Iván y el canto del urogallo

telecinco.es 06/10/2008 04:55

"El es un ave rara de la fauna septentrional (en España de la cordillera cantábrica), que vive libre y solitario en algunos bosques umbrosos. No vuela alto, ni luce plumaje de vistosos colores ni su canto es pertinaz, agudo, dulce o halagüeño a los oídos, como el de tantos pájaros triunfales: más bien es un , brotado de su ser únicamente por amoroso celo y que al delatar su presencia a los cazadores, puede hacerle morir".

El que precede es un texto basado en la leyenda impresa en la contraportada de una revista literaria en la , que recibía precisamente el nombre de . Iván es el urogallo de la casa más famosa en la sierra madrileña. Tiene en común con aquel su origen cántabro y su tendencia a la nocturnidad, momento en que se escucha su canto, aprovechado por el concursante cazador (en este caso cazadora) para intentar darle muerte. Al le llaman 'canto de la muerte', y es que lo profiere con tal pasión que se llega a quedar sordo y ciego de forma momentánea. Ese es su momento de mayor debilidad.

Este modelo cántabro es capaz de hablar durante horas en la madrugada, provocando la participación de los demás, invitando a que propongan temas y enlazando unos con otros. Dice que no quiere dormir durante el tiempo que esté en esa casa, que quiere disfrutar todos los minutos posibles. Y ahí está su pasión, por eso se afana en convencer a su gente cercana, a los que arrastra a vivir con profusión la experiencia. La madrugada del viernes al sábado lograba que le acompañasen Raquel, su compañera de nominación y también a la que ha de estar esposado durante la noche, y las igualmente unidas Gisela y Loli, a pesar de que esta última deseaba ir a dormir. Hablaban y hablaban, de los temas más intrascendentes y faltos de interés (cremas, agencias de modelos, etc.), pero a mí me gustaba verles, observar a este 'urogallo' parlanchín decir "que os iba yo a decir..." mientras aparentaba inventarse un nuevo tema. El suyo no es un canto amoroso, no infla el pecho ni despliega su plumaje para que las tres mujeres que le acompañan reparen en él, como haría Carlos 'soylarepera'. Su canto es por celo puramente intelectual, como decían también en aquella vieja revista literaria. Viendo a Iván estos días no me extraña que tenga tantos amigos, de profesiones tan distintas y orígenes tan distantes, como contaba un día mientras acompañaba a alguien en la prueba del peregrino.

Dicen que ya no se escucha el canto del urogallo en los amaneceres cántabros, aunque haya uno que se esté haciendo escuchar en toda España. Es una especie en extinción, como lo es el concursante que decide llevar vida a una casa en la que disfrutar del encierro. Lástima que la vida de esta especie fuera de su entorno sea complicada, y si no que se lo cuenten a , ese urogallo que se paseaba este verano por los pueblos de hasta que una mañana apareció muerto. Dicen que fue un carnívoro (tal vez un perro) el que acabó con su vida, quizá porque le molestaba su canto, el 'clo, clo' y la seguidilla de después. Aún es evitable que se le dé caza a este urogallo que hoy habita en la casa de Gran Hermano, por lo cual habremos de confiar en esa parte de la audiencia que vota. O quizá haya que ponerse a votar.

En el otro lado están Ana y Mirentxu, intentando hacerse dueñas de la casa y doblegando voluntades con pueriles métodos. Para este gato crítico no hay duda de que la elección de los miembros del 'clan de Mirentxu' ha tenido como objetivo principal aunar a los que se pueden considerar más maleables, y en cierto aspecto también los más débiles, aquellos con menos facilidad para tener criterios propios. Un Palomares que dependiendo de con quien esté ve bien o mal la posibilidad de un pacto, lo que ellos han denominado "". Un Julito que necesitaba purgar sus culpas por haber intentado burlar la inteligencia de tres o cuatro mujeres en la casa, al declararse prácticamente al unísono a todas ellas. O una Li 'lanza cuchillos' a la que cuesta entender. Incluso lo intentaron con Almudena, que al ser mucho menos influenciable que los otros les ha salido rana, aunque les sirvió en su objetivo nominatorio del pasado martes.

