Bea aprovecha los celos de Noelia para empezar a destapar lo suyo con Rodri

telecinco.es 02/11/2016 09:47

No sé si habrá algún especialista que pueda explicar cómo es posible que por la mañana estén casi matándose y por la noche se coman los morros. Esto es el resumen de lo que sucedió ayer, día que terminó con una noche gloriosa como pocas, en la que todos tuvieron su cuota de protagonismo. Esto es algo usual en este Gran Hermano tan coral, pero no suele darse con frecuencia. Disfrutemos el tiempo que queda con la casa llena de gente porque lo vamos a echar de menos después. El día de ayer fue tan completito que no sé si empezar por el principio o por el final.

En el primero de los casos me encuentro a Miguel echando sal en su brik de leche para enterarse de quién está tomando de la leche equivocada, por así decirlo. Si quisiera ir en sentido inverso diría que Bea está deseando contar lo suyo con Rodri y encontró la ocasión de empezar a hacerlo gracias a Noelia. Importante me parece que el grupo de poder en la casa hiciera beber la pócima (agua corriente) que en la prueba convertía zombis en humanos modificada (agua con sal) con el fin de verles pasarlo mal al ingerirlo. Pero también que anoche Bea y Rodri no hayan dormido juntos por primera vez en mucho tiempo.

Vayamos por partes, que diría Jack, el destripador. La paranoia de Miguel se encuadra en la campaña del grupo dominante contra los únicos tres o cuatro concursantes que no les han bailado el agua nunca, o bien han dejado de simpatizar con sus modos dictatoriales y obsesivos. Que Clara insista en que para ella Bárbara ha muerto y al tiempo no pare de hablar de ella define bien esa obsesión de la que hablo. Bárbara es un muerto muy vivo, que ocupa la mayoría de conversaciones entre ellos. El que se mueve no sale en la foto, decía un político importante de la transición. Pues bien, en la casa pasa algo así con quien no comulga con los modos de Clara, Miguel y compañía. O aquellos que simplemente necesitan salir de ese círculo de amargura. Es el caso de Meri, a la que ya consideran del otro grupo por el simple hecho de no participar del concepto en alguna medida segregacionista de la convivencia que tienen ciertos concursantes.

Meri está ya en el punto de mira del grupo dominante, igual que lo estuvieron en su momento todos aquellos que no participaron de esa especie de ‘apartheid’ que algunos parecen promulgar contra Bárbara y Adara. Lo sufrieron Noelia y Alain, hasta que se plegaron a su poder. Bastó con ciertos gestos de sometimiento para ser aceptados entre la mayoría y, de algún modo, indultados. Lo escenificaban ayer perfectamente cuando Rodrigo y Miguel hablaban de no nominar a Alain, pero sí a Meri. A la noche se lo comunicaban al propio Alain. Las fiestas de los miércoles, tan útiles para intentar evitar nominaciones de unos y de otros, ahora parece que serán los martes. Al menos ayer tuvimos algo así como remate de una fiesta inolvidable. Quienes solo asistieran a esta fiesta imposible que imaginasen que horas antes se respiraba odio y venganza. Lo que así empezó habría de terminar en una noche de vino y rosas o, más bien, de besos y claveles.

No sé si Alain podrá disfrutar del indulto que le comunicaron ayer. Si sale de la casa mañana habrá perdido la posibilidad de pedir que le contasen quiénes le han estado nominando todo este tiempo. Ellos son responsables, al fin y al cabo, de que esté en peligro esta semana, igual que la anterior. Estando dentro no lo hará, igual que tampoco se enterará de que Bárbara nunca le llamó mueble, y su desconfianza hacia Candelas fue infundada. Alain es tan rencoroso que ni siquiera espera a aclarar las cosas con esta concursante para expresar su desconfianza hacia ella, ahora que piensan en su posible vuelta repescada. Al igual que un tropiezo al comienzo con Miguel hizo que haya sido a quien más ha nominado.

No sé si sabrá perdonar Alain a Clara (a quien ahora parece adorar, incluso puede que le haga ojitos) que en su día hablase de su oscuro pasado. Meri lo sabe porque se lo dijo a ella. “¿Sabes lo que pasa? Que es un hombre mayor ya”, decía Clara, esa misma que llama niñata a Bea porque tiene 19 años, cuando ella no pasa de 24. Y añadía: “Se le ve que ha tenido una vida bastante complicada, a la par que de calle. Se le ve que ha tenido un problema de calle, y familiar, de algo seco o turbio”. Esto justificaría que Alain desconfiase de Clara mucho más que de Bárbara o Candelas por un pacto que ni siquiera llegaron a llevar a cabo y del que le habló alguien no presente en ese momento.

