Sorpresa, sorpresa

telecinco.es 25/09/2009 08:22

Sí, ya sé que el título coincide con el de un viejo programa de otro canal, pero es lo que hay. Gran Hermano nos volvió a sorprender anoche, como tantas otras veces anteriores. Entraron tres concursantes, como estaba previsto, pero los tres lo hicieron a la casa espía. En la casa 11 solamente recibieron a Saray ("buenas noches, princesa") y a la media hora tenían más claro que nunca la existencia de otra casa. Lis estuvo en plató, contradiciendo las informaciones que apuntaban lo contrario. Y, sobre todo, las nominaciones no solamente fueron sorprendentes en cuanto a la mecánica propuesta sino también por su resultado. ¿Alguien da más? Rojo, par y pasa. La bolita sigue dando vueltas a la ruleta.

La noche comenzó con lo de Lis. Aviso de que sobre este tema no diré todo lo que pienso, entre otras cosas porque es un bucle del que habremos de salir en algún momento, preferiblemente pronto. Esta ex concursante salió hace una semana, tres días más tarde se burlaba de todo el mundo en el debate de Jordi González, y anoche me daba pena verla llorar desconsolada. Ha demostrado que miente, lo cual es bastante para mí. Ya he expresado repetidamente que no entiendo por qué se la criminaliza (es una expresión) por seguir el juego. No contar sus sospechas por miedo a las consecuencias habría anulado y dejado sin sentido ni razón el juego de engaños propuesto por el programa. El pacto entre concursantes, consistente en no revelar lo que sabían, era como cuando en un partido los dos equipos acuerdan dejarse meter cada uno un gol porque a ambos les beneficia el empate. No están en su derecho a hacerlo porque me están privando del espectáculo.

Otra cosa es que Lis hiciera daño a otra concursante deliberadamente, lo cual es una actitud reprobable siempre. Pero el programa había previsto esto, y también resulta perjudicado el contendiente perdedor de un encuentro en el que el ganador no se juega nada. No admitiríamos que se amañara el partido simplemente por no ver "sufrir" al perdedor. Sucede que ante esta obviedad se nos presenta esta señorita mintiendo. Creo que falta a la verdad cuando dice que escuchó a Saray diciendo a Pilarita a quien debía elegir para pasar a la casa 11. Revisando el vídeo y escuchando con atención ese momento al que se refiere, todo me indica que no es cierto. Aunque donde no hay duda de su mentira es cuando el domingo decía no haberse sentido amenazada en ningún momento y anoche decía lo contrario.

O mentía entonces o lo hace ahora. También es posible que lo hiciera en ambos casos. Y que sus lágrimas de ayer fueran tan ensayadas como el aspecto demacrado y sufriente de su rostro. Un rostro casi sin maquillar, a ojo pelado y con mal color. De no ofrecer explicación alguna pasó a la sencilla y plana de anoche. Se marchó por no encontrarse segura en la casa debido al vacío que le hacían sus compañeros de encierro. ¿Tan complicado era para haberlo contado antes? Desde hoy solamente hablaré de Lis en presencia de mi abogado, o del suyo.

Como suponíamos, Siscu terminó anoche su aventura en Gran Hermano. Ha sido la suya una aventura sin mucho que contar, de la que apenas puedo destacar que pocos como él se enfrentaron sin miedo a ella. Ese ella valdría para la aventura tanto como para su mayor enemiga dentro de esa casa, que no fue otra que Nagore. Siscu no me pareció nunca temeroso, se atrevió a darle la réplica siempre a Nagore, o incluso a poner su nariz a un par de centímetros de la de Gonzalo. Un centímetro más lejos, poco más o menos, de su bestia interior, ahora reconvertida en dulce Teletubbie. Además, fue el primero que se atrevió a dejar al grupo mayoritario en la estacada. ¿Cuántos seguirán su mismo camino?

