El Pasillero y su amiga Rachel Weisz se van a Pozuelo de Alarcón.

telecinco.es 07/10/2009 01:23

Os voy a contar en qué consiste la premiere de una película con estrellas internacionales. Una premiere con estrellas internacionales consiste en la suma de los hechos que se suceden, en intensidad creciente, hasta que un micrófono se acerca al galán de la noche y se escucha una voz que dice: WHAT DO YOU THINK ABOUT SPANISH GIRLS?

Y en ese momento te hubiera gustado quedarte en casa.

Pero a eso llegaremos luego. En principio todo iba bien. Me enviaron a la premiere de Agora, la nueva película de Alejandro Amenábar. No entiendo por qué Agora no lleva tilde en la a, pero a lo que iba: habréis visto muchas imágenes de este estreno, pero sólo en el Pasillero vais a ver algo que nadie os ha enseñado.

Laa imágenes de los protagonistas posando en la rueda de prensa en la Biblioteca Nacional han dado la vuelta al mundo, pero no habéis visto el estrado vacío y sin los protagonistas. Sólo aquí:

Habéis visto mil imágenes de la alfombra roja llena de estrellas y glamour. Pero no habéis visto la alfombra llena de personas anónimas e irrelevantes que llevan una vida tranquila. Sólo aquí:

Yo debo de ser imbécil o algo, porque la prensa había sido convocada hoy a las siete y cuarto en los cines Kinépolis, sitos en Pozuelo de Alarcón, y voy yo y me planto allí a las seis y media. Hube de coger esa especie de tranvía venido a menos que alguien llamó el Metro Ligero. Tenía otro recuerdo del Metro Ligero, esa ramificación que le ha salido al metro por el oeste de Madrid para que lleguemos a sitios donde antes sólo se podía ir en burro. Tenía el recuerdo de cuando fui al Summercase y tardó un montón. El Summercase, para aquellos que no lo sepan, es un festival de verano al que los jóvenes con inquietudes musicales van a consumir éxtasis disfrutar de la música y la juventud por un día. Por aquel entonces, el metro ligero no hizo honor a su nombre y tardó más o menos un día y medio en llegar del festival a la ciudad, así que hoy tuve cuidado de salir con tiempo para no llegar, como siempre, tarde y a rastras. Pero resulta que hoy el metro fue ligero de verdad, y en cinco minutos estaba en los cines Kinepolis.

¡El horror!

Me entretuve dando un paseíto por la Ciudad de la Imagen, donde un día yo tuve un puesto de trabajo. ¡Eso fue hace tres años ya! Los más fieles seguidores del Pasillero se acordarán de aquella bella anécdota en la que me dejaba las hojas de soluciones en la sala de espera de los concursantes y luego los muy cerdos lo acertaban todo. Pues algo de eso hice por aquí. La Ciudad de la Imagen es bastante fea: sólo hay productoras, largas avenidas, descampados y antenas mires donde mires. Poco lugar queda para la belleza, pero queda, ojo. He aquí una prueba:

Cuando volví a los cines y me puse en la cola me encontré a una compañera de El coleccionista de imágenes que en su día estaba en Está Pasando. Parloteábamos sobre literatura y cosas filantrópicas que nos gustan a nosotros cuando mi compañera divisó una cara conocida: la de Pilar Rubio.

-Ahí están los de Sé lo que hicisteis -dijo ella-. A ver si no nos dan mucho la murga.

¡Qué pena me dio! Yo creí que esa tonta guerra entre programas ya había quedado atrás y ya éramos todos amigos. Al fin y al cabo, un rato antes la redactora de Pilar Rubio me había dado muy amablemente fuego sin intentar quemarme las pestañas ni bajarme los pantalones para que se me viera el culo. Detrás de nosotros la tensión no se desarrollaba entre cadenas, sino entre el ciudadano y la ley.

-Yo no me quedo a verla -decía una fotógrafa-. Yo me la bajo de la mula y la veo en el sofá.

¡¡MUY MAL!! No hagáis eso, niños, o al menos no lo hagáis con películas producidas por Telecinco Cinema. Con las demás, vosotros mismos. Dios os juzgará.

Después me depositaron directamente en el photocall. El photocall de las narices. ESTOY HASTA EL MISMÍSIMO MOÑO DEL PHOTOCALL. A ver, el problema del Pasillero es que es una figura visionaria que se ha adelantado al protocolo y a la organización de cualquier evento de comunicación tal y como los conocemos en el siglo XXI. Como Pasillero necesito una libertad que aún no está registrada en las guías, porque a ver qué demonios veo yo si me depositan en el photocall como quien escupe una porción de mocos y baba que ya no sirve para el cuerpo humano. ¿Qué voy a hacer yo allí?

Para el futuro sueño en localizaciones especialmente pensadas para Pasilleros que consisten en plataformas que van por el aire y nos permiten acceso a todo. O directamente una poción que nos hace invisibles.

