Es la historia en la que se ha visto envuelto un matrimonio norteamericano. Fueron acusados por abandonar a una hija adoptada. Lo que se ha sabido después es que no era tan niña cuando la llevaron desde Ucrania y que, además, era una auténtica psicópata.
Un relato criminal que parece una película con una aparentemente adorable niña de origen ucraniano, adoptada en un orfanato de Florida.
Cuando la acogieron con, supuestamente, seis tiernos añitos, ya les pareció a Cristine y a su marido que la chiquilla no tenía la edad que decía; con el periodo y su desarrollo, sospecharon desde el principio. Además, la criatura, siempre según la madre, intentó asesinarles varias veces: poniendo lejía en el café o amenazando, cuenta ella, con atacar a algún miembro de la familia.
Tan sólo tres años después de la adopción, los padres, que ahora se han entregado, dejaron en un piso alquilado a Natalia, y, como en las películas de fugitivos se mudaron a Canadá.
Ahora, las autoridades les acusan de haber abandonado a una menor pero la madre insiste en que el angelito supera en realidad los veinte años; y que padecía un síndrome; similar al enanismo. Un telefilm de lo más real, a la espera de juicio.