La teoría expresada por Bea de que las bromas hechas a quienes no puedes considerar tus amigos no son bromas sino putadas parece olvidada un día después de ser expresada. Así lo parece viendo que hicieron a Meri, Bárbara, Adara y Pol (por este orden) tragar la pócima de la prueba ligeramente modificada añadiendo dosis importantes de sal. Tanto es así que Adara casi vomita después de ingerir ese asqueroso brebaje. Lo malo de esto es que ni siquiera disfrutan con sus gamberradas. Registran los armarios de sus enemigos y les hacen beber algo repugnante no para divertirse y reír un rato sino por pura venganza, para infligir un nuevo castigo al díscolo. Es la pena que deben sufrir los disidentes. Disfrutan viéndoles pasándolo mal, de otro modo no se explica.

Una enorme torpeza me parece que ese ente conocido como ‘la organización’ no aprovechase ayer para darles la prueba por no superada con la excusa de que la pócima modificada no sirve para lograr una perfecta conversión de zombi en humano. De esta forma, habrían podido señalar a los infractores, haciendo que las víctimas del castigo se enterasen de lo sucedido. Y también cargarían con el peso de ser responsables de no tener compra esta semana. Derrochar sal va en contra de eso por lo que tantas veces he visto clamar a Clara: “Con la comida no se juega”. Por eso se puede desperdiciar un brik de leche y un puñado de sal, como hizo ayer Miguel. O la sal de las pócimas. Y otros tantos ejemplos. En el juego de anoche, por ejemplo, hacían comer a Pol cucharadas de salsa de tomate con mostaza. ¿Con la comida no se juega? Salvo que yo lo diga, debe ser la norma.

En El Club comentaban la jugada sus miembros, y hasta ellos temían que pudieran no darles la prueba por superada (cosa que sí sucedió y tendrán compra hoy) por haber infringido las normas al echarle sal al agua. De manera que eran conscientes del riesgo que estaban corriendo y aun así siguieron hacia adelante con su plan. Todo fuera por ver pasar un mal rato a sus enemigos en el concurso. No lo puedo entender, sinceramente. No solamente que no se sancionen de alguna manera cosas como esta, y la que propongo es una sanción que va a favor de obra y hubiera generado jugosas reacciones en la casa. Tampoco entiendo que corran tal riesgo precisamente los defensores de la moral, aquellos que tantas veces pretenden venderse como ejemplares.

Tampoco entendería que ‘la organización’ no evitase que uno de los concursantes aspirantes a la repesca pudiera llevar a efecto la amenaza anunciada ayer por él mismo. Fer advertía con toda claridad de que si es repescado pretende decirle a Adara lo que piensa de ella la madre de Pol. Luego no cabe lamentarse si esto sucede. Tengo dicho que me sorprendería la repesca de este personaje, pero si la audiencia lo decide el programa puede evitarlo poniendo la venda antes de la herida. Y eso supone evitar que Fer introduzca una información del exterior tan sensible como esa. Información tan parcial como interesada, aunque también es cierto que Fer no vio recular a la madre de Pol el pasado jueves.

No sé si mañana se volverá a encontrar con su hijo en plató, y tampoco si tendrá que decir algo sobre los celos de Pol. Anoche recelaba de que Adara se diera un beso con Clara en el juego planteado durante la fiesta. Tanto es así que Clara hubo de elegir a otra persona de su grupo, concretamente a Bárbara, que se puso las botas. ¿Ahora quién tiene problemas de celos? Esta sería mi pregunta para la señora madre de este concursante, aunque tampoco es que me importe mucho su respuesta.

La doble moral seguramente hará que sus defensores minimicen los celos de Pol frente a los de Adara. De igual manera que cuando otros comen entre horas están robando y si son ellos simplemente comen sin repartir entre todos, como sucedió de madrugada con las patatas que comían Bea, Rodri y Meri, a quienes Alain no abroncó. El resultado es exactamente el mismo: unos comen y otros no. Clara volvía a repetir el lunes que ella no ha robado nunca comida, sin contar la que tiene escondida, según dijo Rodri. Todos ven la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Es un mal general, y no tiene fácil solución.

Esto del ‘ojoviguismo’ lo pienso también cuando veo a Bea hablar de Adara en estos términos: “Qué pena que no gane por ella sino por su carpeta”. Lo dice la que lo está haciendo a escondidas para añadir un morbo inédito. La que se besa con ese chico convencido de que los aplausos de las galas para ellos dos vienen de su cutre secreto. Rodri piensa que aquí fuera estamos fascinados por una trama que genera más pereza que interés. Se me vislumbra que Bea es la primera a quien le produce pereza mantener más tiempo ese juego. La idea es de Rodri y ella ha transigido, pero creo que se muere de ganas de contar lo que tienen los dos. Anoche Noelia se lo puso a huevo y hay anunciada para hoy una conversación en la que se lo contarán a ella. Si se produce lo contaré aquí mañana, claro está.