El sábado, sin ir más lejos, tuvo la murciana un encontronazo con Ana, del que salió no muy bien parada, a pesar de tener razón. La creativa publicitaria la acusaba equivocadamente de haber usado su toalla, aprovechando la coyuntura para enfrentarla con el otro grupo al decir: "Siempre le coges las cosas a la gente, hasta los de tu grupo lo dicen". Malas artes las de esta habitante, como lo son las de una Mirentxu a la que solo puede salvar la ternura que a todos nos despierta una abuela. Pero no olvidemos que esta es una abuela que cuando Iván falta a la verdad al decir que no ha criticado a nadie, le responde con otra , al negar haberse dirigido a la "dirección" en la primera discusión entre ambos. Es una abuela que dice del cántabro que "está haciéndome la vida imposible" pero luego no es capaz de explicar en qué ni cómo. Es también una abuela , que no sabe dialogar educadamente, y en lugar de respetar el turno del contrario le interrumpe o directamente le da la espalda, como se ocupó de reprocharle Loli en la discusión del jueves. Y, además, es una abuela , como también destacó la granadina en un 'confe', siendo la muestra más llamativa de esto la siguiente frase: "Los que compran en Zara son de clase... media-baja". Decía "clase media-baja" con el ceño fruncido y cara de asco, más o menos como estaba yo al escucharla.

Por todo lo anterior sería una pena que la audiencia votante decidiese decantarse por el 'clan de Maritxu' solamente guiada por la edad de esta concursante. Es algo que me recuerda a aquellos tiempos en que había que tener adoración por un anciano general que mandaba en este país por el simple hecho de ser una persona mayor a quien no debíamos disgustar. El voto a Iván es, en cierto modo, un castigo a los que se han atrevido a contrariarla, manteniendo su coherencia e independencia de criterios. Sabiendo los porcentajes ciegos de la expulsión de esta semana, que según nos revelaban anoche en el debate están casi empatados (50,80% frente a 49,20%), da la impresión de que un 'mueble' (no llega a 'seta') como Raquel puede superar esta nominación, simplemente como premio a su inexistencia. Injusto, diría yo.

Injusta me parece también la secuencia repetida una y otra vez de una parte de la casa fregando y cocinando mientras los otros descansan tumbados en los sofás. Esa es una secuencia real solo en parte. La repetición la hace irreal, porque si bien en algunas ocasiones se ha dado tal situación, en otras hemos podido ver lo contrario, aunque lo que se repite con mayor frecuencia es la coordinación entre ambos grupos para conseguir el bien común. Hay un elemento que desestabiliza ese equilibrio entre grupos y es Palomares, que es un enfermo del orden y la limpieza. Ayer mismo veíamos a este 'Farinelli' cocinando y arrastrando una vez más a Julito, al que lleva por el camino de la amargura por necesitar estar siempre haciendo las labores del hogar, al tiempo que el grupo de Iván ponía la mesa y preparaba todo para el almuerzo. Las únicas que no trabajaban eran Ana 'la loca, de vez en cuando...' y la 'muy china' Li; que charlaban o hacían el payaso de forma periódica, como suelen. Por cierto, que si desatarse es motivo para que no les den la prueba por superada ya sabemos que son ellas las culpables. Li lo hizo durante 'la bronca más larga' y Ana la noche del sábado, al querer ir sola al 'confe' atacada porque "los de los pasillos no me dejan dormir", que ya les vale a "los de los pasillos".

Termino con un breve apunte de la más reciente actualidad y una perla del 'feirante', para acabar por hoy. Anoche tuvieron cena 'cañí' en ambas casas, con el prometido jamón para la 'casa vieja', como premio a lo bien pintada que la han dejado, aparte de limpia y ordenada. Gisela tiró una tortilla al suelo y Ana protagonizó un striptease menos celebrado que los del canario de los gallumbos amarillos. Esta se quedó en un sugerente pijama tras desembarazarse de la ropa con la que iba disfrazada... perdón, quería decir vestida. Una pena que nadie le hiciera caso.

Y lo de Orlando, ese concursante que la pifia cada vez que habla, o casi. Creo que se puede estar convirtiendo en el terror de los realizadores del directo, tan celosos de mostrar la auténtica "vida en directo", con sus miserias y sus riquezas. Con frecuencia vemos como cambia el plano cuando habla este concursante, y es que no se corta un pelo en narrar sus experiencias de todo tipo, ya sea su mayor borrachera o situaciones más escabrosas. El otro día le escuchamos contar que tiene un testículo que sube y baja, como una noria (no sé si la de sus ferias o la del añorado Jordi González); y unos días antes desvelaba, ante la atónita mirada de sus tres compañeros de encierro, que nunca hace nada con una chica si no accede antes a tener sexo oral con él. Cuando Gema le pregunta extrañada si se marcha en caso de que ella no quiera, le responde que no, que se queda con la chica pero sin hacer nada. Prometo que fue así tal como lo contó, por chocante que parezca. A este chico le va el , que no es precisamente hablar de sexo, aunque por lo visto y oído esto también le gusta.

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