Anoche le faltó decir que acataba la decisión de la audiencia, del mismo modo que repitió machaconamente una semana antes acatar la nominación disciplinaria decidida por el programa. ¿Qué otra opción hay? Acatar, acatar y nada más. El de Sant Boi se marchó obediente y disciplinado al fin, con buenas palabras para todos, aunque mejores para unos que para otros. Dije de él que "ni pincha ni corta", y este podría ser un resumen válido de su paso por la casa de Guadalix.

Cuando Siscu se dio un garbeo por la casa espía, donde se encontró con Saray y los otros dos habitantes, aún no habían llegado los tres nuevos. Ángel le recibió con gran disimulo, preguntándole si era un reserva o qué. Lo mejor fue ver su reacción inmediata al momento que la hija de Pilarita le decía su nombre. "¿De Ferrol?" preguntó. En plató metió la pata pero bien durante la conexión con la casa. Le dijo Milá, vestida con uno de mis colores preferidos, que debía hacer como si no conociese de nada a Saray, pero la llamó de inmediato por su nombre. A Hans le llamó "Hans topo" (como el personaje de los Simpson, esa serie que no programa obsesivamente ningún canal español), lo cual solo se explica como un mote ya manejado por ellos en la casa, dado que no vi grandes muestras de sorpresa entre los demás.

Saray pasó a la casa 11 porque en esta ocasión no podía haber empates, por lo cual tuvieron que echar a suertes el orden en que hacían su apuesta. La primera fue Laura, que apostó por Arturo; luego vino la ferrolana y su acertada apuesta por Siscu; para finalmente dar paso a un Ángel sin opción de elegir otra cosa que no fuera Indhira, aunque convencido de que habría de perder. El acierto se entremezcló con el azar, por tanto. Los primeros pasos de Saray en su nueva casa fueron buenos, con un Hans intuitivo que la saludó el último y la preguntó disimulando por su nombre. Pero un poco más tarde ambos cometerían un error.

Dentro de la casa, confiados en que nadie les veía, saltaban de alegría por el reencuentro. Pero esa casa está llena de espejos y ojos que miran por todas partes. El grupo de los amargadillos les vieron de tal guisa y retomaron entonces sus suposiciones, con más convicción que nunca, si cabe. No tendrán confirmación a ninguna de sus múltiples conjeturas, al menos de momento, pero está claro que algo van a sospechar siempre, y esas sospechas tienen fundamento suficiente. Es muy simple, ¿cómo se explica que Saray entre en esa casa con un frasco de champú a medio gastar? Si viniese de la calle, pensarán ellos, estaría recién comprado. Otros detalles más insignificantes no lo son ante los ojos observadores de un grupo de gente que no tiene apenas ninguna ocupación. Se han fijado hasta en la petaca, que a todos les colocan de un modo el primer día y ellos aflojan y dejan caer bien pronto. Tanto Hans como Saray entraron ya con la petaca como los demás la llevaban a partir del segundo día. Detalles concluyentes, por muy nimios que nos parezcan.

Pero en la casa desde anoche tienen un par de pistas de mayor utilidad que acertar más o menos con las sospechas sobre la procedencia y el pasado inmediato de Hans y Saray. De momento, han visto volver de la sala de expulsión por segunda vez a Indhira. El público votante aún no ha decidido castigar a la pareja formada por esta y Arturo, como estaban convencidos algunos que sucedería. No llevo la cuenta porque no soy tan aficionado a ello como Juan, pero he escuchado a este mismamente expresar su convicción sobre que sería Indhira la expulsada. Vaya carrera de pitoniso tiene.

