Un regalo de verdad
Para este gato emocionado lo que empezó anoche es un auténtico regalo, como para muchos de vosotros. No le faltaba razón a Mercedes Milá cuando el pasado domingo utilizaba esa expresión casi para definirlo. Anoche fue más allá, y afirmó que estamos asistiendo al nacimiento de un formato desconocido e innovador. Esto no es exactamente Gran Hermano y, sin embargo, lo es en grado sumo. Le falta la emoción de conocer a gente nueva, mi gran objeción al formato con personajes famosos. También los familiares y amigos procurando lo mejor para sus defendidos en plató. Por lo poco que supimos anoche tampoco habrá nominaciones, aunque sí una pareja expulsada cada semana. Con todo, la esencia no la perderá, según todo parecía indicar anoche. Los primeros momentos de cada encuentro dieron para mucho que analizar, además de mostrarnos una realidad pura en la mayoría de las reacciones, por no decir que en todas.
Esa realidad desnuda que nos invita a vivir Gran Hermano es lo que me hizo enamorarme de este programa. Lo mismo que valoré anoche, una velada de emociones sin parangón, en la que este gato sensiblero no paró de retirar las lágrimas que tímidamente se asomaban a mis ojos (¿por qué nos dará tanto pudor llorar en público, solo sea delante de un ser querido?). Si esto sigue así preveo que vamos a disfrutarlo y mucho. Cada comienzo de este nuestro programa me pilla con recelo ante lo que ha de venir, mucho más incluso me pasó anoche. Pero al final la realidad es siempre mejor de lo previsto, y nunca me he arrepentido de seguir haciendo mis comentarios, dejando la piel por ello. Es increíble el trabajo realizado por ese equipo, capaz de montar este Gran Hermano en apenas horas. Según escuché anoche a algunos de los nuevos concursantes les habían avisado el lunes de esta misma semana. Y, creyendo a Nico, ayer este concursante estaba achicando agua por el temporal en Tenerife cuando le propusieron participar en esta edición especial.
El concepto del reencuentro es sugerente. No solamente significa volver a encontrarse con el otro sino también puede ser con uno mismo para después hacerlo con los demás. Pero igualmente es, según el DRAE: "Recobrar cualidades, facultades, hábitos, etc., que había perdido". Ahí es nada. O esta otra definición: "Choque de tropas enemigas en corto número, que mutuamente se buscan y se encuentran". De todo hay, por tanto. Mercedes Milá hacía el otro día una acertadísima comparación entre Gran Hermano y un viaje en autobús de un grupo de personas. Pues bien, este reencuentro podría ser como la cena que ese mismo grupo de viajeros organizan diez años más tarde, en la que todos tienen ocasión de comprobar quién está más gordo, quién mejoró o ha ido a peor. Con todo, he visto a la mayoría casi igual que entonces, o incluso mejor, como es el caso de Ainhoa.
El juego planteado por parejas tiene algún que otro handicap. Las parejas han quedado desintegradas justo en el momento de completarse el grupo de concursantes. Nuevas relaciones se establecerán entre miembros de parejas diferentes, lo cual plantea igualmente una situación atractiva como comprometida, desde el punto de vista de que unos concursantes pueden pasar a ser un lastre para sus parejas. No nos han contado en qué se basará la elección de la pareja a expulsar, pero dentro de unos días se habrán creado tramas más interesantes entre miembros de parejas distintas, de forma que sea difícil y comprometida la elección. Entonces nos habremos olvidado de que Bea está ahí no solamente por haber sido en su día quien mejores y más divertidas broncas proporcionó a esa casa, sino también por Nicky, y entonces él estará montando estrategias con otros mientras ella andará por su lado pegando gritos hasta a las paredes.
