Ventanas rotas

telecinco.es 01/10/2009 08:37

Los habitantes de la casa 11 vuelven a comer en torno a la misma mesa. Ya lo hicieron en un tardío almuerzo (alrededor de las seis de la tarde) y, de nuevo, para la cena. Esta consistió en dos tortillas de patata que, para mi sorpresa, no repartieron usando la balanza de cocina. Nunca una tortilla (bueno, dos) resultó tan integradora.

La teoría de las Ventanas Rotas mantiene que una buena estrategia para evitar el vandalismo en una ciudad es arreglar los problemas cuando aún son pequeños. Reparando las ventanas rotas en un periodo de tiempo corto (un día, a lo sumo una semana) es menos probable que los vándalos rompan más ventanas o hagan más daños. En definitiva, se trata de detener el deterioro o evitar la entropía (tendencia natural a la pérdida del orden). Limpia las aceras de la ciudad todos los días, y la tendencia será que la basura no se acumulará (o que la basura acumulada sea mucho menor). Los problemas no se intensifican y se evita que los residentes huyan del vecindario.

Las fachadas de los edificios tienden a pardear, por lo que en algunos pueblos de Andalucía (y otros lugares) los dueños de las casas les dan una manita de cal con frecuencia. Si no lo hicieran todas las casas tendrían un tono parduzco por efecto de unas enzimas bastante 'malosas'. El principio en este caso sería el mismo, parar el deterioro antes de que transmita sensación de desorden o dejadez. La teoría mencionada, basada en un artículo de idéntico título ("Ventanas Rotas") de James Q. Wilson y George L. Kelling, y aparecido en una revista en marzo de 1982, sería también aplicable a las relaciones sociales o dentro de un grupo, como es el caso que nos ocupa.

En la medida que la relación en un grupo se vaya deteriorando sin que se busquen soluciones para detener esa tendencia, será más complicado recuperar unos niveles mínimos de cordialidad en el trato. De momento, los habitantes de la casa aún no tienen las 'ventanas rotas', pero van camino. Por eso, detalles como el de la última cena (hasta el momento, claro) me parecen básicos para recomponer la cordialidad en el grupo. Acabada la prueba, con final feliz gracias a que Arturo acertó la combinación que abría la caja fuerte, regresó la mesa de comedor, con lo cual pueden de nuevo hacer algo juntos, por lo menos dos veces al día.

Lo de la división de la comida en porciones exactamente iguales tiene una doble lectura. Por un lado evita la desconfianza sobre que a unos se les sirva más comida y a otros menos, lo cual ha sido motivo de polémica en otras ediciones. De otra parte, supone una división en partes proporcionales de un bien común que de ese modo se individualiza. No es lo mismo cocinar dos tortillas que diez individuales, cada una hecha con la misma cantidad de huevo y patata. La confianza en un reparto igualitario es básica, y la báscula no deja de ser la expresión de un fracaso en la relación.

En estadística se maneja el siguiente adagio: "Si una persona se come un pollo y otra no come nada, cada uno se ha comido medio pollo". Evidentemente, esto es una injusticia y dividir el pollo en dos partes por su mitad puede no ser la mejor opción. La clave está en repartir el pollo atendiendo a la conveniencia de las dos personas, pactando con arreglo a los gustos o preferencias personales si uno se come los dos muslos y el otro la pechuga o reparten esta y a cada uno le corresponde un muslo. Este reparto comporta más quebraderos de cabeza pero es menos frío y tiene muchas menos posibilidades de deteriorar la relación grupal facilitando que se rompan las ventanas (en el sentido figurado ya comentado).

Aunque lo principal es que mientras haya un solo habitante a quien le incomode, ética o estéticamente, el reparto de comida en partes exactamente iguales, la medida dejará de tener el escaso efecto positivo que se le pudiese encontrar. La comida es el bien común fundamental en el encierro propuesto por este programa, por lo cual es clave para mantener el orden en el grupo. Además, hay que tener en cuenta que según van pasando los días es inevitable que algunos habitantes comiencen a dar una importancia inusual a la comida, como efecto del estrés, el aburrimiento y la presión del propio encierro.

