Cristian es salvado por la audiencia y cuestionado por sus compañeros

telecinco.es 11/03/2020 09:28

Caras de decepción y auténtico fastidio cuando los dioses (con la inestimable ayuda de Lara Álvarez) comunicaron a Ana María que seguía nominada después de haber dado idéntica noticia a Fani y Alejandro. Cristian había sido salvado, ante lo que Rocío esbozaba una sonrisa irónica, José Antonio bajaba la cabeza, Elena llevaba su mano izquierda a la cabeza y tanto Alejandro como Jorge miraban hacia otro lado. Nadie felicitó a Cristian por ser el tercer salvado por los dioses de este Supervivientes 2020. Esa fría reacción de sus compañeros es consecuencia del enfrentamiento habido entre los siervos. No sabría decir si se trata de un todos contra Cristian o un Cristian contra todos. Sí tengo claro que el enfrentamiento alcanzó esta semana su punto álgido cuando el salvado anoche ponía su rostro a escasos centímetros del de José Antonio mientras pedía a gritos que no le gritase. Los dos parecían estar buscando la descalificación del otro.

Cristian llevaría las de perder ante la audiencia de no ser por dos cosas. Una es ser hermano de Sofía, de la que hereda parte de un fandom donde acostumbran a ganar y descartan no hacerlo también con el hermanísimo. La otra cosa que salva a Cristian y hace que parte de la audiencia le vea como el lado débil por el que suele romperse la cuerda es el clan organizado entre Rocío, José Antonio y Elena. Por mucho que se reconozca en Cristian a alguien con no muy buena intención en algunas ocasiones, torpe y no muy espabilado en otras, es inevitable ponerse de su parte cuando se enfrenta a tres personas que parecen a veces las hermanas de la Cenicienta.

Rocío, José Antonio y Elena forman un trío que se mueve bien en la provocación, hábiles a la hora de alterar a aquellos que no les bailan el agua y cuyo comportamiento pandillero irritó primero a Pavón y ahora a Cristian. “Eres una mala copia de Pavón”, le dijo José Antonio. No es extraño el comentario dado que acababa de llamar “cabrero” al periodista, comentario pretendidamente despectivo copiado del ahora habitante de isla Desvalida, aunque sus compañeros no lo saben. Cristian fue un dios pésimo que a punto estuvo de provocar una hecatombe en playa Uva. A su lado las tormentas podían llegar a parecer una leve molestia para el grupo. El pasado jueves pasó de dios a siervo y da toda la impresión que se ha propuesto sacar de quicio a sus compañeros. Sin embargo, anoche era salvado por la audiencia. Parece inexplicable, pero no lo es.

Creo que sus enemigos están haciendo un favor considerable a Cristian. La contradicción habida entre su discutible comportamiento y ser el más votado para salvarse se explica en la impresión de debilidad que transmite. Ayuda a que veamos débil a Cristian que el trío de la benzina lo ponga contra las cuerdas una vez tras otra. La mala intención de Elena diciéndole “tu madre no está orgullosa de ti” hace olvidar sus errores. “Eres mala… ¡bruja!”, respondía Cristian mientras Elena seguía provocando: “Acércate un poquito más. Sigue insultando”. “¡Mala pécora! Eres mala y sabes dónde hacer daño”, seguía diciendo Cristian. Su gran pecado había sido pegar un trago a un coco más largo de lo esperado. De acuerdo que muy solidario con el grupo no parece, pero no sé si la reacción guarda bien la proporción.

Los golpes bajos de Elena y José Antonio no dejan ver que Cristian es quien dice cosas como “¡mentira! agárrame la cola y estira”. Imposible no esbozar una sonrisa ante salidas tan primarias, todo lo contrario que cuando a Cristian le llama Elena “cortito” o José Antonio “macarra barato”. Prefiero que me muerda un ermitaño, como a Ana María ,que ser atacado por Elena y José Antonio, con Alejandro de palmero. Son expertos en poner a su contrincante contra las cuerdas. “No metas a mi madre porque salto”, dice Cristian. “Salta, salta”, le anima José Antonio. Y Elena insistía en probar suerte a ver si perdía los papeles: “¿Me vas a dar con la manita? ¿Me vas a dar como un machote?”. Corleone les hubiera fichado con contrato fijo y unas buenas stock options.

