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El Gato encerrado

Ganar un terremoto

telecinco.es
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Dice Rebeca refiriéndose a ella misma y justificando su singular actitud penduleante de los últimos días: "Simplemente quiero ganar". Quizá debiera aprender la dueña de la Rosita que a veces no conviene dicha pretensión, con el fin de evitar el riesgo de estrellarse contra la cruda realidad (otra distinta a la de la cartelera de hoy).

Jeannette Rankin, primer miembro femenino del Congreso americano y activista del pacifismo, dejó dicho que: "No se puede ganar una guerra como tampoco se puede ganar un terremoto". Pues bien, lo de esta semana es uno de esos terremotos que marcan casi un 10 en la escala de Richter, sorprendentes por poco usuales casi tanto como por su virulencia. Quizá Mercedes Milá debería plantearse este jueves cambiar ligeramente la fórmula clásica en el momento de la expulsión: "La audiencia ha decidido...", por este otro texto: "Toda la audiencia ha decidido..."

De acuerdo que no es unánime, ni siquiera en esa parte de la audiencia que vota. Pero se le acerca mucho. Si la propia Nagore, o Rebeca en su nombre, decidieran esta semana intentar ganar a este terremoto, tendrían que recoger velas después aceptando la inevitable derrota. Si Rebeca continúa por el camino emprendido tras la nominación del jueves, se puede encontrar con otro terremoto de similares características. Algunos, por su bien, deberían cuidarse un poco para no terminar rozando una semana tras otra el 90 por ciento.

Sobre Rebeca tengo dos teorías, si bien soy consciente de que serán posiblemente discutidas por muchos de nuestros buenos y fieles amigos. En primer lugar, pienso que en su acercamiento a la pandilla basura cuenta con una motivación insólita. No me pidan que lo argumente porque esto es solo una corazonada, tan grande como que Madrid no será nombrada ciudad olímpica dentro de unos días. Creo que esta concursante interpretó a la inversa los aplausos del plató a la nominación de Nagore. No dudo que tenga sus dudas, pero decidió jugársela al escuchar aquello. Si resulta que el público estaba apoyando a esa nominada en lugar de expresando su júbilo por poderla expulsar tan pronto, Rebeca habría movido ficha en el momento oportuno, no demasiado tardío. Pero todos sabemos que no fue así.

Lo otro quizá suene menos estrambótico pero más duro. Pienso que Rebeca tiene un ansia desmedida de protagonismo, quizá promovida por el convencimiento de que o destaca o está condenada a pasar sin pena ni gloria por el concurso. Esto le lleva no solamente a hablar con una muñeca, a la que pasea con frecuencia por la casa, también a plantearse una estrategia errática y pretendidamente polémica, consistente fundamentalmente en ir dando bandazos de un lado a otro, granjeándose cierta antipatía en todas partes. Sospecho que esto le da igual, dejándose guiar por la filosofía del "antes muerta que sencilla". Lo prioritario es llamar la atención, mover ficha, conseguir con sus rarezas la atención que no reclama una personalidad sin demasiado atractivo.

Anoche mismo caminaba sola por el jardín de la casa, hablando en voz alta y con los calzoncillos de Gonzalo y su bestia puestos. Era su particular late night show, voluntariamente escenificado como el monólogo de una loca. "No puedo consentir que ese sujeto (Arturo), perturbe mis objetivos", decía en un momento de su inconexo parlamento. Su objetivo es ganar, según declaró en el 'confe', de igual manera que había afirmado días antes que le convenía que hubiera "malos". Cualquier cosa vale para llamar la atención, incluso despertar en casi todos sus compañeros cierto sentimiento de lástima. Arturo expresaba sus dudas ayer, intrigado por las pastillas que toma cada mañana. En un exceso evidente decía: "esa tía está loca, hombre", lo cual disculparía sus actitudes. Lo malo es que no lo está sino que se lo hace.

Su comportamiento es lícito, y hasta sería inteligente en caso de que sirviera a sus objetivos, pero personalmente no lo creo. Más bien al contrario, cada paso que da Rebeca le garantiza un puesto en el olimpo de los expulsados por más del 90 por ciento y, lo que es peor, deja de caer simpática a un puñado más de espectadores. Ayer Toscano le decía, entre bromas y veras: "la tía ésta va de sensible y está haciendo un papelón con su muñequita y sus historias... Seguro que eres actriz porno con esas tetas de silicona... Te está quedando muy bien el papel que llevas. Vas a llegar lejos... Cambias tu voz de un minuto a otro. Ya te hemos calado". Rebeca sonríe y calla, pero las bromas del veleta Toscano tienen parte de verdad. Ella parece tenerlo todo claro y bien planificado, ayer Melanie le preguntaba si haría un interviú, a lo que contestó: "Depende de lo que me paguen".

La poca sutilidad de algunos se demuestra cuando no solamente le preguntan a Rebeca si enseñará su siliconada delantera en portada, sino que también ayer la misma Melanie le preguntaba si iba a cambiar el sentido de sus nominaciones. Así, a saco, sin rodeos de ningún tipo. La catalana contestaba que no, dando a entender que ella va por libre en ese sentido, lo cual hemos podido comprobar. Cierto que el jueves pasado, un rato antes de decirle a Nagore que quería ser un dedo suyo (como una expresión metafórica de amistad, no piensen mal) contribuyó a ponerla en la picota diciendo su nombre en la primera y única ronda de las nominaciones pactadas. Con amigas como esta no hacen falta enemigos.

