26 de enero (8.00-16.00 h.)
Tomás Blanco.
8.00 h: Buenos días niños y niñas, queridos todos.
Vamos allá.
8.05 h: Todos dormidos.
8.30 h: Sin novedad.
9.00 h: Las nueve y sereno.
9.30 h: Todos dormidos.
10.00 h: Las 10 y sereno, así que estaba pesando en la expulsión de esta noche. Estaba pensando que si GH fuese una película no llevaríamos ni 10 minutos y ya habría que matar a algún personaje. Normalmente, cuando se llevan menos de 10 minutos de película, todavía no ha aparecido el Conflicto Inicial, esa primera zancadilla que hay que hacerle al personaje/s. El que hace la zancadilla suele ser el archienemigo. Y si no, alguno de sus esbirros. Así que no parece muy buena idea matar al archienemigo o a sus esbirros en los 10 primeros minutos. De hecho, no parece muy buena idea matar al archienemigo hasta que falten menos de 10 minutos. Al archienemigo, a los esbirros, sí.
Lo que quiero decir es que sé que da mucho gustico coger el móvil y hacer justicia, pero si queremos divertirnos realmente, es mejor que pensemos en la película. Y en una película matarían a un personaje secundario. Te lo enseñan un rato, para que luego te de pena que se lo carguen, y luego se lo cargan.
GH es como en aquellos libros para niños, 'Elige tu propia aventura'. ¿Qué sentido tiene elegir a la primera que el libro se termine, o que empeore, aunque te caiga fatal el pirata viejo?
Pensad en los GHs que más os han gustado. Seguro que todos tenían una trama clara.
10.30 h: Todos dormidos.
10.45 h: Juan y David están desayunando. Juan se ha rapado el pelo al uno, y se ha dejado una cresta al dos.
Ego te absolvo.
10.47 h: Música y luces.
10.50 h: David, a sus 38 años es aspirante a todo. Aspirante a bombero, aspirante a motero (quiere comprarse una moto e irse de excursión con Juan), y ahora escucha la música y convertirse en aspirante a pinchadiscos y hacer un curso de pinchadiscos cuando salga. El dice DJ, pero un DJ, amigos, es un pinchadiscos. Con gorra, pero un pinchadiscos de toda la vida.
Por su parte, a Juan le gustaría bailar bien. Le gusta a él ver a la gente que baila bien en las discotecas. Molaría, dice. No se refiere al "chiqui-chiqui" de las discotecas, aclara. Se refiere a al baile, nada más.
10.54 h: Aparece Zulema en la cocina. Mucho me temo que se ha levantado con el chi izquierdo. Pero no pasa nada, hoy traigo conmigo mi diccionario Klingon. Y mi casco de papel de alumnio, por supuesto.
11.00 h: Pues no se han levantado ni hace 10 minutos y ya hay cola para la ducha. Las chicas en la cocina. Y encima no hay café. Pero luego si hay café, soluble, eso sí, pero no hay azúcar. "Seguro que está súper amargo", dice el Yo Astral de Zulema cargado de energía positiva, no hay más que verle.
En total, que todo desgracias. Y eso que Azucena sigue sin aparecer. Mary Joy no, Mary Joy está encantada: "Duermo tan bien aquí que se me cae hasta la baba", dice. Me desconcierta el "hasta". O sea ¿qué otras cosas se le caen?
11.10 h: Zulema está preocupada por la compra, cree que hay poca comida. Ariadna, ejemplo de autocontrol, aconseja:
-No hay poca comida. Hay que tener control, tía, control mental. Tienes que tener control.
-Como siga cogiendo peso no entro en mi ropa. Y ya verás tú como no entre en mi ropa, que sois todas más chiquititas -dice Zulema.
Que el Gran Elefante Rosa no lo permita.
-Necesito azúcar. Mi cuerpo me lo pide. Me noto... me noto... -dice el Yo Astral que está percibiendo que el Yo Físico le dice que necesita azúcar, cuando lo más probable es que tenga síndrome de abstinencia.
El realizador se da una vuelta por el baño. Cotorreo insustancial entre Ochoa y Alessandro. Vuelve a la cocina. Ahora el Yo Astral de Zulema percibe que el atrezzo que ha dejado el Súper, en su omnipotencia, para la prueba nueva, le envía señales de que se trata de una prueba nocturna. Recuerdan la prueba de los lobos de GH 12.
11.14 h: Nos vamos al salón. Nada más conectar, la primera intervención de Azucena es la siguiente: "Yo por no tener, no tengo ni carnet". El realizador se ve obligado a irse a otra parte.