Como ya he adelantado, un juego en el que repartían chuches amenizó la fiesta convirtiéndola en una de las más interesantes de toda la edición. Madrugada gloriosa en la que hubo un poco de todo. Si lo sucedido anoche tuviera el protagonismo que se merece en la gala de mañana tal vez los galeros (dícese de aquellos que solo ven las galas y otros programas del prime time) cambiasen su opinión y la audiencia respondería de otro modo. A veces me parece que solo se perciben los malos rollos, griterío y caras largas. La realidad es que hay mucho más que eso, y lo de anoche podría valer como ejemplo.

Bárbara se dio un beso apasionado con Meri, luego con Clara, como ya conté antes. Miguel le chupó y mordió la lengua a Rodri. Alain y Meri se dieron el beso que ella lleva tanto tiempo deseando, aunque más corto de lo que le hubiera gustado. Y Rodri se dio con Bea el beso que ellos niegan a sus compañeros para recoger unas migajas de protagonismo que no son capaces de lograr de otro modo. No hablo de picos por compromiso, los besos fueron todos para dejar al personal ojiplático perdido. Ellos los primeros, especialmente Alain viendo a Meri comerse los morros con Bárbara. Esta última recibió la aprobación de sus compañeras por besar tan bien, con una nota de 9 por parte de Clara. Besos apasionados entre las enemigas declaradas que un rato antes estuvieron discutiendo largo rato. Bien es cierto que en un tono algo más comedido de lo acostumbrado, aunque idéntica dureza por ambas partes.

Tras el beso, Clara y Bárbara se abrazaban y yo disfrutaba con la escena. Ellas son dos de las grandes de esta edición y responsables de tantos buenos momentos. En común tienen que no se esconden ni evitan meterse en el fango, más incluso de lo que cualquiera que las quiera les recomendaría. Eso sí, para lo nuestro nos viene fenomenal. Entre concursantes como ellas y otros como Pol, Rodrigo o incluso Alain hay una diferencia abismal. Con todos sus errores las prefiero a ellas mil veces, auténticas joyas como concursantes. Pero si los besos de Bárbara fueron celebrados, más importante resultó ser el de Bea y Rodri, porque mientras se daban el lote Noelia miraba al techo.

La prenda que habían reservado para Noelia era que se cortase el pelo cuatro dedos. Ella aprovechó para hacer un drama de ello, y se quedó sin jugar, pero todos sabíamos que no estaba disgustada por su pelo sino por el beso de Bea y Rodri. En la casa parece que solo Bea se dio cuenta. En realidad, Bea se ha dado cuenta de aquello que Rodri no ha querido ver. Se demostró anoche cuando hablaban los dos y Rodri reconocía haber apreciado que Noelia dejaba de hacerle cosquillas, o sea, acariciarlo, cuando entraba Bea al dormitorio. A Rodri se le da de fábula hacerse el tonto, y esta es otra prueba más. Bea le comentó que Noelia estaba molesta por el beso. Rodri le pidió que no lo hablase con ella. Lo siguiente fue Bea hablando con Noelia sin tapujo alguno. Y yo celebrándolo.

Bea fue a bocajarro: “¿Te gusta Rodri?”, después de poner en antecedentes a Noelia contándole que le parecía haberla visto molesta por el beso, más que por lo de su pelo. Noelia no supo bien por dónde salir. Respondió primero a la gallega, con una pregunta: “¿Por qué me preguntas eso?”, y finalmente lo reconoció a su manera, o sea, de forma poco clara. “Todavía no sé si me puede llegar a gustar”, decía Noelia. O sea, la respuesta es sí. Estuvo bien Bea en coger este toro por los cuernos, aunque mi convencimiento es que está deseando proclamar lo suyo con Rodri a los cuatro vientos, y esto puede ayudar.

Menos bien me pareció que fuera de inmediato a contarle la movida a Clara. A Rodri estaba obligada porque entre los dos debían plantearse una solución a ese callejón sin salida. Ya he comentado que decidieron contarle hoy a Noelia que llevan liándose diez días y lo correcto es que ella lo sepa cuanto antes. Mi enésima pregunta de hoy es: ¿cuánto tardará Noelia en contarlo a terceros? En definitiva, dudo que puedan mantener mucho más tiempo ese teatrillo absurdo. Seguiremos informando, como dice cierto medio digital que yo me sé.

Moleskine del gato

Hojas de notas que se quedarán en mi débil memoria esta vez. Solo apuntar algo más sobre Rodri y Bea. Discutieron al final de la noche porque tocaba, también supongo que por lo mucho que les tensiona la tarea puesta por ellos mismos para hoy, y de refilón por las patatas que algunos del grupo dominante se comieron a altas horas de la madrugada. Decía @Anthony-Machine anoche: “Rodrigo duerme solo, ya podéis suicidaros con la goma de la carpeta las naranjeras”. Pues eso.

Dejo cartelera, con Pol en ‘Como Dios’. Por Montse Juanilla.

Y que tengamos más madrugadas como esta. Amén.