Ayer, manu11gh nos hacía saber en los comentarios que había estado controlando lo ingerido por Juan desde la cena hasta el momento de acostarse, con el resultado detallado a continuación. Cenó 65 gr. de pollo con patatas fritas. Nada más terminar se hizo un bocadillo (media barra de pan) con ketchup y mayonesa de frasco. Como una hora más tarde se preparó un tazón de leche con cereales. Y añado yo que después estuvo comiendo más pan con esa crema de cacao casera que se hacen con el cacao soluble y un poquito de leche. Volverá a salir del "mercado femenino" si logra recuperar esos 20 kilos que decía haber perdido en el vídeo de presentación.

Mientras sigan comiendo en la misma mesa y al mismo tiempo, aún hay esperanzas de que no se produzca una quiebra total de un colectivo dividido en dos grupos cada vez más irreconciliables. De momento, sigue habiendo un par de elementos cuya órbita cambia de grupo en grupo, provocando en ambos desconfianza y un poco de miedo. Los 'feos' que ya no lo son tanto para Rebeca, temen que Toscano les abandone definitivamente si le presionan demasiado con estrategias nominatorias. A su vez, tienen entre algodones a Rebeca, como conté ayer mismo, para garantizarse sus votos, si bien esta no participa de la estrategia sino comunicando por adelantado sus nominaciones para que el 'numeritos' Juan y compañía la tengan en cuenta en sus cálculos.

Algo parecido se plantea con Toscano, que también les ha dicho a quien nominará para que les pueda ayudar en los cálculos. De momento, anoche habían pactado este reparto de puntos condicionado a que sea una nominación de 3, 2 y 1 punto, cosa que casi dan por supuesta, y siendo Nagore la expulsada. Rebeca y Toscano desean nominar así:

Rebeca: Arturo, Hans, Indhira.

Toscano: Arturo, Indhira, Hans.

Y los demás completan su cupo de nominaciones de la siguiente manera:

Melani: Indhira, Hans, Arturo.

Tatiana: Indhira, Hans, Arturo.

Juan: Hans, Indhira, Arturo.

Conste que no estoy haciendo una de mis previsiones baldías de nominaciones, sino que se trata de lo pactado hasta ahora, aunque dados los precedentes es muy posible que cambien de planes antes de esta noche. De quedar así las nominaciones de este grupo tendríamos a Indhira con 11 puntos, Hans con 10 puntos y Arturo con 9. Si tenían el objetivo de poner en la picota a tres del otro grupo ya van mal, como cabía suponer.

Bastaría con que los cuatro restantes (Hans, Arturo, Indhira y Saray) dieran su máxima puntuación a Rebeca, por ejemplo, para que esta quedase con 12 puntos, por lo cual la terna de nominados estaría compuesta por Rebeca, Indhira y Hans. De nuevo dos y uno en el balancín (que decía Pepe), teoría de los dos tercios (o el 50 por ciento) al canto. Sabemos tres cosas para contribuir a prever un poco mejor cómo quedará el tema esta noche. Primero que Juan es un estratega pésimo, aún más si se le obliga a improvisar. Segundo que con nominaciones tradicionales (del tipo 3, 2 y 1 puntos) es más complicado que un grupo mayoritario aplaste de forma sistemática a las minorías, estableciéndose un juego más complicado para los estrategas. Y tercero que la experiencia nos hace pensar en la posibilidad de otras nominaciones especiales.

Toscano y Rebeca andan rifando sus votos, aunque ambos se alinean en este momento del mismo lado, lo cual hace que el equilibrio de fuerzas siga dejando el lado mayoritario donde siempre ha estado. Lo de Rebeca apenas lo entiende nadie, creo que ni ella misma, razón por la cual sus justificaciones se componen de una argumentación inconexa y casi absurda. Hans la ponía esta madrugada en el aprieto de darle explicaciones sobre su cambio de actitud, no con el grupo sino hacia él mismo. Pero las respuestas de la dueña de la Rosita no pueden satisfacer a nadie. Está consiguiendo, eso sí, lo que este gato desconfiado piensa que pretende: llamar la atención y conseguir que todos estemos pendientes de ella. Esa lucha la ha perdido Nagore, protagonista durante muchos días y un cádaver viviente en estos momentos.

Rebeca sigue dedicando unos minutos por la noche a su late night show en el jardín. Habla sola, de forma cada vez más inquietante. Abre los ojos, se mueve de forma algo compulsiva, y aparenta dirigirse a alguien que estuviera a su lado, aunque cuando el plano se abre podemos comprobar que no es así. Anoche la interrumpieron sus nuevos amigos, que salían a hacer cábalas en el ajado ábaco de Juan. Se vio obligada a justificar sus soliloquios nocturnos explicando que para no ir tanto al 'confe' hacía como si hablara con un amigo suyo. Pobre amigo.

