde peso muy rápidamente, pese a que comemos muy bien y abundante. Otro tema importante es la deshidratación. El agua que bebemos la obtenemos derritiendo nieve y esa labor no la podemos hacer en marcha. Por eso el agua está algo limitada y es fácil deshidratarse porque, además, el agua de nieve no tiene sales minerales y hay que enriquecerla con algún tipo de suero oral u otra fuente de sales. Si a todo esto le unimos que pasamos mucho tiempo en altura durante este viaje (ahora mismo llevamos cerca de una semana por encima de 3000 metros), es muy sencillo padecer síntomas como dolor de cabeza, mareos, o cansancio general.

El estudio dirigido por el médico especialista en las campañas antárticas Daniel Pérez del Castillo tiene como objeto establecer la temperatura de confort de los expedicionarios expuestos a frío extremo durante mucho tiempo y determinar cómo actúa en el cuerpo humano. Esperamos traer buenos datos para casa al final de la expedición y que no me maree en el intento a la hora de pincharme yo mismo para sacarme sangre.