Están perfectamente organizados para lograr su objetivo: cortar la carretera AP7 a la altura de Figueras, en Gerona, y causar retenciones durante todo el día. Se dan cita de madrugada en un aparcamiento y de ahí parten todos en fila india, en dirección norte por la autopista, hasta juntarse con otro grupo mayor que ya tiene preparado el material para las barricadas caseras: neumáticos, pancartas, banderas… No les resulta difícil, se establecen en mitad de la carretera a las seis y media de la mañana y lograr interrumpir la circulación durante siete horas. El enfado de los camioneros que se enfrentan a ellos, no les hace desistir: solo la intervención de los Mossos d’Esquadra a media mañana permite finalmente levantar la barrera humana. Lo hacen uno a uno, con tensión, pero sin cargas violentas hasta despejar asfalto. Lo que no logran los agentes es evitar los atascos. Los soberanistas, coordinados por el Comité de Defensa de la República, que reclama la libertad de los que definen como presos políticos, se van con su protesta a otra carretera, la A2, y siguen poniendo a prueba la paciencia de los conductores.