21,097 Km. Esa distancia es lo que te lleva al cielo o al infierno. Al infierno cuando sin quererlo, te quedas en el camino y al cielo si terminas como yo lo hice ayer, mi primer Medio Maratón.
Nunca había corrido tanto tiempo. Nunca tantos kilómetros. Me animaron mi querido hermano y cuñada (que tienen mucha culpa en esta bendita adicción) apuntándome al Medio Maratón de Madrid. Eso eran palabras mayores, y aunque sentí preocupación al pensar que quizás mis piernas no responderían a tanto esfuerzo, fui incapaz de decir NO. Días habrá en los que no te apetezca correr, tendrás que ponerle ganas y tesón, pero la satisfacción que sentirás al finalizar tu entrenamiento, valdrá la pena, y entonces saldrás a correr.
La semana pasada, concienciada del esfuerzo que se aproximaba, intenté descansar mucho y cuidar mi alimentación. En toda mi vida, nunca había tomado tantos hidratos de carbono, ni plátanos, ni bebidas isotónicas. Cosas de corredor novato, supongo, pero reconozco que fue así.
Entre tanto “come y bebe”, recibo vía mail la revista Corricolari, especializada en el mundo runner, y sin poder creérmelo compruebo que aquella chica que corre y protagoniza la portada soy yo! Una foto tomada en La carrera para todos de la Ciudad Universitaria de Madrid, en la que corrí 14km. No me lo podía creer, siempre escondiéndome detrás de las cámaras y en una carrera de miles de personas, protagonizo una revista en los kioskos. ¡Increíble! Mi autoestima se disparó y ese día supe que terminaría mi primer Medio Maratón.
Con mi camiseta verde de El club de corredores del grupo de Seguros de El Corte Inglés, corro por una buena causa. Y la mía es donar por cada 1 minuto, 0,30 € a la ONGD Anidan, una organización sin ánimo de lucro y apolítica, creada por Rafael Selas, que recoge ayudas para niños de la Casa de acogida y Hospital Pablo Horstmann en Lamu (Kenia). www.anidan.org .
El domingo corrí mientras escuchaba al Boss, a The Cure, a Maná y a todos esos cantantes norteamericanos que mis sobrinos me piden que les compre en Itunes. Marcha. Energía y mucha concentración. Porque correr es un deporte de cabeza. Superados los 18 kilómetros, tuve la sensación de que mis músculos comenzaban a agarrotarse. Pero no podía abandonar, salvo por causas mayores, eso sería de cobardes. Sólo 3,097 Km y llegaba a la meta. ¡Y vaya si llegué!
*Gracias Corricolari por vuestra portada, y porque además, habéis conseguido recompensar a todos los que a través de este blog reclaman sin lograrlo…mis fotos. www.corricolari.eu . Ya veis como es la vida, siempre rodeada de vestidos, trajes y high heels y hoy comparto con vosotros una foto, en la que sólo el esfuerzo es el protagonista.
Recuerda que responderé a tus preguntas la última semana del mes.