Sospecho que Hans está de acuerdo conmigo en que Toscano la puede liar en cualquier nominación. Por eso pide que no le agobien y avisa de que hablará con él. Según el primero en pasar a la casa 11 desde la espía: "Una vez que se haya ido la madrastra éstos no saben hacer la o con un canuto. Seguro que no saben ni nominar". No deja de sorprenderme la comunión extraña que tiene este gato con algunos concursantes. El pasado viernes utilicé ese mismo símil de la madrastra de la Cenicienta para referirme a Nagore. Toscano está jugando un partido de ping-pong mientras los demás se sientan a la ruleta. Es raro, sí, bastante raro ver a Toscano anoche de un lado para otro, de buen rollo con todos, lo cual deja en evidencia su objetivo. Este no es otro que el de Rebeca, mismo objetivo y semejantes métodos para conseguirlo. Solo que el jugador de basket va más de discreto, sin soliloquios a la luz de la luna ni cosas de esas.

Tras la hora sin cámaras de Indhira y Arturo, algunos de sus compañeros parecen morir de envidia. Muestra de ello es que las chicas (o sea, Nagore, Melanie y Tatiana) han pedido una hora sin cámaras para ellas solas, exigiendo que les sirvan cena como a la parejita. ¿No es adorable? Detalles como este son necesarios para que no baje el porcentaje de Nagore y se pueda hacer realidad lo de "toda la audiencia", que cercano le anda. Pero no deja de sorprenderme que no se den cuenta de lo perjudicial de algunas actitudes.

Sin ir más lejos, este domingo Saray se cortaba con un vaso vacío que nadie se explica por qué estaba dentro del frigorífico. En un principio el corte parecía profundo, aunque finalmente fue solucionado con un poco de solución antiséptica y una venda. A su alrededor estaban en la cocina tanto Nagore como Juan, Melanie y algún otro. Ninguno de sus más afines, que habían salido fuera momentos antes. Con el cristal aún clavado en la palma de la mano, Saray avisó de que iba al 'confe' a que le dijeran algo, sin que nadie, absolutamente ninguno de los presentes, se ofreciera a acompañarla. Eso sí, salieron en seguida a avisar de esto a los otros con cierto tono de reproche, al haberse lastimado su amiga sin que ellos se enterasen.

Tuvo que ser Arturo quien ayudase en su cura a Saray, comprobando que no requería de puntos. Por humanidad, mal que te caiga tu vecino, si le ves con la mano sangrando intentas ayudarle. Igual me estoy poniendo demasiado tiquismiquis, pero este detalle de la convivencia me llamó poderosamente la atención. No es el único, de todos modos. La prueba de esta semana es de las mejores que han puesto nunca, con su parte de habilidad manual y otra de agudeza mental para acabar el día. Los respingos que dan cuando alguien toca el cable no dejan de tener su gracia, de cara al espectador al menos. Pero plantea un pequeño problema, y es que ha obligado a retirar la mesa del comedor.

Hasta ahora, hacían cada comida juntos, por muy mala relación que tuvieran. El quedarse sin mesa les ha facilitado una quiebra en este aspecto, de forma que no solamente hacen almuerzos separados, lo cual es obligado por la prueba, sino que tampoco están cenando juntos, aunque aún cocinen conjuntamente. La división en la casa se acrecienta cada vez, a pesar de los esfuerzos de algunos por no deteriorar del todo la relación. En ese aspecto, veo a Juan y Melanie más conciliadores que otros de su grupo. También Hans parece dispuesto a guardar las formas.

Por cierto, el domingo Nagore falló la parte de habilidad mental de la prueba, que consistía en ese caso en memorizar un trabalenguas durante un máximo de media hora y luego ir a recitarlo al 'confe'. Fue la única en fallarlo, y sorprendentemente salió partiéndose de la risa, recibiendo sus afines de buen grado la noticia. Afortunadamente tenían varios fallos de margen, pero tenía razón Indhira en decir que "si todos hubiéramos hecho lo mismo" podían no superar la prueba. Hans y yo pensamos que si hubiera fallado uno de su grupo le hubieran llamado de todo menos bonito. Nuestras mentes cada vez andan más sincronizadas.

Termino por hoy con un desvarío considerable. No sé cómo ni por qué desde hace días vengo teniendo la misma sensación. Veo al grupo de Nagore y no puedo evitar sentir cierto déjà vu. Se me aparece mezclado el recuerdo de aquella 'piña colada' de la séptima edición y el de los 'morales' de la octava, con la aportación de las tres marías de la décima, reencarnadas ahora en otras tres concursantes casi tan 'queridas' (es irónico) como aquellas. Mira que no me gusta nada escuchar a los concursantes hacer referencia a los de ediciones anteriores, pero no estoy siendo capaz de evitar sentir esta extraña sensación. Ayer mismo, Juan comparaba la situación de ellos con la de Iván Madrazo (GH 10). El público en el plató abronca a Nagore, o sea, igual que el año pasado, con ese concursante detestado en la casa pero querido fuera. ¿Me lo explique? Va a ser verdad lo dicho por Hans sobre Juan, que no parece muy espabilado realmente.

Ah, en la casa espía Ángel continúa su deterioro, desesperado por haber cedido protagonismo. Laura dice que caso de ir a la otra casa se ve como amiga de Melanie y Tatiana, o sea, mejor que no vaya. Gerardo está como un cangrejo por tomar el sol sin protección. Carolina me provoca instintos asesinos. ¿Y Carol? ¿Sigue en la casa?

[Dejo cartel con la parejita de moda en GH 11. Ya puedes jugar al Test de Gran Hermano, donde podrás probar tu nivel de conocimientos sobre la historia del programa. Recuerda que puedes ver en esta web el resumen de 30 minutos, emitido en La 7, además del de 15 minutos, que se emite dentro de Sálvame. Y también puedes ya solicitar tu sitio en el plató de Gran Hermano, rellenando un simple formulario].