Cristian la pifia y ni se nota porque tiene a sus enemigos intentando hundirlo, pero lo que hacen es salvarlo, y consiguen que también lo salve la audiencia. José Antonio dice que Sofía tiene envidia a Gloria Camila y además “se ha comido sus babas”. La respuesta de Cristian no se hace esperar. “¿Envidia de qué? Mi hermana ha ganado dos realities. Con sus ovarios”. Hombre, no iba a ser con los de otra. Y, dedicado a Rocío, añade: “Mi hermana no viene de ninguna saga. Viene de abajo”. “Gloria viene de más abajo”, terció José Antonio. Venir de abajo es bien porque eso quiere decir que estás ya arriba, pero da igual si es del subsuelo o desde el mismísimo núcleo del globo terráqueo. Y aquí es donde Cristian lo termina de estropear. “A Gloria le tocó la lotería con lo de Rocío Jurado”.

Cristian pide que no metan a su madre en la conversación y, a renglón seguido, hace referencia a la madre adoptiva (y muerta) de la tía de Rocío. Como diría Miriam Saavedra, ¡qué feo, qué feo! Para el hijo de Mayte Galdeano lo de la adopción es como un sorteo de azar. “¿Vais a comparar a Gloria con Sofía? Solo hay que mirar la figura de una y de otra, la cara de una y de otra”, dijo también Cristian. La faltada por el físico, no fuera a faltar algo. Por cosas como estas digo que le están haciendo un favor al ir a por él en pandilla consiguiendo que nos de pena. De no ser por ellos, y por ser el hermanísimo, su carrera en el concurso estaría terminando. Cómo será lo de Cristian que un templado y equidistante Jorge le llegó a decir en el fragor de la batalla que no siguiera insultando. Alabo el papel de Jorge en esta polémica, dando sensatos consejos a Cristian la mañana siguiente. Hubiera sido mucho peor si se mete en la discusión. Y mucho peor aún si hace algo como intentar separarles para evitar una supuesta agresión. Ese tiempo de actitudes no hace otra cosa que incrementar la tensión y hacer ver lo que no es.

Cristian es bastante metemierda, lo cual viene bastante bien para lo nuestro. Igual que la facilidad de Rocío para meterse en berenjenales varios. Con varios frentes abiertos, el de Fani se reabre ahora y a buen seguro tendrá un hueco importante en la gala de mañana. Cuando Fani acusa a Rocío de vaga igual no se da cuenta que mucho no estará haciendo por la supervivencia, pero lo que es para el espectáculo se lo curra más que otros. Más que ella, sin ir más lejos. De no ser por su enfrentamiento con Rocío no sabríamos si está en los cayos.

Digo que le jueves tendremos nuevo episodio del enfrentamiento entre Rocío y Fani porque esta misma emplazó a ese momento para hablar. Pero como en realidad ya lo han hablado de un lado a otro de playa Uva veremos la sanción que les cae en esta ocasión. Rocío es sierva y Fani mortal, lo cual quiere decir que no debe haber entre ellas comunicación oral de ningún tipo. Empezaron utilizando a Ferre dios como mensajero, pero enseguida pasaron a hablarlo entre ellas. A Rocío le molesta que la llamen “pez gordo”, y Fani no lleva bien que su enemiga presuma de tener el caché más alto. Parece que en algún momento Rocío ha sugerido que por el dinero que gana Fani ella no hubiera ido. Si esto ha pasado se entiende mejor todo.

Moleskine del gato

La prueba del tensor y los banderines fue ganada por Pavón (de isla Desvalida); Rocío y Jorge (de los siervos) e Ivana y Nyno (de los mortales). Me sorprendió lo cerca que quedó José Antonio de Jorge, que hasta pudo haberle ganado. La entrega en las pruebas y su sorprendente fortaleza física son puntos a favor de este concursante.

El 83 % de la audiencia votamos a favor de que les sequen la ropa y les den dotación extra (o sea, más arroz). Confieso que voté a favor, pero ¿qué será lo siguiente? ¿Les van a hacer la manicura?

Yiya empieza a tarifar con Vicky e, incluso, con Pavón. “No soy buena ni soy vuestra hermana. Soy más mala que Caín”, dijo Yiya. Como declaración de intenciones no puede estar más claro.

Ana María igual exagera un poco cuando teniendo el ermitaño colgando de un dedo, apretando su pinza hasta llevarse un trozo de carne, me parece oír este grito: “¡Que se me lleva el brazo!”. Hombre, el brazo, lo que se dice el brazo, tampoco.

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