Alarma sanitaria en Barcelona por el auge de intoxicaciones con golosinas de cannabis: "Pueden producir una sobredosis"
El Hospital Clínic de Barcelona ha advertido sobre el preocupante aumento de las intoxicaciones por consumo de golosinas con cannabis: "Pueden producir una sobredosis"
El gran peligro de las golosinas con cannabis reside en la elevada concentración de THC, el principal componente psicoactivo de la marihuana
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El Hospital Clínic de Barcelona ha lanzado una seria advertencia sobre el aumento de las intoxicaciones por consumo de productos comestibles con cannabis. Según un informe reciente de su Unidad de Toxicología, las intoxicaciones por cannabinoides sintéticos, presentes en galletas, gominolas o chocolatinas vendidas en tiendas de cannabis, se han duplicado en los dos últimos años.
“El año pasado vimos casi 40 casos de este tipo”, explica Emilio Salgado, responsable de la unidad. Las víctimas más frecuentes son mujeres y turistas, muchos de los cuales consumen estos productos sin conocer su potencia ni los riesgos que conllevan.
Diez veces más potente que un porro
El gran peligro reside en la elevada concentración de THC, el principal componente psicoactivo del cannabis. “Estas sustancias de nueva síntesis aumentan la potencia desde el punto de vista psicotrópico. Pueden producir una sobredosis en personas no habituadas”, alerta Salgado.
El efecto, además, no es inmediato. Al ingerirse por vía digestiva, los síntomas tardan más en aparecer y también en desaparecer, lo que lleva a muchos usuarios a consumir más de la cuenta creyendo que no les ha hecho efecto. Esto puede derivar en estados de ansiedad, paranoia o incluso hospitalización.
El control, un reto pendiente
La ley prohíbe que estos productos contengan más de un 0,2% de THC, pero los controles son insuficientes. A ello se suma el mercado ilegal. Los Mossos d’Esquadra han desmantelado recientemente una banda que elaboraba de forma clandestina productos como palomitas bañadas en grasa de THC, además de golosinas y alimentos salados.
El Clínic considera que estas prácticas representan “un riesgo de salud pública” y pide una mayor regulación e inspección para evitar nuevas intoxicaciones.
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