La otra información que les llegó ayer desde fuera es aún más precisa e importante para ellos. Especialmente para Nagore, a quien se le quedó cara de palo durante el resto de la noche. Resulta que el programa les propone ponerse de acuerdo todos sobre las nominaciones, debiendo elegir por consenso la terna de candidatos a abandonar la casa dentro de siete días. La condición era que nadie discrepase de la decisión, ya que en ese supuesto quedarían todos ellos nominados. Los propuestos fueron Arturo, Hans y Nagore, aunque lo más importante para ellos llegó precisamente cuando comunicaban a la audiencia esta decisión. Nagore no olvidará jamás el día que su nominación despertó el júbilo en el público del plató, como reflejo de una mayoría. El aplauso fue atronador, y su rostro un poema.

Coincido con Milá en que no debían tener una pista tan definitiva como esta de los aplausos en plató, pero es imposible de evitar. Nagore sabe ya, como el resto de sus compañeros, que probablemente será la próxima expulsada, aunque no sabe aún el porcentaje. Nosotros tampoco lo sabremos hasta el jueves próximo, pero las encuestas apuntan a un resultado récord. No creo que logre batir la marca de Ángela (GH IX), pero es posible que le ande cerca, aproximándose peligrosamente al 90 por ciento. ¿Por qué? ¿Qué ha hecho esta concursante para semejante censura popular? Posiblemente sea solamente una cuestión de piel, como tantas veces decimos. Ella no cae bien, sino todo lo contrario. ¿Hay algo más? Puede ser.

Si tuviera que añadir algún punto al decálogo que planteaba el otro día, una cosa sería no ofrecer una permanente imagen de negatividad. Como me pasó con Raquel Abad (GH VII), Nagore me transmite mal rollo. Le he escuchado repetir de muchos compañeros que no le aportan nada, o que solo son mierda. No la estoy viendo disfrutar de esta experiencia, o bien lo hace de un modo extraño para este gato sonriente. A mí sí que no me aporta nada, por lo que la definiría como una seta malhumorada. Estos argumentos valdrían igualmente para algunos de sus más afines en la casa, como el contabilizador Juan, solo que en ella se suma ese temperamento difícil y áspero, que la hace saltar de forma brusca, hablando a quienes la rodean como si fuera su jefe, su sargento primero o su madrastra (tipo Cenicienta).

La gran duda de la noche fue cómo llegaron al pacto de nominaciones. No se vio en la gala y tampoco en el directo. Se habla de que los tres se ofrecieron voluntarios, aunque esto no me cuadra con algunas cosas escuchadas anoche, como una Melanie justificando su nominación a Hans. No me cabe duda que lo veremos, probablemente hoy mismo en el resumen. Solo me queda, por tanto, comentar lo del delfín de Arturo y la entrada en la casa espía de tres reservas. Lo primero vamos a dejarlo, aunque he de decir que como argumento y cebo en las galas es único, probablemente lo más divertido en este Gran Hermano. De momento evitaré pedir la liberación del delfín, aunque no descarto que navegando por la carretera de Burgos aparezca en Guadalix un barco de Greenpeace para socorrer a tan maltratado animalito.

Carolina, Carol y Gerardo son los nuevos compañeros de Ángel y Laura en la casa espía. Una chica de origen guineano y residente en Alcobendas; la cántabra que vive en Donosti y el pijo de Majadahonda. Carolina entró protestando, mal comienzo. Carol se confesó poco menos que shopaholic (compradora compulsiva) y Gerardo ha ido allí a hablar de su libro. Cuando yo me hago poco menos que anti taurino, meten a un apoderado en la casa, al que buscando en Internet veo en la tele con Ivonne Reyes y demás fauna televisiva. ¿Pero no deberían ser personas ajenas a este mundo? Veremos como se mueven los tres nuevos y, sobre todo, si darán tregua a un Ángel inasequible al desaliento, a punto de batir el récord del concursante más hablador.

Y un último apunte, de esos correspondientes al GH de los pequeños detalles, que tanto me gusta. Deliciosa imagen la de Laura al otro lado del espejo, mirando atenta a Juan rajando en la cocina. Esa cara de asombro, como la de un niño que se encontrara en su salón a Papá Noel una nochebuena, vale un quintal. Me gusta Gran Hermano.