Lo que sí sugiere este innovador formato es que de no producirse una extensión mediante relevos con concursantes de las ediciones que no tienen representación (primera, segunda, séptima, octava y décima) esto podría durar cinco semanas. A saber, el miércoles próximo se nominaría, luego habría tres semanas más para expulsar a la mitad de las parejas, y finalmente la quinta semana transcurriría para decidir la pareja ganadora de entre las tres finalistas. Esto podría ser así o de otra forma completamente distinta, porque como digo: quién dice que si funciona no podríamos terminar viendo a Israel y Silvia (GH I), padres de un hijo como sucede con Desi y Nacho, haciendo un relevo tras cualquier expulsión. O a Carlos y Fayna (GH II), también padres, si bien estos siguen siendo pareja. O Inma y Beatriz (GH VII), para que la primera pueda volver a hacer la hélice con su ropa interior a escasos centimetros de la cara de la 'marquesa destitulada'. Igual otra encantadora pareja que aún se mantiene feliz, como es la de Dani 'Sucio' y Laura (GH VIII). E incluso a Iván y Chiqui (GH X), quizá quienes mejor química tuvieron, además de todo el cariño que aún mantienen.
El conjunto de los elegidos es mucho más de lo que podía esperar este gato nostálgico. Jamás habría pensado que entre ellas estarían casi todas mis favoritas. Lo de Indhira estaba más o menos claro, pero habría asegurado que no entrarían Melania, 'mi Melania', la del hechizante imán que dije tras su expulsión, aquella a quien dediqué la carta más sentida. Pero es que, precisamente en esa carta decía yo: "Si me gustó la temperamental Raquelilla, o la bella Desi, o Ainhoa 'Croft'...". Vaya, vaya, toda una declaración de principios especialmente oportuna en un día como hoy. Porque sí, ellas también están ahí. Raquel, la Raquelilla del batido de fresa a la que algunos llamaron Raquelo por razones evidentes. La bella Desi, como decía entonces, quizá la mujer más arrebatadoramente hermosa que pasó nunca por Guadalix. Y Ainhoa 'Croft', gracias a la que tuve la primera constancia evidente de que me leían los magos que hacen este programa, cuando Mercedes le preguntó a su madre si sabía que en Internet la llamaban así. A este quinteto de favoritas solo le falta una olvidada Cristal (GH VI), de la que anoche conocí su maternidad, y Laura 'la divina' que robó los canapés (GH VIII). Creo que nadie más.
Ni en mis mejores sueños podía esperar una elección tan gatuna y, por tanto, tan acertada según mi opinión. Y a su lado las parejas respectivas: un cautivador Piero, una de las más entretenidas entrevistas que ha realizado en Gran Hermano nuestra querida Milá (le llamé entonces Piero I, el conquistador); ese Nacho "vendedor de sueños" de espíritu conciliador, carácter apacible y sinceridad poco hiriente (de esta pareja dije enero de 2003: "Sé que voy contra corriente, una vez más, pero me gusta Desi y lo que es más grave, me gusta la pareja formada por Desi y Nacho. Una vez evidenciado que el martirio psicológico ensayado por Nacho es sobrellevado con autoridad por la hispano-suiza, refugiada en su amistad con Judith, el rollo entre estos dos me parece cada vez más atractivo"); así como ese Nico cuyo mayor mérito fue soportar a Nuria 'Fresita' y que anoche parecían ambos competir por quien era más insoportable y con más ansia de protagonismo, si bien el de ella habría de ser efímero; y una Noemi de quien siempre pensé que no tiene escrúpulos, lo cual tal vez sea lo menos hiriente que puedo decir de ella.
La pareja entre Bea y Nicky quizá sea representativa de algo expresado unas líneas más arriba. Nicky puede ser el gran obstáculo de 'la legionaria' para conseguir la victoria. Y en el caso de Indhira y Arturo ambos pueden ser un impedimento para el otro. Esta es la pareja cuyos fans aún viven, están despiertos y calientes, deseando con tanto fervor una reconciliación como que uno pase del otro. Como dice mi amigo Pablo, a quien vampirizo ideas siempre, los fans de los demás concursantes han cogido peso y malas costumbres en estos años de inactividad, con lo cual no podrán en ningún caso competir con 'Indhiristas' y 'Arturistas' aún en activo. Pero, como digo, no sé hasta qué punto los fans de uno pueden amargarle el pastel al otro. De momento, anoche fue la única pareja que no se saludó. Ni fría ni amablemente sino todo lo contrario.
