Desi: "En la vida me podía imaginar que Raki se volviera una embustera"

telecinco.es 13/06/2013 09:08

Antes de contar todo lo que nos espera en la gala de esta noche, de donde saldrán cuatro finalistas de los que uno se llevará el maletín el próximo martes, y hasta llegar al momento del daguerrotipo de Álvaro, repasemos un par de hechos relevantes del día de ayer.

En realidad, lo más relevante fue ver a Susana demostrando personalidad por arrobas, justo lo que le falta a Nacho, con quien tuvo un encontronazo a mediodía. Susana es una grandísima seguidora de Gran Hermano, por eso no le hace falta leer a este gato para repetir cosas aquí dichas, compartidas por muchos amigos en los comentarios de este blog y en las redes sociales. Ayer llamó mentiroso a Nacho, y cuando al cabo de un rato este utilizó el mismo argumento contra Susana, le respondió: “Tu personalidad brilla por su ausencia”. El daguerrotipo de Nacho, publicado ayer, tenía este subtítulo: “Falta personal... idad”. No era el juego de palabras más ingenioso del mundo, pero venía a decir lo que ha repetido un día después Susana en la casa.

También me hace gracia que utilice el calificativo de reventados, cuyo copyright debemos a Iván Madrazo (GH 10), que puede gustar más o menos pero dejó para este programa una buena colección de términos absolutamente clásicos e identificables. Hablaba Susana de Nacho y Juan Carlos en estos términos: “Todo lo dicen por lo ‘bajinis’. Son unos reventados”. Y creo que también metía a Raki en el bote cuando decía: “Tienen más miedo que el que se fue a la guerra”. No se puede decir que Susana no sea una buena sucesora de Iván Madrazo, como acuñadora oficial de expresiones con gran efectividad.

Todo este mal rollo vino porque Desi no se levantó a tiempo y otros tuvieron que hacer la tarea que le hubiera correspondido. En conclusión, lo más destacado de todo fue que mientras Igor mantenía la misma postura guerrera contra Desi antes y después de que esta se levantase y apareciese como si nada por el salón, otros piaron antes para callar después. Juan Carlos o Nacho se quejaron antes, y animaron a Álvaro para que fuera a despertarla. Lo mismo hicieron con Susana. Casi parecía que les estaban dando órdenes, lo cual les molestó sobremanera.

Cuando apareció Desi no dijeron nada, actitud criticada por Susana y Álvaro, con la aquiescencia de Igor. Está clara la división existente en la casa, con Raki todo el día unida a Juan Carlos como a un hermano siamés, intentando evitar todo conflicto utilizando el argumento de que no se entera de nada, que ya no se cree ni el tato. “Vivo en los mundos de Yupi”, dijo ayer, mientras vomitaba confetis que llevaban inscrita la palabra “mentira” en letras doradas.

"En la vida me podía imaginar que Raki se volviera una embustera", decía anoche Desi. Los puñales vuelan estos días a la velocidad del vértigo, ese que tanto tiempo hemos estado esperando y al final lo tuvimos con las tres batallas ganadas por Leónidas Igor (y su vigor). Además de estos últimos días en los que algunos concursantes parecen más nerviosos que Bob Esponja en la bañera de Falete (no hay texto que se precie de ser algo humorístico sin un chiste de Falete). El vértigo se ha hecho de rogar, pero al final lo hemos conocido. Al final ha sido todo más una cuestión de vigor. Lo que yo te diga.

Algo de razón tendrá esta vez Desi, porque su descripción de Raki coincide bastante con lo visto ayer cuando mostraba su desagrado porque Susana hubiera utilizado una información suya en contra de Nacho. Se sintió molesta porque, según ella, si le cuentan algo luego es incapaz de contarlo a otros, pase lo que pase. Para no dejar el tema a medio contar, diré que el otro día Nacho dijo en el billar que Susana estaba enfadada porque había gente que no hacía sus tareas, cuando ella solamente le había pedido que preguntase cuál era la tarea de cada uno. La misma mañana de ayer, estando Susana y Raki metidas en la cabina, esta contó la forma en que Nacho había tergiversado sus palabras. Pues bien, Susana le reprochó este hecho a Nacho en su posterior discusión, y esto es lo que molestó a Raki.

Tengo dicho que la memoria es subversiva, y por suerte a algunos nos sigue funcionando (a duras penas tras cuatro meses con falta de sueño). La propia Susana le ponía un ejemplo a Raki de una ocasión en que ella había contado a un tercero algo que le había sido revelado de forma confidencial, aunque no logré enterarme bien. Pero hay otro ejemplo con el que le hubiera demostrado de forma palmaria lo incierto de su argumento. Ella sí cuenta a terceros algo que le ha contado alguien de forma personal. Ya lo creo que lo hace.