11.20 h: Esa otra parte es la cocina. Siguen discutiendo sobre la prueba. Zulema informa que ella está acostumbrada a trasnochar:
-Trabajé en el mundo de la noche desde los 17 a los 25.
-¿Donde? -pregunta Ariadna.
-En el Space de Barcelona.
-Es muy duro trabajar de noche.
-Es un trastorno -dice Zulema.
Sí, se queda uno trastornao, efectivamente. Sino miradme a mí, que hice el turno de noche tres años seguidos.
Viruete, estamos contigo.
11.25 h: Cuando volvemos a ver a Azucena, la conversación sobre el carné de conducir ha derivado en las consecuencias legales y emocionales de ser atropellado por un conductor ebrio, o de ser un conductor ebrio y atropellar a alguien. Entre los tópicos de rigor que ensartan, entiendo que el hermano de Ariadna murió atropellado por un conductor (no sé si ebrio): "A mi hermano lo atropellaron cuando estaba en la flor de la vida. Y a él no le hicieron nada, le quitaron el carnet".
11.30 h: David y Juan haciendo las camas.
11.37 h: Ariadna explica que se sabía el libro de la autoescuela de memoria, pero: "siempre me preguntaban cosas de mecánica y era lo único que no me sabía". Y aquí tienen al cerebro humano contándose otra trola. En esta trola, el cerebro se cuenta que se sabe el libro entero de memoria. Luego dice que no, que la parte de mecánica no se la sabe, pero hace como que no lo ha oído. Después, cambia la parte que no ha querido escuchar por otro trozo en el que todo se explica por una cuestión de mala suerte, en lugar de cambiarla por algo tipo: ponte a estudiar mecánica o vuelves a suspender.
Pero el sujeto se queda encantadísimo con su historia sobre cómo no pudo sacarse el carnet por culpa de una conspiración intergaláctica.
Amigos, desde que escribo con el gorro de papel de aluminio, lo veo todo clarísimo.
11.49 h: No termina de arrancar la mañana sin una prueba. El realizador se centra en los muchachos que están jugando al billar y charlando alegremente. David quiere poner a dieta a Juan, tío, porque ya lo ha probado con otras tres personas, y si las ves no las conoces, tío, de cómo se han quedado. En tres meses te quito la barriga, tío, y la cara se te queda...
Por lo demás, nada destacable. No he visto cual de los muchachos ha dicho, en tono de burla y con voz deficiente de Darth Vader: "Luke, yo soy tu padre". Pero como no he visto quién lo ha dicho, no sé a quién se lo ha dicho. Y menos mal, porque si se lo llegan a decir a David Skywalker (y todo apunta en esta dirección) me parto por el eje y no me pongo los dodotis hasta que el disco luminoso se pone a girar.
11.50 h: Y hablando de discos. ¿El disco de Enrique y Ana, era chino, o filipino? Porque ya está bien con las dichosas canciones infantiles.
11.55 h: David está explicando que su hija le compró el crucifijo que lleva colgando. No sé cómo lo hace, pero en cuanto intento escucharle, pierdo la concentración.
Debe ser cosa de La Fuerza.
11.57 h: El Súper pide que las chicas que hicieron la compra (Ariadna y Zulema, si no me equivoco) vayan al almacén.
Al rato vuelve Zulema. Al parecer GH se ha confundido porque el café corre a cuenta de la casa y no avisaron. Los concursantes han comprado café, así que GH les quiere devolver los 5.30 € que sobran. Bueno, se los devuelve si pasan la prueba. Si no la pasan, ya verán lo que hacen.
La compra la traen hoy por la mañana.
12.05 h: Los muchachos Alessandro, Juan, y David sentados a la mesa de la cocina. ¿Qué harán? ¿Hablarán de fútbol? ¿De mujeres? ¿De las categorías del espíritu?
Pues no, amigos. Están hablando de ropa.
Dicen cosas alarmantes como: "Con ropa vieja tienes pinta descuidada".
Cosas muy alarmantes como: "A mi es que el largo así no me gusta".
Y cosas verdaderamente alarmantes como: "Combinado con algo deportivo, te da un aspecto más juvenil".
Hugo guarda silencio y Pepe no está, y esto les vale un par de minipuntos.
12.15 h: "Echo de menos celebrar misa por la mañana. Me viene bien. Me da tono vital", dice Fray Bultaco. Los zagales se interesaban por algunas costumbres del seminario (¿bendecíais la mesa? ¿Dominicos?) y Juan ha terminado confesando que lo echa de menos. Los zagales le animan a que celebre una misa de andar por casa, pero Juan explica que no puede en GH. Además: "no tengo las cosas que necesito para hacerlo". Los zagales siguen animando, que use pan de molde como cuerpo de Cristo, etc. "Ya veremos, ya veremos", desvía Juan.
