Grecia sigue bajo el fuego de más de medio centenar de incendios, que hoy se han cobrado su primera víctima. En palabras de su primer ministro, todavía queda por vivir lo peor. Los equipos de extinción están desbordados, no dan abasto para sofocar unas llamas que devoran las casas y vehículos que se encuentran a su paso y que han obligado a desalojar a miles de turistas. Las altísimas temperaturas y un viento que no cesa se han conjurado para avivar el peor infierno en décadas.
La quinta ola de la pandemia registra hoy en nuestro país el mayor descenso de los últimos días en incidencia acumulada. Aunque el riesgo sigue siendo extremo, España se sitúa por debajo de los 600 casos por cada 100.000 habitantes por primera vez en tres semanas. Aun así, Sanidad ha notificado, de nuevo, más de 21.000 nuevos contagios y 75 personas han fallecido en las últimas horas.
Concluye una semana con un marcado descenso de la incidencia, que desde el lunes ha bajado 82 puntos. Sin embargo, la presión hospitalaria todavía no nota ese alivio. El número de pacientes ingresados en las UCI sigue aumentando. Son casi 2.000 y ya suponen el 20%. También es muy elevada, 520, la cifra de fallecidos que ha dejado el virus en los últimos siete días.
Aunque España es el país europeo menos reticente a las vacunas, todavía hay quien se resiste a ponérsela. En el caso de trabajadores que atienden a diario a personas vulnerables esta negativa puede acarrear más contagios y muertes. Por eso, el Gobierno estudia con las comunidades autónomas obligar a los sanitarios a vacunarse, como ocurre en otros países.