Sin ir más lejos, lo hizo este sábado. En el tercer acto de su larga conversación con Juan Carlos, le descubría como Susana le había contado lo de la relación que él parece estar empezando fuera de la casa (que al parecer es con una chica que trabaja en esa discoteca donde van todos). Susana se lo contó de forma confidencial a Raki, y esta no tuvo ningún reparo en hacérselo saber a Juan Carlos. Sin entrar a valorar lo absurdo de que Juan Carlos se lo contase a todo el mundo menos a ella, está claro que Raki estaba vendiendo a Susana de esa forma. Diferente fue lo de ayer, porque Susana ni siquiera dijo quién le había contado lo dicho por Nacho en el billar.

Estas historias son más aburridas contadas que vistas en directo. Y tampoco merecen mucha más atención ahora que ya conocemos todos el percal. Prefiero cosas que me puedan sorprender. Por ejemplo, que Susana le pida a Igor comentar su superada adicción al juego. No lo vimos en directo, pero lo cuenta él en su blog, afirmando que Susana es la única con quien le apetece hablar de ello y se sintió muy bien al hacerlo. Los dos concursantes más grandes de esta edición mano a mano. Me parece emocionante.

Por no hablar de otra conversación de anoche, esta vez recogida en el directo para pasmo de propios y extraños. Imagino a Floren ojiplático escuchando a Igor y Susana hablar de derivadas matemáticas, y otros detalles contables. La fecha de ayer figurará para siempre en los anales de Gran Hermano. Fue la primera vez en catorce ediciones que las paredes de la casa más famosa de Guadalix escucharon una conversación sobre matemáticas. Muero de gusto. ¡Por Dios bendito! Que nadie se atreva a privarnos de estos dos hasta el final. O sea, hasta el martes próximo.

A ello voy, porque ya se puede revelar esa fecha de la final y también lo que pasará esta noche. Es algo que generalmente dejo para los últimos párrafos, pero esta vez lo haré diferente porque la gala que nos espera hoy es de todo punto extraordinaria. Recopilo lo publicado por fuentes oficiales durante el día de ayer: Primero se producirá la última expulsión de la temporada. Uno de los nominados deberá abandonar la casa, y estrictamente no habrá más expulsados directamente por los votos de la audiencia. Ayer conocimos los porcentajes ciegos, que no entraron por falta de tiempo en el debate del martes. Son estos: 62,08%, 19,08%, 9,39% y 9,45%.

Si hacemos caso a nuestra encuesta saldrá Juan Carlos. Durante esta edición la encuesta habría mantenido así su porcentaje de aciertos habitual, en torno al 83%, con un 12% de fallos y el 5% restante a anotar en el caso de un empate técnico resuelto a última hora, imposible de pronosticar mediante una encuesta que si acaso puede medir tendencias. Así las cosas, tras esta expulsión se volverán a abrir las líneas telefónicas para que podamos votar, por los medios tradicionales (llamadas y mensajes cortos de móvil) a nuestros concursantes favoritos. Se votará, por tanto, en positivo, y de esa votación saldrán los finalistas.

Los dos concursantes menos votados no llegarán a la final y habrán de abandonar la casa esta misma noche. Creo que no se les puede considerar expulsados porque la audiencia nunca habrá votado para expulsarles. Tan solo serán los menos apoyados, y no tendrán el privilegio de optar al premio ni de permanecer en la casa hasta el martes día 18 de junio, en que se celebrará la final. Una final a cuatro, como ya ha sucedido en alguna ocasión anterior.

Dicho lo cual, solo me queda expresar un deseo. Es mi deseo. Personal e intransferible. Lamento no coincidir con todas las opiniones, lo cual no es posible ni deseable. No entendería que Susana e Igor, Igor y Susana, no fuesen finalistas de esta edición. Ellos dos han sido piezas fundamentales e imprescindibles. Sin Igor no nos habríamos quitado de encima el lastre de unos concursantes que queríamos ver fuera, como pasado el tiempo se ha demostrado. Diría incluso que sin él no habría llegado hasta aquí Susana, o por lo menos lo habría tenido bastante más difícil.