Pero yo en el photocall no hago nada. En el photocall me siento muy solo :(

Lo único que allí puedo ver son fotógrafos que se quejan, fotógrafos que chillan y fotógrafos que se intentan robar la banqueta entre ellos. Me explico. Todos ellos llevan unas banquetitas para estar más altos y captar mejor las imágenes. Son un objeto de lo más preciado. La próxima vez que me manden a una cosa de estas me traigo unos cuantos tomos de la Espasa y los alquilo a 30 euros la hora.

Me aburrí. Empecé a pensar en mis cosas: que el cubo de basura que tengo en casa es demasiado grande y tal vez debería comprarme uno más pequeño, pues no produzco tantos deshechos, y que mi sofá está verdaderamente hecho un asco por la de latas de cerveza que se han derramado por encima y que o bien lo llevo a arreglar de una vez o me compro uno muy bonito que vi en Muji. Y en estas estaba yo cuando surgió el conflicto. Uno de los responsables de la organización, que eran o David o Piti -David y Piti son las personas que lo organizan todo en Madrid, desde un estreno, un preestreno, un pase previo, un cumpleaños o un funeral-, pues uno de esos dos, porque siempre confundo sus nombres, llamó a los redactores de los principales programas de televisión que estaban tras el cordón. O sea, los que estaban allí micro en mano esperando a cazar a los invitados para preguntarles cositas y luego hacer un bonito vídeo. Total, que el organizador llamó a estos redactores y la conversación fue exactamente así:

-A ver -dijo-. ¿Vais a querer hablar con los actores de la película?

-Sí -dijo una de las colaboradoras de Espejo Público, programa que emiten en otra cadena.

-¿Hablas inglés?

-Ay, pues no.

-A estas cosas hay venir con el inglés aprendido.

-¿Pero no vienen actores españoles?

-No, no vienen los actores españoles. ¿Tú sabes a lo que vienes, amor?

¡Cuánto horror y cuanta tensión! Descubrí que si me daba la vuelta veía algo muchísimo más entretenido que el acceso de los famosos: el acceso de la gente completamente anónima. Y esto es lo que captaron mis ojos:

1. Un hombre terriblemente delgado y que apenas tenía nariz. Le iba a hacer una foto pero no tuve valor.

2. Personas que entraban varias veces y, sin embargo, yo no había visto en ningún momento volver a salir. O tienen varios gemelos o está pasando como con una novela de misterio que leí de pequeño, en la que un malvado cirujano que perdió a su esposa opera a todas sus pacientes para dejarlas igualitas a la difunta mujer que amaba. ¡Ojalá fuese eso, qué emocionante!

3. Nacho Vigalondo.

4. Paolo Vasile.

5. Nacho Cano.

Sí, estoy pensando lo mismo que vosotros: mientras por la alfombra de celebridades entraba David Meca -pffff- y algún que otro actor de Yo soy Bea -doble pfffff-, entre los anónimos entraba Nacho Vigalondo, un director nominado a un Oscar que en breve empieza a rodar su primera película en Hollywood y de cuya película anterior producirá Tom Cruise un remake; Nacho Cano, uno de los compositores españoles más prolíficos y con más hitazos en su haber y Paolo Vasile, nuestro jefe y una de las personas más simpáticas, especiales y buenas de todo el universo.

Repito mucho esta frase pero las circunstancias me obligan: A MÍ QUE ME LO EXPLIQUEN.

José Luis Cuerda, que ha hecho un montón de películas y produjo las primera de Amenábar, entró acompañado de un par de actores. Y cuando se puso en el photocall, los fotógrafos le decían: "¡señor! ¡usted, señor! ¡el señor que mire p'acá!".

Leire Pajín se quedó de piedra al ver en carne y hueso a su ídolo, el Pasillero. En inglés se llama quedarse "star struck". Esta foto lo demuestra:

Ya no quedaba mucho y llegó ese momento que siempre molesta un montón: los diez minutos de total aburrimiento y de rigor que se dejan antes de que llegue la traca final, o sea, el director con las estrellas de la película. Cuando llegaron, para mí las auténticas estrellas del lugar eran ya otras:

Y sí, las estrellas ya estaban allí. ¡Qué brillo! ¡Qué bonito! ¡Qué estilo el de Rachel Weisz! ¡Qué simpáticos con la prensa Max Minghella y Oscar Isaac! Pero entonces, de repente:

-What do you think about spanish girls???

Y supe que era el momento de largarme.

"Oh, Pasillero, ¿por qué siempre empiezas analizando todo tipo de tonterías y acabas sin contarnos nada de lo importante de los eventos, como la llegada de las estrellas?". ¡Ah, imaginario lector! Primero, porque empiezo a escribir los posts con mucha energía pero enseguida me canso y me da hambre. Ya no estoy muy sembrado en el final. Y segundo, porque en estas cosas todo va creciendo en importancia. Puedo decir chorradas sobre la gente que llega primero, pero no puedo decir ni una palabra más alta que otra sobre la gente que llega al final. ¡Ah, vosotros, pasifans! ¡Si un día supieráis lo que cuesta escribir este tipo de cosas teniendo que pasarme cualquier asomo de crítica por el arco del triunfo!