Arturo entró al dormitorio azul y saludó a un grupo de gente desconocida en su mayoría para él (al no haber sido seguidor del programa), pero al llegar a Indhira se dio la media vuelta. Veo a Arturo quemado, contaminado por factores externos, mucho más mezquino que en su paso anterior por esa misma casa (en este caso es exactamente la misma), y muy preocupado por hablarle mal de Indhira a los demás. Todo lo contrario que ella, mucho más discreta y silenciosa, pasando del 'delfín'. No sé si los días de estancia que quedan por delante servirán para que este se desintoxique y exorcice las malas influencias ejercidas por alguna compañera de encierro en el último Gran Hermano.
Entrando ya en materia, vi a Desi incómoda ante Nacho, un poco superada por la situación y me transmitió mucha más sensación de vulnerabilidad que hace casi ocho años. A Melania conservando ese carisma irrompible y apabullante, casi igual que cuando la conocimos, manteniendo intacto su imán. Ainhoa parece mucho más serena, incluso excesivamente seria, con su belleza asentada y mucho más delgada. Bea sigue siendo la misma encantadora 'cabra' (no la de la Legión). Noemi parecía mucho más encantada con la situación que Raquel, quizá las dos que han pasado en su vida en común por situaciones más duras. Nacho andaba tan 'Relaciones Públicas' como siempre, manteniendo su encanto personal. Piero con el mismo perfil de siempre, soñador y vividor a un mismo tiempo. Nico aún más cansino e insoportable de lo que le recordaba, un poco a lo Germán (GH X) en su primera y casi única noche. Y Nicky igual de cargante solo que peor, porque ahora ejerce de gerente de hotel ordenando a un compañero que abra la botella agitada durante minutos por una Aída que se fue a hablar con Dios tras pasar unos minutos en la casa.
La salida de la vallisoletana más insolente y la de 'Fresita' fueron las dos mejores noticias que nos traería el final de la noche. A la primera le delató la canción que espontáneamente cantaba anoche: "Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa...", aunque simulase poco entusiasmo por ir a presidir el brindis de bienvenida. Si me dejo llevar por las primera impresiones, diré que será Nacho quien triunfe en este Gran Hermano singular. Anoche vi a Indhira con pocas ganas de separarse de él desde el preciso momento que se saludaron. No vi chispas porque las galas de presentación son todo fuegos de artificio y es complicado advertir el fuego discreto que pueda surgir entre dos concursantes. Pero es que, además de esto, también me pareció ver cierta química con Melania. Me refiero a Nacho y Melania, especialmente cuando esta le pregunta por su signo del zodiaco y a la respuesta de que es acuario su reacción pasa por decirle después que como "su novio de tantos años". No sé si se trata de la comparación más apropiada si no es porque de alguna manera su subconsciente está relacionando a Nacho con su antiguo novio y no con cualquier otro de los acuario que seguramente conocerá.
No voy a negar que el panorama se presenta muy atractivo y ya ardo en deseos de ver las alianzas que se establezcan y los acercamientos de todo tipo entre estos doce viejos y grandes hermanos. Mi endémico descreimiento (enfermedad que me aqueja cada vez que se aproxima una nueva edición de nuestro programa) hizo que tuviese muchos más reparos ante esta experiencia de los que le pongo hoy. Fueron tantos recuerdos, tantas emociones, tantas situaciones que he vivido en primera línea de fuego comentándolas al día siguiente, que debo confesar que estoy entusiasmado. Esto me da una fuerza inusitada que, tras los agotadores meses vividos en la undécima edición, no pensé que fuera a tener. Es como "volver a empezar", decía anoche Milá. Bienvenidos al show.
[Si alguien quiere dejarme cualquier pregunta lo puede hacer en esta página, donde intentaré responder a todo durante los días que siga habiendo preguntas. Recuerdo también que puedes seguir participando en el Test de Gran Hermano, donde tienes oportunidad de probar tu nivel de conocimientos sobre la historia del programa]