No le voy a decir a nadie lo que tiene que hacer, pero después de cuatro meses dando la vara aquí me parece de justicia decir lo que pienso hacer yo. Esta noche voy a votar por Igor y por Susana. Por los dos. Quiero verles en la final. Porque me parece justo, y me relamo de pensar en la reacción de la fila cero de reventados en las galas cuando vean esta noche a Igor levantando con ambas manos el rótulo con el teléfono para convertirse en ganador. Es un final soñado para esta historia. No podemos tirarlo todo por la borda en una noche. Al menos este gato sentimental lo va a intentar.

Daguerrotipo: Álvaro, vuelo raso

Lo de Álvaro ha sido como un coitus interruptus, pero con final feliz. O sea, que lo hemos gozado, aunque nos haya sabido a poco. La marcha atrás fue en este caso provocada por un vuelo raso que pudo terminar mucho peor. No obstante, su comienzo fue un adelanto de lo que habría de suponer su paso por la casa. Álvaro llegó tarde, pero ha demostrado tener los pies en el suelo, mucho más que la mayoría de concursantes que han ido desfilando por allí, hayan permanecido más o menos tiempo. Jamás se ha despegado de la realidad, lo cual ha sido su gran acierto.

Con una apariencia conciliadora, entre otras cosas por su hablar pausado y sus maneras refinadas, no ha parado de hacer vuelos rasantes por encima de las cabezas de todos sus compañeros para analizar desde bien cerca cómo son cada uno de ellos. Me resulta curioso que en más de una ocasión haya señalado lo diferente que veía a algunos concursantes desde casa con respecto al análisis que pudo luego realizar desde dentro. Si no fuera por esas formas de total corrección, diríamos que no ha dejado títere sin cabeza.

Álvaro demuestra lo importantes que son las formas por encima del fondo de lo que se dice. Con una sonrisa y sin ningún aspaviento es capaz de llamar infantil a Kristian aparentando toda la bondad del mundo. “Yo no me creo que sea así en la calle, compitiendo como un niño chico”, decía ayer. Lo mismo dicho por cualquier otro hubiera sonado mucho más fuerte. Es como si a un extranjero le llamamos “hijo de puta” con la mejor de nuestras sonrisas y en tono relajado, en contraposición de llamarle “buena persona” gritando y con expresión airada. Justo esa expresión que nunca hemos visto en Álvaro.

Analizando el concurso con acierto desigual y dotado de esa capacidad para mantener siempre un buen tono, Álvaro podría habernos cautivado de no ser porque ha evitado implicarse del todo, lo cual podría tener que ver con su tardía incorporación, aunque me inclino a pensar que hubiera actuado de forma parecida de quedarse desde un principio allí dentro. Tampoco ha pretendido adoptar el rol de pacificador o mediador, que en esta edición no parecía muy necesario. Su tendencia a mantener cierta distancia de los hechos, como si fuera un observador exterior no implicado, le ha alejado de un maletín para el cual buscamos dueño desesperadamente en muchas ocasiones.

Por eso el inconveniente de haber permanecido en el juego menos tiempo que ningún otro concursante creo que ha sido menor. Estábamos necesitados de encontrar alguien que mereciera el premio, y Álvaro podría haber servido. Con sentido común y una madurez que hemos echado en falta en otros, ha representado en buena medida al hombre corriente. Casi siempre parecía un tipo normal que pasaba por ahí y charlaba con todos sin que la cosa fuera con él. El espectador de Gran Hermano busca identificarse con un concursante para poder defenderlo, aunque no siempre se da el caso. Con Álvaro era muy fácil identificarse porque en muchas ocasiones se comportaba como nuestro portavoz. Era uno de los nuestros, como me gusta decir.

El problema es que tan nuestro le hicimos que dejamos de contar con él como concursante. Por un lado se quejaba de aquellos que parecían renunciar a ganar este concurso, convirtiéndose en presidentes del club de fans de otro concursante, y por el otro demostraba lo mismo con su actitud poco comprometida o, tal vez, poco valiente. No le ha sobrado ironía y causticidad en sus juicios, pero le ha faltado un poco de mala intención. Tengo la sensación de que si hubiera querido, y con poco esfuerzo, se podría haber convertido en el concursante más interesante, con diferencia, de esta edición.

Entró con toda la información del mundo y demostró que sabía gestionarla y utilizarla con tanto acierto como cautela. Cuando regresó sabía lo que estábamos reclamando muchos, nada más y nada menos que alguien capaz de desenmascarar la hipocresía y falsedad que estaba contaminando esa casa. Tal vez se contagiase por la tendencia general a evitar los conflictos, y por eso renunciase a ser quien hiciera lo que estábamos esperando. O a lo mejor nunca lo pretendió. En todo caso, esto dejó la puerta abierta para que volviese Igor a agitar la alfombra para ver salir los muertos de debajo. Precisamente lo que estábamos esperando.