Toscano, por su parte, pactaba ayer tarde con Hans intercambiarse la información sobre quiénes eran las víctimas nominatorias de cada grupo. El juego de este concursante empieza a ser demasiado peligroso. Sus amigos teóricos lo conocen, pero no podrán imaginar hasta que punto les está traicionando, y no descarto que esta noche reclame su cuota parte de protagonismo modificando sus votos. Anoche decía que no sabía si iba a poder memorizar lo que debía nominar, razón por la cual en lugar de varias opciones le dieron una nominación fija para evitar errores. Pienso si no estaría curándose en salud por si decide finalmente consumar su traición.

Quizá Toscano debiera tener en cuenta la frase de Abraham Lincoln que dice: "Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo". Creo que ha estirado la cuerda demasiado y ha llegado el momento de abandonar su peligroso juego. Si no lo hace puede ser descubierto y terminar en la picota antes de lo previsto. En estos momentos, dudo si su actitud poco leal no esté pudiendo más que su situación personal (la minusvalía), lo cual le pondría en la calle en caso de resultar nominado.

Todas las dudas respecto a lo que sucederá esta noche se centran en los nuevos nominados así como en quién logrará pasar a la casa 11 desde la espía. Esto es así porque el abultado porcentaje de Nagore en las encuestas pone el interés en la posibilidad de que haga récord y no en quien será el expulsado. Sobre lo segundo apenas tenemos pistas de cómo se terminará resolviendo, y sobre lo primero solo cabe hacer balance del paso por la casa de Nagore, quizá analizando las razones de la casi unanimidad que ha provocado su salida.

Nagore es de esas concursantes que no deja indiferente a nadie. Parte de la acción en estas tres semanas ha girado en torno a ella, lo cual habremos de agradecer. Ha sido protagonista por derecho propio, y le ha bastado este breve espacio de tiempo para concitar todos los odios, asumiendo el papel de la gran mala de esta edición. No será para tanto, aunque realmente su figura me ha resultado tan antipática como a la mayoría. ¿Qué hizo mal? Habrá que analizarlo con tranquilidad, especialmente dejando que rinda cuentas esta misma noche ante Mercedes Milá. Particularmente me ha resultado desagradable ver a una concursante que se mostró en este juego envidiosa, malhumorada, sin trazas de estar viviendo y disfrutando la experiencia.

Ya sé que ella piensa lo contrario, y lo dirá hasta hartarse. Pero yo pienso que no lo ha disfrutado nada. La he visto planeando torpes estrategias sin utilidad ninguna, perdiendo el tiempo durante horas para pactar con sus amigos en la casa lo que debían nominar. Cuando no estaban ocupados con eso aprovechó para mostrar su envidia y una inexplicable inquina hacia parte de sus compañeros de encierro. Los que no le bailaron el agua no le aportaban nada y eran mierda. Eso sí, no la vi jamás acercarse a ellos para intentar conocerlos. Conociendo a los demás es más fácil comprender sus razones, y ella no hizo ningún esfuerzo hacia los demás. Ni conoció ni se dio a conocer.

Lo de menos fueron sus formas, ásperas y adustas muchas veces. Mucho peor que eso es su altivez, lo fría que se mostró hasta con quienes más cerca tuvo cuando estos intentaron ponerse de su parte y complacerla. Personalmente confieso que su estudiada impostura me desagrada. Esa estudiada naturalidad hace que no me la crea casi nunca. Para mí tengo que jamás le habría hecho la pelota a alguien como a Rebeca estos últimos días si no fuera por disputarse y lograr ganar los votos para su causa. El proselitismo exento de principios es casi lo peor que he visto en ella. En cualquier caso, no haré leña del árbol caído, y termino diciendo que personalmente me hubiera gustado verla llegar más lejos. Acabar con los más fuertes no es lo más recomendable en este programa, si bien suele pasar con mucha frecuencia.

Y mañana más. Antes de eso, esta misma noche, tenemos una cita con Milá. Feliz gala a todos.

[Dejo cartel con Nagore Mishima. Hoy, a las 12.30 horas, Lis responde a vuestras preguntas en un nuevo encuentro digital. Recuerda que ya puedes solicitar tu sitio en el plató de Gran Hermano, rellenando un simple formulario].