12.25 h: Desvía bien, y terminan hablando de los clásicos: llevamos una semana y parece un mes, la primera gala, la próxima prueba, que imaginan dura...
Poco a poco, con pequeñas intervenciones y nunca monopolizando la conversación, Pepe se convierte en el protagonista haciendo reír al personal.
12.35 h: Seguimos muy tranquilos. Los zagales hacen tiempo y charlan amigablemente. Saltan de un tema a otro. Usos y costumbres al dormir, cuanto pesaron al nacer, cosas así. Lo más significativo de la conversación no es la conversación, sino que, a estas alturas de la mañana, metrosexuales y chicas no estén ya disfrazándose para la gala.
12.45 h: David se pone a hablar, otra vez, del gimnasio y la alimentación. Le vuelve a contar a Juan que piensa dejarle echo un Adonis. Tres meses. Le das tres meses y el cambio es radical, dice, porque hay formas de vida que tienden a pensar que necesitan más el deltoides que el lóbulo frontal. Poco a poco el personal se levanta y se va. No sé si porque hace bueno o porque ya han tenido bastante. Pero Alessandro y Noemí quedan atrapados en ese magnetismo mágico de David, que habla de cómo se hizo monitor de gimnasio y de cómo se fue metiendo y metiendo, tío, en el mundo de las pesas (sea esto lo que fuere) y de como alcanzó volúmenes insospechados y pesó 110 kilos y de como iba a concursar pero al final apareció el tema del bomberismo y lo dejó, tío. Y a mí me parece que su cerebro se dio cuenta de que si competía dejaría de ser aspirante a competidor, y entonces se le ocurrió lo del bombero para poder seguir siendo aspirante, que es lo que le mola. Postergar, retrasar, como Peter Pan.
12.55 h: Dejamos al Tío David y nos vamos al baño. Las chicas han empezado a disfrazarse. Ya estaban tardando. Ochoa le riza el pelo a Ariadna. Se producen intercambios como este:
-Mira que rizos, tía -dice Ariadna.
-Jooooder -contesta Sindia, deslumbrada según entra por la puerta.
-Yo voy a ir al trastero para dejarlo bien limpito y meter la alimentación -dice el Yo Lingüistico de Zulema.
-Vale -dice Ariadna.
-Yo siempre tiendo a echarme el pelo sobre la cara -dice Ochoa.
-Uy, que guay, tía. Eso pienso hacérmelo yo después -Sindia sigue admirada.
-Me gusta dejar la capa de abajo lisa, más larguita, y a la de arriba darle volumen -si lo explicasen en estos términos, ninguna chica suspendería física en el insti.
-Hay que ver, toda la vida alisándome el pelo y ahora vengo aquí y me lo rizo -dice Ariadna.
Con el casco de aluminio no se tienen estos problemas.
13.05 h: Ochoa sigue peinando a Ariadna. De vez en cuando vamos al jardín. Noemí le habla de su ciudad a Juan. Pepe cree que van a tener animales hasta en la sopa. ¿Tú crees, tío? pregunta David. "No van a haber hecho tanto montaje para dos días", dice Pepe, que ahora entiende porque le preguntaban tanto en el casting si le gustaban los animales.
13.10 h: Ochoa y Ariadna en el baño. La parte por el todo: "No sé si con tanto rizo el tupé me ha quedado más... Demasiado...".
13.13 h: Pasa un hidroavión. Los zagales miran a lo indio.
13.14 h: Ochoa y Ariadna en el baño. La parte por el todo: "Tía, no sé dónde está muy cepillo de puas".
13.19 h: Ariadna buscando su peine de púas.
13.25 h: Ariadna sigue buscando su peine de púas. Necesito mi peine de púas, no me puedo peinar sin él, le dice a todo el que quiera oírlo. Deambula engorilada hasta el cuarto de la lavadora y se encuentra con Azucena.
Los relojes se detienen. Una mosca que pasa se congela en el aire.
-¿Has visto mi peine? -dice Ariadna, con un par.
-No -contesta Azucena.
-Uno de púas, con el mango que acaba en punta -dice Ariadna, que está mu loca.
Azucena la mira extrañada. Aprieta los labios. Y justo cuando pensaba que iba a contestar algo tipo: "y a mí que me dices, si me han chorao la plancha", se gira. Si contesta no la oigo.
Ariadna se va bufando por el pasillo.
En el jardín Pepe canta una de los Chichos y Alessandro da palmas. Los dos regular.