Álvaro desaprovechó su oportunidad, y eso que lo tuvo más fácil de lo que nadie lo había tenido antes. Con inteligencia, cautela, buenas formas y mucha información, la situación era ideal para convertirse en el concursante perfecto. Una especie de conseguidor que hiciera lo que la audiencia reclamaba. Cierto que hubiera corrido más riesgo si hubiera decidido concursar de esa manera. Renunciando a ello ha conseguido llegar hasta la última semana, y probablemente mañana se convierta en uno de los cuatro finalistas, cosa que deseo. Pero nada más.

En todo caso, la presencia de Álvaro ha mejorado notablemente el panorama. Ha sido un concursante generoso y comprensivo, y no puedo decir que haya elegido mal sus amistades, salvo el caso incomprensible de Desi. Esta concursante es la antítesis de Álvaro: desconsiderada, poco comprensiva y de formas horrorosas. Sin embargo, ambos conectaron perfectamente desde un primer momento. Por ella ha reconocido Álvaro uno de sus defectos, que también es en cierto aspecto una virtud. Cuando simpatiza con una persona, y más si llega a quererla, la defenderá siempre, aunque reconozca sus defectos. Eso le ha pasado con Desi.

También tiene Álvaro la tendencia a decir a cada uno lo que quiere escuchar, lo cual no le beneficia. Aceptado que es una buena forma de sonsacar información y situarse en una posición privilegiada, volvemos a la misma reflexión ya realizada. No utilizó esa información en su provecho, limitándose a proporcionarnos el placer de decir lo que muchos pensamos en bastantes ocasiones. Poca cosa a cambio de verle demasiado entregado con unos y con otros. Por suerte siempre mantuvo la dignidad de no cometer los errores que han acabado con el concurso de algunos otros, como es disculparse por una nominación u otros detalles que parecen ser puro peloteo y lo son.

Si tuviera que quedarme con su mejor momento diría sin ninguna duda que aquella defensa tranquila que hizo de Desi, cargada de generosidad, cariño y comprensión. Sus palabras iban cargadas de tanta emoción y transmitían tanta verdad, que a punto estuvo de hacerme incondicional de esta concursante. Se me quitó la idea en cuanto volvió a ocupar mi pantalla y más cuando volvió a llenarla de improperios. Si algún día necesito a alguien que me defienda quiero que ese sea Álvaro. Y para los momentos que esté de bajón quiero escuchar su risa curativa.

Aunque no lo hubiera pensando nunca, sin Álvaro le hubiera faltado algo a este Gran Hermano. No sé si estaríamos hablando ahora de otra historia con otro comienzo de este concursante, sin ese vuelo precipitado al vacío que demostró las enormes ganas que tenía de vivir esta experiencia sin que nada le pusiera freno. La vida pone el freno donde quiere y suele ser donde menos te lo esperas. En todo caso, le tengo que agradecer a este concursante que en su momento nos sacase del error de pensar que estaba todo perdido. Luego hemos tenido muchas y buenas razones para darnos cuenta de que no era así, pero gracias a él llegamos a esos momentos mucho más felices.

Todo lo dicho estaría incompleto en un día como hoy si no confesase que Álvaro completa mi terna soñada de finalistas. Junto a Susana e Igor, este concursante es un complemento ideal para ponerle un perfecto final a esto.

Moleskine del gato

AnaEva sigue siendo motivo de conversación en la casa. El otro día comentaba Igor su extrañeza por ello. Recordemos que apenas estuvo tres días en la casa, pero la historia de su engaño causó sensación y siguen recordándolo. Ayer decía Desi que Eva “no tiene cara ni cuerpo de modelo”. Susana lo remataba llamándola “choni”. Y Álvaro le daba el tiro de gracia: “Encima se consideraba pija”. Me parto.

Esta noche tenemos una fiesta. No hace falta decir más. Va a ser una locura, especialmente para Mercedes, que entrevistará a tres concursantes. Uno tras otro. Como en la consulta del médico. “Que pase el siguiente”. Y Henry Mendez andará meneando el tiburón por ahí.

No pares, sigue, sigue...

No pares, sigue, sigue...

Esta fiesta no termina.

Dejo caricatura de Raki. Si la miras fijamente durante más de dos minutos verás saltar confetis de colores de detrás del sillón. Palabra. Javier B.V. hace todo posible. Increíble, como siempre.