...y su puta madre!

telecinco.es 21/12/2009 10:28

Querido Gato:

Es la primera vez que te escribo una carta después de tantos años, pero la cosa se está poniendo de tal forma, que no me queda más remedio que poner fil a la agulla, hilo a la aguja, como decimos en catalán.

Con las palabras que titulan hoy este post, y por lo tanto esta carta, terminé el jueves pasado el programa, lo recordarás. No hace falta que te diga que a nadie en particular me refería y por lo tanto, nada tiene que ver ni con tu familia ni con la de nadie en especial. Más bien creo que no me equivoco si doy por hecho que tú hubieras gritado conmigo o hasta incluso lo hubieras hecho más alto.

Mi carta de hoy es para solidarizarme hasta las raíces contigo. Para decirte que cada comentario que te insulta, que te hiere, que pone en cuestión tu honradez, me sienta como una patada en mi propia cara.

Son ya varios los años que llevamos "trabajando" juntos. Los primeros lo hicimos sin nisiquiera conocernos y pasado el tiempo, como personas que se reconocen mutuamente y se gustan. Así de sencillo: que se gustan. A mí me gusta como tú lo haces, y tú has dicho alguna vez que te gusta algo de lo que yo hago. Nos une lo más importante: el amor incuestionable a Gran Hermano.

Tú duermes muy poco durante los meses que dura nuestro concurso y yo no te ando a la zaga, aunque cada día me lo permiten menos los médicos, si no quiero dejar la salud y , sobre todo, la memoria, entre las sábanas de mi cama siguiendo las 24 horas y leyendo hasta el último de los miles de comentarios de los blogs que nos atañen.

He aprendido mucho gracias a ti. He aprendido teorías, leyendas, historias, apreciaciones, argumentos; he observado con otros ojos comportamientos dentro de la casa de Guadalix gracias a tus palabras o a las palabras de los comentarios que llegan al Gato Encerrado.

Me he deslumbrado y emocionado muchas veces y algunas de ellas las he compartido en directo con los seguidores de GH. La mayoría de los telespectadores no sabían de lo que les hablaba, pero otros, cada año unos cuantos más, se daban inmediatamente por aludidos y así lo comentaban en el propio blog.

No siempre he estado de acuerdo contigo, ni falta que hace. No siempre he sido feliz leyendo lo que escribías y eso me parece sano. En ocasiones me he cabreado con comentarios de gatunos famosos, pero he callado porque me importa más que existan, que responderles. Año tras año, he intentado seguir la pista de los que más me interesan y año tras año he tenido que revisar mi opinión sobre ellos. Eso es una de las cosas que me atrapan de tu blog: nunca puedo dar a ninguno por cierto, por seguro, porque los seguidores de GH que escriben en tu blog son tan independientes como tú mismo.

Este año por ejemplo, por citar un nick, no suelo comulgar casi nunca con Senador que era total santo de mi devoción otras ediciones. El demuestra con sus palabras estar muy lejos de mí y , aunque no te niego que me duele un poco el corazón, lo leo, trago saliva y sigo adelante. No comparto, pero lo busco, lo busco, siempre.

Y como él otros cuantos, los más fieles, los más serios, los más respetuosos, los más divertidos, aunque digan que no les gusta nada lo que ven o lo que oyen.

Esta carta se titula "...y su puta madre" porque ésa fue una expresión que me salió del alma. Soy capaz de asumir todas las críticas que me hagan por mi trabajo, estoy acostumbrada y las considero unidas inexorablemente a mi sueldo. Lo que me cuesta un poco más es que casi ninguna explicación que pueda dar y, de hecho haya dado, sirva para aclarar malos entendidos o entender posturas que durante estas semanas de concurso haya ido tomando como presentadora.

Sé que Internet es anónimo, sé que mucha gente se asoma a nuestros blogs sin intención de compartir o entender, como también sé todo lo contrario; pero lo que me hace perder pie y de ahí mi expresión extemporánea, es que se repita casi lo mismo semana tras semana porque de verdad no sé ya cómo decir que no tengo favorito. Espero que admitan que no puedo callarme siempre lo que pienso de los comportamientos en la casa, aunque no pretendo influir con mis palabras a la hora de votar y no me importa si gana uno u otro concursante. No reparto los tiempos de las entrevistas, no confecciono los guiones de las galas, no edito los vídeos... ¡ya me gustaría saber hacer todo eso! No pretendo dañar a nadie, nunca me he dirigido a ningún concursante o familiar con la intención de menospreciarle o hacerle sentir mal.

Pero mi trabajo requiere pringarse y pringarse suele ser más incómodo que callarse. En todo caso, y no sería esta la primera vez, si a alguien ofendí, siempre, absolutamente siempre, tendré a mano mi petición de perdón. Los concursantes y sus familias y amigos saben lo que ellos son para mí, para nosotros: la pieza clave de un entramado muy complejo en el que trabajamos muchos para que muchos más lo pasen lo mejor posible.

Tú, Gato, has hecho mucho en ese sentido. Ya sé que habrá gente que piense que Gran Hermano no te necesita y, sin embargo, para mí eres una pieza muy, muy importante.

Gracias a tí, entre otros, la comunicación por Internet de nuestro programa ha crecido y se ha enriquecido. Gracias a tí, mucha gente sigue los sucesos de la casa desde lejos y observa el concurso con ojos críticos, gracias a ti, servidora: su presentadora, se ha enterado en muchas ocasiones de cosas que estaban pasando o habían pasado en la convivencia de esa casa, que se me habían escapado. Es decir Gato: gracias por tu amor a nuestro querido GH, gracias por tus noches sin dormir, gracias por apreciar nuestro trabajo, gracias por intentar contrastar las informaciones que afectan a los concursantes aunque no siempre sea del todo posible, gracias por valorar tanto este formato de televisión del que tanta gente sigue preguntándose, a estas alturas de la película, por qué nos fascina tanto y tantos otros lo seguimos viendo como la película por entregas más fascinante.

Para terminar esta carta, quiero compartir algo contigo que sé que te va a gustar: esta tarde fría de Domingo de Diciembre he subido a Guadalix a felicitar la Fiestas y compartir con mis compañeros un tortel de Reyes que unos espectadores cariñosos me hicieron llegar el Jueves pasado. ¿Cómo explicarte Gato que nada podría pagar ese rato de comentarios y opiniones compartidas alrededor de un trozo de pastel riquísimo y un café con leche con los que estaban haciendo su trabajo, algunos pasando mucho frío, sobre todo esos que sujetan las cámaras en los ya famosos pasillos de la cruz de cámaras, desde donde se sigue la vida de los concursantes que siguen luchando por el premio? Nada podría pagarlo Gato, y tú lo sabes.

Estoy convencida de que habrías sido feliz con todos nosotros esta tarde en ese rincón de la sierra de Madrid. Como lo estoy de que cuando me escuchaste decir: "...y su puta madre" sentiste que tú podrías estar en ese momento en mi garganta gritando lo mismo.

A todos los que leéis estos posts, como dicen en nuestro Bolo, a todos sin excepción, os dejo mis deseos de la mejor Navidad posible y a tí, mi Gato querido una caricia especial.

M.