13.35 h: Ochoa ha terminado de peinar a Ariadna y se acopla a la charleta soleada del jardín. Pepe sigue cantando. Alguien propone que baile en la boda de Ochoa. Ochoa encantada de hablar de su boda.
13.40 h: Están cantando canciones de catequesis. Todos, en el jardín.
No doy crédito.
13.42 h: Ah. No. Nada grave. Sólo un amago. Han parado justo cuando estaba abriendo la puerta del balcón. Todavía estoy hiperventilando, pero estoy bien. No preocuparse.
13.45 h: Siguen cantando.
13.50 h: Conversaciones esporádicas y cantos corales mientras toman el sol en el jardín.
Se impone Disney, aunque alguien se arranca con Mi mono Amedio y yo, y con Heidi. Poco éxito de crítica y público. Dos de las series para niños más detestables jamás concebidas.
14.00 h: Seguimos en las mismas. Dos cosas me han hecho gracia. Michael se sabe e interpreta, con la emoción vibrándole en la garganta, la canción de Aladdin. Y sólo se me ocurren tres posibilidades para esta casuística: (1) que el zagal tenga un arañazo y (2) una edad mental inferior a la física, y (3) que se identifique con el personaje. La segunda cosa que me ha hecho gracia es que alguien canta la sintonía de algunos dibujos que desconozco y Azucena, equipada con las botas del capitán Alatriste pero blancas, dice: "Me encanta esa canción".
Como se nota que tiene, por fin, abierto el chacra.
14.10 h: Ochoa alisando el pelo a pepe en el baño. Pepe se deja hacer cualquier cosa, el tío.
Ochoa se queda sola alisándose el pelo a sí misma. En el jardín siguen cantando.
14.20 h: Y con tanta música, el Yo Físico de Zulema dice:
-¿Quieres que te baile el baile del vientre?
Sabe bailar el vientre, amigos.
¿Quién se lo hubiese imaginado, eh?
Por lo demás, es la mañana más tranquila de la semana. No está pasando nada. Se supone que han nominado ayer, y tampoco resulta evidente ningún alejamiento, ni reproches de ningún tipo.
14.30 h: Las chicas hablando en el salón. De ropa. Azucena no se ha traído los pantalones cortos, y mira que ella tiene muchos pantalones cortos, pero no se le ocurrió, fíjate, traer los pantalones. Aquí dentro la hubiesen venido muy bien, tía, pero cómo se iba a imaginar ella que hacía tanto calor dentro de la casa con los focos.
Y así sucesivamente.
Una pena. Con lo bien que quedarían las botas del Capitán Alatriste con unos pantalones-menguantes-culo-creciente, estilo Lydia.
Ariadna, que sí ha traído pantalones cortos, explica como hizo su maleta. Le ayudó su amigo: "El Tibu".
Aparece Michael, seguido de cerca por Mary Joy. Michael se tumba en el sofá para que Ariadna le haga arrumacos. Mary Joy aprovecha para ir al baño.
14.40 h: Hugo y Noemí hablando de paintball en el jardín. Hugo: "Antes de ir pensaba: 'yo en esto de la guerra sería un artista', pero llegué allí y hago" -gesto de asomar la cabeza por detrás de una roca- "y pum, toda la cara llena de pintura".
Noemí se ríe. Se ríe porque esto es un ejemplo estupendo de cómo contar una anécdota en la que quedas regular, o incluso fatal, como Hugo, cae mucho mejor que contar una anécdota que ilustre tu propia gloria, como David.
Por otra parte, compañeros, a las chicas les gusta que te sepas reír de ti mismo. Demuestra seguridad, no inseguridad.
Ahí os lo dejo.
14.50 h: Pepe es como un niño pequeño. Todo le sorprende, lo mismo deja que le alisen el pelo, como ahora le alisa Ochoa, que deja que le tiren de los pelos de las piernas. Siempre tiene cara de perplejidad. Es tímido, habla poco y cuando habla, tartamudea. Es muy educado. Parece que no se entera de nada, o que no puede seguir las conversaciones, pero de repente, le cambia la cara, y suelta una golpe, rápido, vacilón pero con un toque canalla, y te come el corazón. Así es como lo hace.
Está encantando mientras Ochoa termina de alisarle el pelo. Le da explicaciones a todo el que pregunta. Cuando Ochoa termina le da un abrazo y dice: Gracias.
Y lo ha vuelto a hacer.
15.00 h: Mirad que pelazo le han dejao:
15.10 h: El Súper pide un cambio de pilas.
-Yo sólo he cambiado de pilas dos o tres veces -dice Pepe.
