Las nubes fluctus aparecen en su mayoría cuando hay viento o inestabilidad. Su forma es muy similar a la de las olas del mar, y su proceso de creación, en parte, también. En el mar, cuando el viento es fuerte y entra en contacto con el agua, levanta la superficie generando oleaje. En el cielo, los dos factores que entran en juego son dos masas de aire que se mueven a diferentes velocidades o distintas direcciones, que al chocar, crean esta forma de cresta.
Aún así, también pueden aparecer en inversiones térmicas, es decir, en la zona de separación de las dos masas de aire, cuando puede predominar el tiempo estable.
Aunque sean un fenómeno muy poco común, Van Gogh ya las vió en su día. Pues se dice que inspiraron al artista para dibujar 'La noche estrellada', donde se ven varias estrellas grandes y amarillas, junto a nubes azuladas con forma de espiral que cubrían todo el cielo.
Si tienes la suerte de verlas, no mires a otro lado, porque solo duran unos instantes. Además, son muy difíciles de formar, a pesar de que su procedimiento no parezca del todo complicado, por eso su presencia es tan especial. Suelen formarse cuando se acercan huracanes, borrascas o ciclones tropicales.
Así, el temporal frío, de lluvias y viento, que acompaña a la capital estas últimas semanas, ha hecho que desde Madrid se puedan ver este tipo de nubes tan poco común y que tanto llama la atención si miramos al cielo.