-Normal. Es que no nos interesa lo que dices -suelta Hugo.
-Es que yo lo digo todo con la expresión. Tengo la suerte de ser una persona expresiva. No como tú, que eres una persona... estática.
Minipunto.
Un rato después, Hugo vuelve a por más:
-Mira como se mira el tío -dice.
Pepe, que está sentado en el sofá, mira su pelazo nuevo en el cristal de las cámaras, al otro lado del cuarto, ni se inmuta.
-Y qué pelo -dice Sindia.
Pepe corta por lo sano. Se levanta y va a mirarse y se acabó el cachondeo. Se remira, bien remirao, y se pega un giro flamenco de la emoción que se le vuelan las gafas.
Hugo, Sindia y Alessandro se parten el eje.
-Sísisisis, esto va bien -dice Pepe, recoge las gafas del sofá, se las pone, y se da otra vuelta.
Camina hacia el espejo que hace esquina con el pasillo. Se vuelve a mirar. Se coloca el pelo y se pega tres giros. Del tirón. Acto seguido, sale hacia el pasillo. Alessandro, de pie junto a él, le mira salir y se descojona:
-Pega tres vueltas y sale como si nada -dice Alessandro, caminando hacia el sofá.
Se mean. Llaman a Pepe.
Ahí vuelve. Alessandro le convence de que entre al salón como si nada, con sus gafas de sol y su pelazo nuevo, se pegue una vuelta, y se siente en el sofá.
A Pepe no hay que decírselo dos veces.
Alessandro, Hugo y Sindia sentados en el sofá, espectantes. Pepe desaparece por el pasillo.
Vuelve con las manos en los bolsillos. Le falta la paja en la boca para ser Tom Sawyer.
-Chicos... esto, que os iba a decir -para en seco, se pega una vuelta, y sigue hacia el sofá con las manos en los bolsillos- como os estaba diciendo...
Alessandro, Hugo, Sindia y yo nos partimos por el eje.
Piden otra, pero con más flamenco.
Pepe repite la operación.
...
...
Ahora intentan vacilar a Pepe a cuenta de la comida, porque Pepe se jaló una manzana de escaquis, por lo visto.
-Que te van a llamar Pepe el manzanita -dice La Mondarinas.
-A ver ¿Qué pasa con las manzanas?
-Que el otro día, jugando al escondite, te escondiste en el almacén y te comiste una manzana -dice Hugo.
-Vaaaale. El otro día Pepe Flores se comió una manzana -dice Pepe, acercándose el micro a la boca-. Pero había muchas manzanas y yo sólo me comí una. ¿Por qué no se dice de las personas que se han comido las demás manzanas?
Los otros tres se ríen, como si supiesen algo que Pepe no sabe.
-Ya. Yo me fiaría de ti, de no ser por los antecedentes -dice Hugo.
Más risitas.
-¿Qué antecedentes? -dice Pepe.
-Los antecedentes.
-Ya, ¿pero cuales?
-Por las noches, sabes, cuando te entra mucho hambre.
-¿Qué hambre?
-Los pimientos, Pepe -dice la Mondarinas-. El otro día te comiste un pimiento por la noche que yo te vi.
-Vaaale -dice Pepe-. Pepe Flores se comió un pimiento.
Se vuelven a mear.
-Y después para comer, dos más -sigue Pepe-. Tres en total. Así que estoy en la media ¿sí o no?
Ahora Hugo no se ríe. Pero yo sí.
15.40 h: Y mientras transcribía la escena -porque escribir y reírse al mismo tiempo es complicado hasta con casco alumínico- el realizador me ha hecho el favor de darse una vuelta por la casa. Ochoa y Zulema en el baño. Juan y David jugando al billar. Luego el jardín, y en el jardín está pasando esto:
Me lo he perdido, pero Noemí está encantada, no hay más que verla. Alessandro no tanto, me imagino. El caso es que la chica se ríe y se refrota y posa la pierna dónde no la tiene que posar, y ella nota que está posando la pierna dónde no debe, y Pepe también lo nota, y nosotros no notamos nada, pero sabemos lo que significa esto de la pierna, porque nos hemos visto en las mismas alguna vez, pero ninguno, ni ellos ni nosotros, diremos nada.
15.50 h: Ochoa alaciando a Zulema.
Parece que han traído la comida.
Confirmativo. Todos se arremolinan junto a la compra y hacen comentarios de admiración: Alaaa, huevos. Miraaaa, nocilla.
16.00 h: Ariadna y Azucena colocando la compra. Los demás echan una mano puntualmente. Hasta aquí hemos llegao.
Ea, andad por lo segao.
Hasta mañana.